Comentario Pastoral
FAMILIA DE HERMANOS

El clima navideño es familiar, aglutina a todas las generaciones en torno a la mesa común, convoca a los lejanos. En este clima social se celebra la fiesta litúrgica de la Sagrada Familia. Viene bien esta celebración porque pone de relieve los valores permanentes de lo que es unidad básica de la sociedad humana y centro fundamental de la vida afectiva y moral del individuo.

El texto bimilenario de Ben Sirá, autor del Eclesiástico, qú; se lee en este domingo, recuerda virtudes que favorecen la vida familiar: el respeto a los mayores, la obediencia, la honra al padre y a la madre, la piedad y comprensión. Son aspectos fundamentales para la convivencia, que se completan con las virtudes que pide San Pablo: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón. Todos, pequeños y mayores, deberíamos examinamos sobre los fracasos de nuestra vida comunitaria. El amor resume y expresa sus vínculos de unidad en la casa paterna, que es como una iglesia de orden natural, que rara vez niega un alivio y siempre prepara el alma a consuelos mayores.

En el evangelio de hoy, la familia de Nazaret es presentada con una vida absolutamente ordinaria, inmerse en los problemas cotidianos de la supervivencia. ¿Qué significa la huida a Egipto de José con el niño y su madre? Es ejemplo de que la familia siempre tiene que estar en camino de búsqueda de salvación. Porque Dios no trata a los suyos con privilegios externos, incluso permite la persecución e incomprensión.

En la Iglesia oímos muchas veces que todos formamos una familia de hermanos, a pesar de los diferentes niveles económicos y culturales, porque todos somos iguales ante Dios por la fe y todos rezamos con sentido el mismo Padre nuestro. ¿Es verdad esto? Lanzarse a alcanzar niveles mejores de relación intraeclesial para mejorar la calidad de nuestro amor cristiano, seria un positivo fruto de esta fiesta de la Sagrada Familia.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Dios, Padre nuestro,
que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo
a los ojos de tu pueblo,
concédenos, te rogamos,
que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor,
lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo.



Palabra de Dios:

Eclesiástico 3, 2-6. 12-14

Sal 127, 1-2. 3. 4-5

San Pablo a los Colosenses 3, 12-21

San Mateo 2, 13-15. 19-23

Comprender la Palabra

En este Domingo, dentro de la Octava de Navidad, escuchamos siempre, en la Lectura del Evangelio, episodios de la Infancia de Jesús. Este año -ciclo A-, el Episodio de la Huida a Egipto y la vuelta a Nazaret. Se omite el Relato del Martirio de los Santos Niños Inocentes de Belén, que se lee anualmente el 28 de Diciembre. Los Episodios de la Infancia de Jesús, recogidos en los primeros capitulas de los Relatos Evangélicos de Mateo y de Lucas, no son mera información; son anuncios proféticos de lo que Jesús hará o le sucederá en el ejercicio de su Ministerio Mesiánico y principalmente en el momento culminante de su Vida.

La amenaza de muerte de Herodes presagia la incesante amenaza de muerte, a la que someterán a Jesús los dirigentes religiosos del Pueblo de, Dios, como lo atestiguan los Relatos Evangélicos.

El momento del mayor interés del Relato Evangélico, que hoy escuchamos, está en la cita del Profeta Oseas: «Llamé a mi Hijo, para que saliera de Egipto». Se refiere el Profeta al Pueblo de Dios, su «Hijo», esclavo en Egipto, abocado al exterminio, a quien Dios, por medio de Moisés, llamó (vocación, misión) para que saliera de Egipto (Éxodo, Pascua). Pero aquella llamada Dios es anuncio profético de la Llamada definitiva de Dios Padre a Jesucristo su Hijo (y a todos nosotros con El), para salir, subir, del Sepulcro por la Resurrección de la muerte. Presagio de esta llamada definitiva fue la llamada de Dios en sueños a José: «Levántate, coge al Niño y a su Madre y vuélvete a Israel».

Este Domingo lleva el titulo de Fiesta de la Sagrada Familia, instituida el año 1921 por el Papa Pío XI para conjurar las asechanzas del mal de entonces y de ahora contra la institución familiar.

Jesús, Modelo de Hijo de familia en el Hogar de Nazaret, cumplió admirablemente los consejos del Libro del Eclesiástico (1ª Lectura).

En la Sagrada Familia, modelo de Familia Cristiana, resplandecen las virtudes, que el Apóstol inculca en las comunidades cristianas (2ª Lectura) quien dice comunidades, iglesias, la gran familia de Dios, dice familias cristianas, pequeñas iglesias, células de la Iglesia.

Santa María, Madre de Dios

En esta Solemnidad de la Octava de la Natividad del Señor celebramos también la Natividad del Señor. Los pastores contemplan con sus ojos, iluminados con la fe, en el Niño recostado en el pesebre, a quien el Ángel les ha anunciado: el Mesías, el Señor (Dios). La Lectura del Evangelio de hoy es continuación de la que escuchábamos en la Misa de Medianoche en la Solemnidad de la Navidad.

Pero la Solemnidad de hoy lleva el titulo de Santa María Madre de Dios. En la Lectura del Evangelio contemplamos a Maria, mostrándonos a Jesús, el Fruto Bendito de su vientre. Y en la 2ª Lectura escuchamos a San Pablo, que confiesa la Maternidad Divina de Maria: “Envió Dios (Padre) a su Hijo, nacido de una Mujer».

La Lectura del Evangelio termina con la referencia a la Circuncisión («a los ocho días”) y a la imposición del Nombre de Jesús. Durante siglos esta Solemnidad de Hoy se denominó la Circuncisión del Señor. A partir de la reforma posconciliar se recuperó el titulo más antiguo de Santa Maria Madre de Dios.

No podemos pasar por alto que hoy es el Primer Dio del Año Nuevo. A él se refiere la 1ª Lectura. En ella se recoge la Bendición, que pronunciaba el Sumo sacerdote del Templo de Jerusalén al comenzar el año nuevo judaico, en otoño, después de la recolección.


Avelino Cayón


al ritmo de la semana


Santa María, Madre de Dios – 1 de enero

En el día primero del año civil, a los ocho días de la Navidad, se conmemora de nuevo el nacimiento de Cristo. Él inauguró con su primera venida el verdadero Año Nuevo, que perdurará hasta su vuelta. Pero la celebración de este día se denomina «Solemnidad de Santa María, Madre de Dios», la más
antigua conmemoración de María en el calendario cristiano. «En la nueva ordenación del período de Navidad, creemos que la atención común se debe dirigir a la renovada solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Esta, fijada el 1 de enero, según una antigua sugerencia de la liturgia romana, está destinada a celebrar la parte que tuvo María en el misterio de la salvación y a exaltar la singular dignidad de que goza la Madre Santa, por la que merecimos recibir al Autor de la vida» (Pablo VI, «Marialis Cultus», 2 de febrero de 1974).
Por otra parte, también Pablo VI instituyó para este comienzo del año la Jornada Mundial de la paz. «Esta fiesta es asimismo ocasión propicia para rendir adoración al recién nacido Príncipe de la Paz, para escuchar de nuevo el jubiloso anuncio evangélico y para implorar de Dios, por mediación de la Reina de la paz, el don supremo de la paz. Por eso, en la feliz coincidencia de la octava de Navidad con el principio del año nuevo, hemos instituido la «jornada mundial de la paz», que goza de la creciente adhesión y que está produciendo frutos de paz en el corazón de tantos hombres» (Id). »»Oh Dios, que por medio de tu Hijo Unigénito otorgas la paz a los hombres, por intercesión de la siempre Virgen Maria concede a nuestro tiempo la tranquilidad deseada, para que formemos una sola familia en la paz y permanezcamos unidos en el amor fraternal”.


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:


1 Juan 2,18-21. Estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis.

Juan 1,1-19. La Palabra se hizo carne.

Martes 3:

Santa María, Madre de Dios. A los ocho días le pusieron por nombre Jesús. Jornada de oración por la paz.

Números 6,22-27. Invocarán mi nombre sobre los israelitas y los bendeciré.

Gálatas 4,4-7. Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer.

Lucas 2,16-21. Encontraron a María y a José y al Niño. A los ocho días le pusieron por nombre Jesús.

Miércoles 3:
San Basilio (330-370), obispo de Cesárea de Capadocia, luchador contra los arriasnos escritor notable, y San Gregorio (330-390), obispo de Constantinopla, teólogo, doctor.

1 Juan 2,22.28. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Juan 1,19-28. En medio de vosotros hay uno que no conocéis.

Jueves 3:
Santísimo Nombre de Jesús

1 Juan 2,29-3,6. Todo el que permanece en él no peca.

Juan 1,29-34. Este es el Cordero de Dios.

Viernes 3:

1 Juan 3,7-10. No puede pecar, porque ha nacido de Dios.

Juan 1,35.42. Hemos encontrado al Mesías.

Sábado 3:


Juan 3,11-21. Hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos.

Juan 1,43-51. Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de IsraeL