Tiempo de acción de gracias, de petición de perdón y de peticiones. ¿Cuándo es el mejor momento? Pues es fácil de contestar: Siempre.

Hace un par de días se celebraba el funeral por Jorge. Con 51 años a finales del año pasado se le detecta un tumor inoperable en la cabeza y le daban sólo unos meses de vida. ¿Para que usar ese tiempo? Para pedir perdón, para dar gracias y pedir por los demás. Y así lo hizo, sus “témporas” duraron nueve meses. Aprovechó para cuidar y querer a sus cuatro hijos, a su esposa, a acercar a los amigos a Dios –“Ya que vienes a verme me llevas a Misa y luego tomamos un café”- y dar gracias a Dios por ser su hijo, y saber que la muerte no era el final, sino un encuentro con su Padre Dios. Así, en su funeral, de un simple lotero – se trabajo era en una expendeduría de lotería nacional-, vinieron cientos de personas, con más gente casi fuera de la iglesia que dentro…, y no era un templo pequeño.

Hoy no me da la vida para más. Tal vez tu y yo no tenemos tan clara la certeza y la proximidad de la muerte. Tal vez pensemos que nuestras témporas serán más adelante, pero la vida es muy corta. ¿Por qué no comenzamos hoy a dar gracias, a pedir perdón y a pedir por todos? Comenzamos hoy y seguimos mañana, y mañana, y mañana…, hasta que sólo podamos dar gracias.

Hoy misterios luminosos, la vida pública de Jesús, de la mano de María comienza tus témporas.