Ayer comí con unos amigos en la que entraba en la casa un toro de 400 kilos como si no pasara nada. Tengo fotos que no os voy a enseñar. Es un toro bravo/manso. Criado a biberón por sus dueños pues la madre lo rechazó, pero es negro zaino, con una cornamenta importante y grande, muy grande. Confías en que los dueños te dicen que no hace nada, pero como le dé un estornudo tonto te saca un ojo con el pitón. Ciertamente no hizo nada, no tiró nada y sigo con un par de ojos. Eso es confianza.
Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
Esto no es un simple añadido a la parábola por parte de Jesús. El juez injusto sólo piensa en sí mismo, a Dios le importas. Si, ya sé que sabes que a Dios le importas, pero ¿nos lo creemos? Fijaos, Dios que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por nuestros pecados ¿Piensas que está para amargarte la vida? Si los dueños de un toro me dicen que no tenga miedo de que no hace nada y me fío ¿no voy a fiarme de Dios?
Por eso orar vale la pena, nunca es una pérdida de tiempo. Orar no es decirle a Dios lo que tiene que hacer, es ponerse completamente en sus manos sabiendo que hará lo mejor, aunque de momento no lo entienda. Cuando uno peina canas (yo no, que soy calvo como un huevo de codorniz), y miras tu historia te das cuenta de las maravillas que Dios ha ido haciendo en tu vida, aunque tu ni las elegiste, ni se te ocurrieron e incluso lo pasaste mal en esa época…, pero Dios siempre hace justicia y hace muy bien las cosas.
Ahora se lleva mucho lo de sanar las heridas del pasado, como si se pudieran eliminar y aquí no ha pasado nada. El otro día escuchaba al filosofo Higinio Marín /el filósofo, no el futbolista), que os recomiendo, hablar sobre las arrugas. Las arrugas en una persona cuentan su historia, sus luchas, sus victorias y sus derrotas, por ello las arrugas son hermosas. Ahora queremos poner bótox y que desaparezcan, pero el tiempo de estar llamando a la puerta también es un tiempo de gracia.
Ya no sé si a la Virgen se le puede llamar medianera, corredentora o cómo, lo qué si sé que es la que me dice: Sigue llamando, que a Él le importas. Me fío más de la Virgen que del toro.