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«…el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará»
Uso un coche coreano, y no quiero otro. Son buenísimos. Y asequibles. Si no fuese por que cada año se celebra esta fiesta de un señor coreano (cuyo apellido parece la marca de un coche) y 103 compañeros, creería que los coreanos solo saben hacer coches y gimnasia rítmica. Los occidentales somos así de arrogantes. Dicen que la iglesia en Corea es vibrante y crece.
Estos mártires dieron la vida por Cristo apenas 100 años después de llegar la fe a aquellas tierras. ¿Qué hubiera sido de sus vidas de no haber muerto mártires? No lo sabemos, pero una cosa es cierta: gozan de la gloria del cielo por que no temieron perder su vida. Impresiona la fe y el amor a Cristo de esta iglesia jóven.
Hace pocos días ha fallecido un sacerdote amigo del que he recibido muchas enseñanzas valiosísimas. La más valiosa de todas era muy sencilla y vale para iluminar la vida entera: «Cualquier cosa, menos perder a Jesucristo»
Querido hermano:
Al igual que la maternidad completa, en la fe también tenemos que concebir, es decir, «escuchar la Palabra de Dios» y después, tenemos que dar a luz, es decir, «ponerla por obra».
Pero, al mismo tiempo, se debe rechazar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con la lógica de la encarnación. Existe el riesgo de que algunos momentos de oración se conviertan en excusa para no entregar la vida en la misión.
En fin, en la fe no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos sociales sin una espiritualidad que transforme el corazón.
Escuchad la Palabra de Dios y ponedla por obra. Rezar el Santo Rosario cada día, en compañía de la comunidad, o en familia. Pidamos por intercesión de la Virgen Maria. Por las personas que no encuentran trabajo. Por los que pasan hambre. Cada día. Tu hermano en la fe: José Manuel.