PRIMERA LECTURA
Dios mismo nos ha enseñado a amarnos los unos a los otros.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 4, 9-11
Hermanos:
Acerca del amor fraterno, no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros los unos a los otros; y así lo hacéis con todos los hermanos de Macedonia.
Sin embargo os exhortamos, hermanos, a seguir progresando: esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros propios asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.
Palabra de Dios.
Sal 97, 1. 7-8. 9
R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R.
Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.
Aleluya Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Os doy un mandamiento nuevo – dice el Señor -:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.
EVANGELIO
Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
“¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».
Palabra del Señor.
¿Hay mejor parábola que, ésta de los Talentos, para explicar el Reino del Amor de Dios?
Dios nos ama infinitamente, nos da la vida, la salud, la misericordia, el equilibrio, el perdón,…y nos pide que amemos, que perdonemos, que seamos uno con quien tiene necesidad de nuestro amor, nuestro apoyo, nuestra comprensión,…
Amemos para proclamar el Reino del Amor de Dios como fruto del Espíritu Santo que llevamos en nuestro ser.
Oremos con confianza al Padre para que, en cumplimiento de la Palabra del Hijo, nos conceda al Santísimo Espíritu de Dios, siempre en presencia de Jesús, María y José, los tres pobres fundadores de la Iglesia
Comienzo con dos frases proverbiales de este gran hombre: “No ames a Dios por la recompensa; que Él sea tu única recompensa.” y “Conócete, acéptate y supérate.”
Son dos frases que reflejan la clave y el sentido del Evangelio de hoy. Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y les dejó encargados de sus bienes. A uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos y a otro uno.
A cada cual según su capacidad. Sabemos que algunos produjeron el doble de lo entregado pero el que había recibido un talento, lo enterró en tierra y le dio la razón por la que lo había enterrado: “Señor, sé que eres hombre duro, que cosechas donde no siembras y recoges donde no esparces. tuve miedo y escondí tu talento en tierra. Aquí tienes lo tuyo.”
Dicen que el talento es más barato que la sal de mesa, pero lo que separa a la persona talentosa del éxito es un montón de trabajo duro.
“Has sido fiel en lo poco… Pasa al banquete de tu Señor.”
Hace unos días disfruté de la película “Agustín, hijo de sus lágrimas.” La historia nos dice que Agustín era un hombre inteligente, talentoso, resuelto, que buscaba la verdad, que dio mil vueltas en su vida para descubrirla y que al final se encontró con ella en persona.
Agustín no escondió sus talentos: los multiplicó. Fue muy bueno, pero no se conformó con el éxito humano. Buscó la verdad de su vida desde la humildad y accedió a ella desde el amor.
Él decía que los que no quieren ser vencidos por la verdad, serán vencidos por el error, sabiendo que la perfección de un hombre es descubrir sus imperfecciones.
¿Estás multiplicando tus talentos? ¿Estás dando lo mejor de ti mismo, de ti mismo? ¿Estás buscando la verdad? ¿O te conformas con “ir tirando”, cediendo a tus pasiones, moviéndote únicamente por pasiones y deseos?
Reza el Santo Rosario cada día. Pido por los que buscan la Verdad. Por la Paz.
Querido hermano:
Para que tu vida produzca fruto debes esforzarte, renunciar a lo filiación y cómodo y saber que tu vida debe ser útil para ti y para otros. Entrega tu vida a ideales grandes. No falsees lo que eres, aún cuando haya personas que aplaudan la mediocridad y la mentira.
Jesús nos dice: “Al que tiene se le dará y tendrá de sobra. Pero al que no tiene, aún lo que no tiene se le quitará.” No es injusticia ni iniquidad. Jesús está diciendo que el esfuerzo y el entregar la vida tienen resultados maravillosos.
Termino con unas palabras de San Agustín: “Conócete, acéptate y supérate. Debes vaciarte de aquello de lo que estás lleno para que puedas ser llenado de aquello de lo que estás vacío.”
Rezamos juntos a la Virgen María, El Santo Rosario de cada día. Por la Paz en el Mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel.
Esta parábola nos hace entender lo importante que es tener una idea verdadera de Dios. No debemos pensar que Él es un patrón malo, duro y severo que quiere castigarnos. Si dentro de nosotros está esta imagen equivocada de Dios, entonces nuestra vida no podrá ser fecunda, porque viviremos en el miedo y este no nos conducirá a nada constructivo; de hecho, el miedo nos paraliza, nos autodestruye. Estamos llamados a reflexionar para descubrir cuál es verdaderamente nuestra idea de Dios. Ya en el Antiguo Testamento Él se reveló como «Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad» (Éxodo 34, 6). Y Jesús siempre nos ha mostrado que Dios no es un patrón severo e intolerante, sino un padre lleno de amor, de ternura, un padre lleno de bondad. Por lo tanto, podemos y debemos tener una inmensa confianza en Él. (Francisco, Ángelus, 19 noviembre 2017)