PRIMERA LECTURA
Os daré un corazón nuevo y os infundiré mi espíritu.
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 23-28
Esto dice el Señor:
«Manifestaré la santidad de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque vosotros lo habéis profanado en medio de ellos.
Reconocerán las naciones que yo soy el Señor – oráculo del Señor Dios -, cuando por medio de vosotros les haga ver mi santidad.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios».
Palabra de Dios.
Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19
R. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias.
Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R.
Aleluya Cf. Sal 94, 8a. 7d
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.
EVANGELIO
A todos los que encontréis, llamadlos a la boda.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que dijeran a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».
Palabra del Señor.
El Evangelio de hoy nos recuerda que Dios es inclusivo; no da a nadie por perdido, nos vincula a todos en su amor: «A todos los que encontréis, buenos y malos, traedlos al banquete».
Pero, cuidado, hay algo en lo que Dios no puede intervenir: tu libertad. No va a obligarte a que le ames, no va a romper tu libertad. El amor de Dios es un misterio de generosidad y desproporción, pero nunca va a someternos por la fuerza.
De hecho, el Evangelio nos dice que los invitados al banquete no quisieron acudir: «Mi banquete está preparado. He matado becerros y cebones, y todo está a punto. Venid a la boda». Pero ellos no hicieron caso. Dicen que «no hay mayor desprecio que no hacer aprecio».
Una comida era un encuentro social que confirmaba el estatus, era un medio para estrechar vínculos, crear relaciones y negocios. Por eso, rechazar la invitación era una ofensa grave a quien te invitaba.
Lo que sí es totalmente revolucionario, pues, el Señor se dispone a sentar a su mesa a quienes, en razón de su categoría, nunca habría sentado. Jesús también comía con pecadores y recaudadores de impuestos; fueron muchos los que criticaron este hecho.
Dile sí al amor y vive en su frecuencia. La vida produce vida. El amor lo restaura todo. Reza cada dia el Santo Rosario con la Virgen Maria nuestra Madre del Cielo y de la tierra.
Tu hermano en la fe: José Manuel
Muchos son los los llamados y pocos los elegidos …. Me sobrecogen tus palabras Señor xq es verdad q tu gracia es totalmente inmerecida y gratuita pero también lo es tu infinita misericordia y como dice danta Teresa antes me cansare yo de pecar q Tu de perdonarme… Perdóname señor x un millón de vez mas Tu sabes que te quiero….
Nos encontramos hoy con la Lectura del Evangelio de San Mateo, que relata cómo el Pueblo de Israel renunció a participar en la construcción del Reino de Dios, a pesar de haber sido elegido, honrado y protegido; su tendencia a adorar a dioses hechos con sus manos, hacen que se separe de su Creador. Hoy el Pueblo de Israel, desconoce otra cosa que el ateísmo más extremo de Tel Avid o el rigorismo formal de quienes imponen su tradición cerrada frente a Dios. Es triste que quienes tanto recibieron, entre otros al mismo Jesús, a María, a José y a todos los Apostoles y Profetas, hayan roto su alianza, salvo en las apariencias.
Y ahora nos toca a nosotros, buenos y malos, que hemos recibido la llamada a participar del Reino de Dios, a ser Piedras Vivas de Salvación, vivamos con alegría nuestra llamada, la vocación a ser de Dios.
Aquí no cabe la tibieza, ni la conformidad con el pecado, con la maldad, pues nos hace incompatibles con el Sumo Bien, con Dios. Busquemos y hagamos el Bien que Dios pone en nuestro corazón.
La Libertad, nunca lo olvidemos, es la posibilidad de hacer y llevar el Bien, al prójimo, a todo prójimo, pues quien hace mal, sólo realiza un acto irracional contra si mismo y contra la humanidad.
Culto, cultura y cultivo, tienen la misma raíz, y requieren un esfuerzo mantenido, constante, cotidiano, para llevar la realidad hacia lo mejor.
Abracemos a Dios, seamos Iglesia Militante, unida a la Purgante y a la Triunfante, que es Una.
Y pongamos el vestido de fiesta en nuestro cuerpo, gracias a los Sacramentos que nos regala la Iglesia, a la Oración confiada que nos ha enseñado la Iglesia, y a nuestras obras de Amor, que también debemos a la Cultura que la Iglesia ha patrocinado.
Vayamos al Padre con el Espíritu Santo, en presencia de Jesús, María y José. Preparemos la celebración de las Bodas del Hijo de Dios.
Es extraño que donde haya banquete, fiesta, bebida, no quiera la gente participar. Pero si es aun observable, que la mayoría nos motivamos a congregarnos con quienes entendemos ayudaran a impulsar nuestras Agendas sociales, profesionales, políticas, y lo contrario con aquellos a quienes consideramos Pobres.
La verdadera riqueza, el verdadero poder los abrazan la pobreza y humildad de Dios, pero las idolatrías del mundo nos tienen cegados a ello. No queremos ir al banquete del Seńor. Estamos convencidos que nuestros intereses humanos alli no “caminan”. Ponemos nuestra confianza en poderes humanos que desgastan, son pasajeros, decepcionan, acortan nuestra existencia y arruinan nuestra salud.
Gracias Blanca por tus comentarios tan emotivos