«En la Iglesia no hay más que gente mayor» (hagamos como Zacarías hace unos días que dijo que él era viejo mientras que su esposa, Isabel, era de «edad avanzada»). Se oye mucho esta profunda reflexión: dentro de muy poco se vaciarán las iglesias, por que solo va gente mayor. Llevo oyendo esto desde que era pequeño, hace ya unas décadas, y sigue habiendo gente en la iglesia:

Los viejos se renuevan.

Siempre hay viejos en la iglesia.

Para empezar. Son los viejos los que sostienen la iglesia (¿media de edad de los suscriptores de la financiación de la Iglesia?), además los viejos también tienen alma y también tienen que salvarse y, sobre todo, han dedicado toda su vida al Señor, han demostrado una fidelidad y una lealtad a prueba de bombas y han perseverado. Me impresiona que haya gente que ha vivido guerras, crisis, cambios de régimen, cambios de mentalidad, costumbres, todos los avatares de la vida… y siguen siendo fieles.

Valoremos a los viejos, perdón, ancianos; mejor…, gente mayor.

La profetisa Ana, por su fidelidad y perseverancia, vio al Señor, y pudo hablar de él a «todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén»