Comentario Pastoral
LA PALABRA DE DIOS ES VIDA Y LUZ

La liberación y la consolación se realizan plenamente en estos días luminosos que prolongan el gozo de la Navidad. Parece como si la Iglesia estuviese obsesionada por proclamar el mensaje contenido en el admirable prólogo teológico del evangelio de Juan, que vuelve a leerse hoy. Es una página célebre, un texto precioso, una perícopa fundamental

Se nos define a Dios como ‘palabra». El término griego que emplea el evangelista es «logos», que significa palabra y significa también pensamiento. El pensamiento no se hace consciente sino cuando se expresa, así como la luz no se hace visible sino cuando se refracta. El pensamiento divino se ha realizado en una existencia humana y la plenitud de la vida se ha manifestado en Jesús, Palabra hecha carne. Palabra visible y accesible. La persona de Jesús es el gran mensaje de Dios a la humanidad, un mensaje que da sentido a la existencia.

La palabra de Dios es acción, pues hace existir lo que, nombra. El pensamiento y la palabra son acción completa, acción divina, acción creadora que hace surgir todo a partir de la nada. Existen los animales, las plantas, las aguas, los elementos, los astros, el hombre cuando Dios comienza a hablar.

En la Palabra está la vida que no pasa, que es eterna, que no morirá. La vida es un modo inmutable del Ser. Por lo tanto, lo que tenemos de más genuinamente nuestro, nuestra alma misma, nuestra vida misma no nos pertenece. Nuestro ser pertenece al Ser en sí, nuestra vida pertenece a la Vida. Nosotros pertenecemos a Dios, el Ser de todos los seres.

«Y la vida era la luz de los hombres», La luz es lo manifiesto, lo que se expande, lo que invade en un instante el espacio entero. La luz es el primero de los seres en este mundo, el primero creado según el génesis, el más perfecto, el más cercano a Dios. En medio de la noche y de la oscuridad Dios se manifiesta como «Palabra que es luz para los hombres». Este es el gran misterio que estamos celebrando en Navidad, días propicios para hablar palabras auténticas, encontrar el sentido de la vida, desear la luz verdadera.


Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«Canten mis labios las alabanzas del Señor, de ese Señor por el que fueron hechas todas las cosas y por el que fue hecho. Él en medio de las mismas; de ese Señor que es el manifestador del Padre y el creador de su Madre; Hijo de[ Padre Dios sin madre, hijo del hombre de madre sin padre; gran luz de los Ángeles, pequeña en la luz de los hombres; Palabra de Dios antes de los tiempos; palabra humana en el tiempo oportuno; creador del sol, creado bajo el sol».

S. Agustín, Cuarto Sermón de Navidad, 1 PL 38, 1001


Palabra de Dios:

Eclesiástico 24, 1-2. 8-12

Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20

Efesios 1, 3-6. 15-18

San Juan 1, 1-18

Comprender la Palabra

Las Lecturas Bíblicas de este Domingo son las mismas para los tres ciclos A, B y C. Escuchamos en ellas tres Poemas o Himnos, que se refieren al Misterio de la Encarnación-Nacimiento, que celebramos en este Tiempo de Navidad.

En la Lectura del Evangelio volvemos a escuchar el Poema-Prólogo del Evangelio según San Juan, que escuchábamos en la Misa del Día de la Solemnidad de la Navidad del Señor.

Poema-prólogo de gran densidad, en el que se nos revela el sentido del Misterio, que estamos celebrando. El Poema está artificiosamente compuesto, de modo que la primera frase se corresponde con la última, la segunda, con la penúltima; la tercera, con la antepenúltima; y así sucesivamente hasta llegar a la frase central. De este modo se logra más fácilmente captar el contenido del Mensaje. «El que es la Palabra de Dios» (frase primera), «el Hijo, que está en el seno del Padre» (frase última), «Vida», Yuz» (segunda frase), «Gracia» «Fératad» (penúltima frase), «vino a este mundo» «a su casa», «a los suyos» (tercera frase) «se hizo carne y acampó entre nosotros » (antepenúltima frase)… «a cuantos le reciben -si creen en su Nombre- les da poder para ser hijos de Dios» (frase central).

El Evangelista San Juan, autor del Poema-Prólogo sin duda se inspiró en el Himno a la Sabiduría de Dios, que escuchamos en la 1ª Lectura. Hay frases en este Himno, que resuenan en el Poema Evangélico: «Desde el principio me creó… («En el principio ya existía la Palabra…»); «Eché raíces en un Pueblo Glorioso»… («La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros»).

También el Himno, que el Apóstol recoge en su Carta (2ª Lectura), comenta el Misterio, que celebramos. «Dios nos eligió… nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo «,

Epifanía del Señor

Epifanía -término griego- significa Manifestación; manifestación por medio de, a través de. Alguien, Jesucristo, nos manifiesta su condición divina a través de su condición humana. Así se manifestó el Señor a los Magos (Lectura del Evangelio de la Solemnidad de la Epifanía del Señor).

Los Magos, iluminados por la Palabra de Dios –»y tu, Belén… de tí saldrá un Jefe, que será el Pastor de mi pueblo Israel»- reconocen al Hijo de Dios en el Hijo de María («vieron al Niño con María su Madre y, cayendo de rodillas, lo adoraron»).

Los Magos son las primicias de todos los pueblos, que buscan al Señor; cuya luz («gloria’9 se refleja («resplandece») en la Nueva Jerusalén, la Iglesia ( 1ª Lectura).

La Epifanía del Señor es el Misterio, al que se refiere el Apóstol San Pablo (1ª Lectura). «Que también los gentiles son coherederos, miembros de un mismo Cuerpo y participan de la promesa de salvación en Jesucristo por el Evangelio «.



Avelino Cayón


celebrar mejor


Reyes Magos y regalos

Con la fiesta de los Reyes Magos o de los regalos clausuramos la Navidad. ¿Una Navidad sentimental o comercial o familiar o popular, o más bien cristiana, vivida a la luz de la fe, en un clima de recogimiento y de paz, o un poco de todo?

Nuestra imaginación se ha desbocado en torno a los Reyes Magos. La tradición cristiana ha completado y adornado esta historia sobre un relato más austero del Evangelio. Hemos convertido en reyes a los que para San Mateo sólo eran magos. En el siglo IV, la piedad popular afirmó que eran tres, en el XV se determinaron sus razas y adquirieron los nombres de Melchor (blanco), Gaspar (amarillo) y Baltasar (negro). Según San Mateo los magos ofrecieron tres dones a Jesús: oro como rey, incienso como Dios y mirra como hombre. Los hemos representado montados en bellos caballos, camellos o dromedarios.

La generosa donación de los magos ha dado lugar a los regalos que unos y otros nos intercambiamos, como expresión de una amistad sincera. Lo paradójico de esta sociedad es que sabe crear gestos tan humanos como el regalo, vaciándolos de su contenido más profundo. Todo ha sido convenientemente explotado: se nos invita a comprar, consumir y gastar siempre más y más. Nuestra sociedad interesada y egoísta está olvidando lo que es el verdadero regalo: saber que el Dios, a quien nadie ha visto jamás, se nos ha manifestado ahora en Jesús. Es saber que no podemos vivir únicamente de lo prosaico o de los regalos de la vida y que hay que buscar siempre una estrella, un sentido, una brújula que dé consistencia a ¡o que tenemos entre manos. Es saber que esa estrella nos señala siempre a ese «Dios con nosotros», junto a su Madre, que es siempre nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Que no transformemos la fiesta de hoy en la fiesta de un despilfarro sin imaginación y de un consumo absurdos, sino que gocemos del regalo que nos ha hecho el mismo Dios, el único que sabe regalar de verdad.



J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
Santísimo Nombre de Jesús

1 Juan 2,29-3,6. Todo el que permanece en él no peca.

Juan 1,29-34. Este es el Cordero de Dios.


Martes 3:

1 Juan 3,7- 10. No puedo pecar porque ha naci-do de Dios.

Juan 1,35-42: Hemos encontrado al Mesías

Miércoles 3:

1 Juan 3,11-21. Hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos.

Juan 1,43-51. Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel,


Jueves 3:
Epifanía del Señor. «Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra».



Isaías 60, 1,6. La gloria del Señor amanece sobre tí.

Efesios 3,2-3a.5-6. Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherentes de la promesa.

Mateo 2,1-12. Venimos de Oriente a adorar al rey.



Viernes 3:
San Raimundo de Peñafort (s. XIII), canónigo de Barcelona, dominico, general de la Orden, especialista en el sacramento de la Penitencia

1 Juan 3,22-4,6. Examinad si los espíritus vienen de Dios.

Mateo 4,12-17.23-25. Está cerca el reino de los cielos.


Sábado 3:

1 Juan 4,7-10. Dios es amor.

Marcos 6,34-44. Jesús se revela como profeta en la multiplicación de los panes.