La primera lectura de hoy es muy importante para la historia de Israel, y la nuestra. El rey Ciro marca el fin del destierro y una nueva época, en la cual se restaurará el Templo. Ha acabado el tiempo de purificación, de humillación, por medio de un pagano.

Esto nos enseña varias cosas, creo yo. En primer lugar, que Dios se puede servir de toda persona para enseñarnos y para actuar en nuestra vida. No solo de los más santos que nos acompañen en nuestra vida espiritual, sino de cualquiera, ¡incluso de los que vemos en el telediario y, quizás, nos causen cierta repulsa o desagrado! Como veíamos ayer, sus planes no son nuestros planes.

En segundo lugar, que aun aquellos que «no son de los nuestros» pueden jugar a nuestro favor. Recordemos también las palabras del Señor: «el que no está contra nosotros, está con nosotros». No seamos de aquellos que quieren que baje fuego del cielo, de esos hay muchos, pero el Señor los corrige. Tratemos de reflexionar hoy sobre quiénes son los Ciro de nuestra época, de nuestro alrededor. La Palabra de Dios para hoy es «viva y eficaz».