VOLVITUR ORBIS

Ecl 1, 2-11; Sal 89; Lc 9, 7-9 Abrir el Eclesiastés es como apearse por un instante del tiovivo y percibir su movimiento vertiginoso desde fuera. Si Dios no existiese, si no tuviéramos más esperanza que esta vida, el Eclesiastés merecería ser quemado en una hoguera....