Las parábolas hacen pensar, y la gente no quiere pensar. Lo quiere todo hecho. Nos gustan las homilías cortas, es más, no no gustan las homilías. Jesús se ve que desesperaba un poco a los oyentes. Jesús, ¿por que no hablas con más claridad? Por que hay cosas que no son solo para ser oídas, tienen que ser entendidas. Jesús no transmite solo información. Un profesor que te va a preguntar a final de curso para calificarte es mejor que no se vaya por las ramas. Pero Jesús no es un profesor que enseña una determinada ciencia o saber. Jesús no busca incrustar conocimientos en la cabeza.. Jesús busca cambiar el corazón, Jesús busca cambiar la mentalidad, la forma de pensar del discípulo.  Y para eso no basta transmitir información, instrucciones claras. Su método tiene que ser otro. Por eso les habla en parábolas, para que piensen, para que se les rompa la cabeza, a ver si así, de tanto romperse la cabeza se les abren los ojos. Y de esa manera aprendan también a aguzar el oído.

Cuántas gracias tenemos que dar a Dios por todo lo que sabemos, por todo lo que comprendemos, por todo lo que hemos visto. Gente más inteligente y más cultivada que nosotros no lo ven. No conocen al Señor. Sea como sea hemos visto y oído las cosas que otros no son capaces de ver ni oír, ¿por qué será?. Misterios del corazón humano. Pero cuántas gracias hay que dar.