san Pablo a los Corintios 12, 1-10; Sal 33, 8-9. 10-11. 12-13; san Mateo 6, 24-34

Hoy va a ser un día completo. Tres Misas, cuatro tandas de bautismos, dos bodas y si me da tiempo pasarme, al menos al final, por la manifestación a favor del matrimonio y la familia. Habrá que pasar de la concha a los anillos sin solución de continuidad. Tendré que confiar en que las novias sean puntuales (no es machismo, las novias son las que suelen llegar tarde. Si se casan dos hombres ¿quién llegará en último lugar?. Un misterio), en que los padres no se olviden a su hijo en casa con los nervios del Bautizo y que en Misa de ocho no predique sobre los contrayentes de las doce. Para cada uno de ellos (novios, padres de los niños e incluso los que vienen a Misa), es un día importante, por lo que todo tiene que salir bien. Lo mejor será no agobiarse. El verbo agobiar proviene del latín “gibbus,” que significa “joroba.” Es decir, que decir “no te agobies” es lo mismo que decir “no te jorobes.”
“Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.” Pocas cosas hay más tristes que una persona agobiada. Se joroba a sí mismo y joroba a los que están a su alrededor. Está molesto por lo que tiene que hacer ese día, lo que esté haciendo en ese momento lo hace mal pues está pensando en lo que le fastidia hacer lo que viene a continuación, y llega la noche -en vez de estar dando gracias a Dios por el día que ha vivido-, le quita el sueño la de cosas molestas que tiene que hacer mañana. A fin de cuentas es falta de confianza en la Providencia, intentamos servir a “dos señores,” pero enfadados con uno y con otro.
“¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?.” San Pablo nos puede ayudar a vivir sin agobios: “Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.” San Pablo vive para servir al Señor. Sin duda alguna le gustaría hacerlo mejor, pero sabe cómo le quiere el Señor. “Por la grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.»” Es muy importante saber quiénes somos y dónde estamos. Quien vive siempre pensando: “Si estuviese en otro sitio lo haría mejor.” “Si tuviese otro trabajo sería más eficiente.” “Si hubiera vivido en otra época habría sido un genio.” “Si me rodeasen otras personas sería un auténtico apóstol de las gentes.” …, si vivimos así estaremos agobiados, es decir, siempre jorobados.
Confía en que, a no ser que vivas en pecado, Dios te quiere donde estás. Con tu familia, con tu trabajo, con tu carácter, con tus debilidades. La Gracia de Dios nos basta para hacer que sólo Dios se luzca en medio de todas las dificultades o carencias que puedas suponer. Allí donde estés intenta hacer la voluntad de Dios, sé fiel a tus momentos de encuentro con Dios, sé agradecido por todo lo que te da cada día y harás desaparecer esa joroba que te hace verte deformado, feo e inútil.
“Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe?.” La Virgen es la mujer mas hermosa que nunca ha pisado la tierra, pues confió absolutamente en Dios y la Gracia actuó plenamente en ella. Mírala y pregúntale todo lo que Dios está haciendo hoy, ahora, por ti. Descubrirás todo lo que Dios te da y, si ese diálogo con nuestra Madre lo tienes frente al sagrario, ¿qué más puedes pedir? .