Una pregunta que uno puede hacerse ante la explicación de esta parábola del sembrador es: ¿cuál de esas será mi situación?. Hombre, vamos a ver, si estás leyendo los comentarios diarios al evangelio, no ocasionalmente, sino por que buscas una luz en tu vida, está claro que eres alguien que es buena tierra. Si das fruto al 100, al 50 o al 20 mejor que no lo valores tú mismo. Vamos a dejarle eso al Señor, que seguro que sales beneficiado.
En realidad la parábola describe situaciones muy comunes. Gente que oye la palabra y le resbala. Cuántos amigos y compañeros, incluso familiares que han tenido las mismas oportunidades que yo de conocer al Señor y han pasado, directamente. También conocemos personas que han vuelto entusiasmados de un retiro o una peregrinación y a las pocas semanas han perdido todo el fuelle. U otros que se han propuesto seriamente llevar una vida cristiana pero entre las amistades, los ambientes, la presión del trabajo o lo que , han sucumbido. También hay otros que siguen al Señor desde hace mucho tiempo. No se creen gran cosa, a lo mejor tampoco lo son, pero no han abandonado el camino. La palabra ha fructificado en ellos y, como el Señor también explica en otras parábolas, imperceptiblemente, crecen.
Por otro lado las situaciones que describe la parábola también pueden reflejar situaciones por las que pasamos en distintas etapas o momentos de nuestra vida. Hay ocasiones en que soy terreno pedregoso, otras veces mi tierra es de mala calidad o he dejado que crezcan malas hierbas y otras he sido tierra buena.
Lo importante es no olvidar un par de cosas: el sembrador no deja nunca de sembrar y lo sembrado lo natural es que germine.
Querido hermano:
Es triste ver a muchos cristianos nominales que, cuando se les solicita un poco de compromiso, o cuando tienen que salir del anonimato social y defender su fe ante los demás, pierden la alegría de la fe y la sustituyen con otras cosas más inmediatas y directas y cómodas.
Están también los que se bautizaron, los que, de pequeños, iban a catequesis, los que hicieron la comunión y confirmación, pero todo en pasado, pues el mundo les ha ganado con sus preocupaciones y la seducción del dinero, dejando a un lado a Dios.
Mi testimonio es que cada día me levanto con la necesidad de encontrarme con Dios a través de su Palabra. Antes de desayunar necesito el alimento espiritual. Me dispongo a que Dios me hable… y me habla.
Virgen Santísima María, purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente el Santísimo Rosario cada día. Tu hermano en la fe: José Manuel.
“Tu Palabra es antorcha para mis pasos, luz en mis senderos.”
No olvidéis que leer la Biblia genera vida, produce cambios, sana corazones, construye carácter, transforma circunstancias, imparte alegría, supera adversidad, vence la tentación, infunde esperanza, libera poder y aclara la mente.
Sé dócil, no pongas dificultad para que Dios pueda sembrar en ti el plan maravilloso para el que has sido creado.
Eres importante, tu vida está llamada a dar fruto abundante. No temas y no pongas límites a lo que Dios quiere hacer en ti.
Dice el salmo: “Tu Palabra es antorcha para mis pasos, luz en mis senderos.”
Virgen Santísima María, purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente el Santísimo Rosario cada día. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Buenos días,
De acuerdo con que el comentarista Jose Manuel dice, que existen muchos cristianos que a la hora de dar testimonio ante el mundo se achantan, quiza porque no estan llenos de Dios. Desde mi vida en el compromiso con el Señor, de seguirle y serle fiel, tengo muchos momentos en que soy tierra del camino, y otros en los que soy piedras aunque creo que las mas de las veces soy espinos. Aún así, soy consciente de que muchas veces soy tierra buena, porque veo como el Señor actúa a traves de mí, lo que me hace sentirme agradecida y dichosa por ser su instrumento, y le pido para que cada vez mas veces mi corazon sea tierra fértil donde su siembra de más fruto.
Creo que en esta parábola, además de ser tierra buena podemos ser también ayudantes del Sembrador. Primero con nuestra vida Cristiana ayudando a los demás y, si ha lugar, aportando algún consejo.
Gracias, padre.