Comentario Pastoral
DIALOGAR DESDE LA FE Y GUARDAR LA PALABRA

El tiempo pascual, que se caracteriza por el denominador común de la alegría se diversifica cada domingo por los temas que pone a nuestra consideración. La Pascua es el gran fundamento de la vida cristiana, que nos hace pasar de la utopía a la realidad, de la mentira al amor, del miedo a la paz.

Domingo tras domingo los cristianos guardamos la palabra que se nos ha dado, escuchamos las lecturas santas que nos recuerdan lo que Dios ha hecho por nosotros y sobre todo lo que Cristo ha realizado y cumplido para salvamos. El cristiano no tiene que ser olvidadizo, desmemoriado, sino hombre de palabra, fiel a lo que cree y dice. El creyente es el que habla con palabra auténtica en un mundo de tantas falsedades, de tantos matices fonéticos. Hay que hablar y hacerse presente para posibilitar el diálogo, tomar conciencia de la realidad circundante manifestar vivencias interiores. Los diálogos desde la fe, aunque sean difíciles, son necesarios y urgentes, pues se están achatando los horizontes de la vida del hombre.

Se debe guardar la palabra de Dios sin que tiemble nuestro corazón ni nos acobardemos. El miedo es mal consejero, atenaza, impide cumplir la misión que se nos ha confiado. Existen demasiados temores y desánimos que cristalizan en cobardías cómplices. Es el Espíritu quien nos enseña y recuerda todo. No hablamos de nosotros, sino de Cristo. Nuestras palabras no tienen que ser de alarma o inquietud, no deben imponer más cargas que las indispensables, es decir, las del evangelio. Los conflictos hay que encerrarlos con serenidad, sin arrogancia, pues la palabra cristiana siempre es oferta de paz.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
nos concedes en cada momento lo que más conviene
y diriges sabiamente la nave de la Iglesia,
asistiéndola siempre con la fuerza del Espíritu Santo,
para que, a impulso de su amor confiado,
no abandone la plegaria en la tribulación
ni la acción de gracias en el gozo.


Prefacio II del Espíritu Santo


Palabra de Dios:

Hechos de los apóstoles 15, 1-2. 22-29 Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8
Apocalipsis 21, 10-14. 21-23 San Juan 14, 23-29

Comprender la Palabra

La Lectura del Evangelio de este Domingo, Sexto de Pascua, es como la del Domingo anterior, un fragmento del Coloquio de Jesús en la sobremesa de la Última Cena.

El Coloquio adquiere pleno sentido y resulta inteligible después del Acontecimiento de la Pascua, a partir de la Resurrección de Cristo. Por eso se lee integro (domingos y días laborables) durante el Tiempo Pascual. Sólo desde la perspectiva del Señor Resucitado entendemos expresiones como: “El Padre y Yo vendremos a él – al que me ama – y haremos morada en él”… “Me voy – por la Pasión y Muerte -, y vuelvo a vuestro lado” – por la Resurrección -.

Estar El – Jesucristo – a nuestro lado (Presencia de un modo nuevo, más allá de toda imaginación); hacer El, Jesucristo, y el Padre morada en nosotros… anticipa ya en este mundo la comunión de Dios Padre, de Jesucristo, con nosotros más allá de este mundo en la Iglesia Gloriosa, que el mismo Apóstol San Juan nos describe en su Visión – Revelación del Libro del Apocalipsis (2ª Lectura): “Templo – nos dice – no vi ninguno porque su Templo es el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero (el Servidor de Dios, el Hijo de Dios)… La gloria de Dios la ilumina (a la Iglesia) y su lámpara es el Cordero”.

En la Lectura del Evangelio escuchamos la mención que Jesús nos hace del Espíritu Santo. No es la única que nos hace Jesús en su Coloquio. Es frecuente su Mención en la última fase del Tiempo Pascual.

“El Espíritu – nos dice – que enviará al Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho”.

Lo que Dios en Cristo nos ha revelado lo lleva la Iglesia en la entraña de su Fe: la Fe de la Iglesia, garantizada por el carisma del Magisterio de los obispos, el colegio episcopal, cuya Cabeza es el Papa. La enseñanza de los obispos, en comunión con el Papa, cuando se trata de lo esencial de la fe y de la vida cristiana, es Palabra de Dios, no meras opiniones personales. Así en el Magisterio ejercido en el I Concilio de Jerusalén para dilucidar la cuestión vital, que se plantea. Pedro y los demás Apóstoles concluirán, diciendo: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros…”

Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

EN EL AÑO SACERDOTAL


A nuestro Santo Padre, el Papa,
dale Señor tu corazón de buen Pastor.
A los obispos compromételos con sus ovejas.
A los párrocos, enséñales a amar a sus feligreses como tú nos amas.
A los confesores y directores espirituales,
hazlos instrumentos dóciles de tú Espíritu.
A los que trabajan con la juventud que la comprometan contigo.
A los que trabajan entre los pobres, haz que te vean y sirvan en ellos.
A los que atienden a los enfermos, que les enseñen el valor del sufrimiento.
A todos los sacerdotes dales fidelidad a ti y a tu Iglesia,
dales la plenitud de tu Espíritu y transformándolas en ti, Señor.






al ritmo de la semana


SAN ISIDRO, LABRADOR, patrono de Madrid – martes, 15 mayo

Madrid, capital de España, no tiene por patrono un sabio, sino un sencillo trabajador, que «prefirió vivir de la agricultura, por parecerle el oficio más humilde, más penoso y más apto y seguro para la salvación de su alma». Porque San Isidro, que vivió en el siglo XII, y fue canonizado por Gregario XV en 1622, supo aquello de que «el que no trabaja, que no coma», que decía Pablo, o lo que Santiago «el labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía».

Isidro nunca fue a labrar sin haber asistido primero al santo sacrificio de la misa, y haber implorado el auxilio de Dios y de la bienaventurada Virgen María. Fue tan grande su caridad hacia los demás que aún siendo pobre, se privaba a sí mismo de lo necesario para entregárselo a los necesitados. «San Isidro, labrador, cultivando la tierra, trabajó por el alimento que perdura; apeteciendo el Pan de la Vida, compartió su pan con los necesitados; unido a la Vid, que es Cristo, derramó sobre todo el vino del consuelo y de la alegría. En él nos has dejado la imagen viva de tu Hijo Jesucristo, que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza!! (Prefacio ).

«A ninguno, Isidro, el cielo premió por arar tan bien, porque fuisteis sólo quien aró con el cielo el suelo…¿Qué labrador ha sabido fructificar sufrimientos? ¿Quién en la tierra ha escondido tanto cielo, que a sedientos campos haya humedecido?» (Himno de Vísperas).


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 10:
San Juan de Ávila (1499-1569), presbítero, patrono de clero español, apóstol de Andalucía.

Hechos 16,11-15. El Señor abrió el corazón de Lidia para que aceptara lo que decía Pablo.

Juan 15,26-16,4a. El Espíritu de la Verdad dará testimonio de mí.

Martes 11:



Hechos 16,22-34. Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia.

Juan 16,5-11. Sí no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.

Miércoles 12:
San Nereo y San Aquiles, al convertirse la carrera militar y fueron martirizados. Pancracio, que sufrió el martirio en la persecución de Dioclesiano.

Hechos 17,15.22-16,1. Eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo.

Juan 16,12-15. El Espíritu de la verdad os guiará …. hasta la verdad plena.

Jueves 13:

Nuestra Señora de Fátima.

Hechos 18,1-8. Se quedó a trabajar en su casa. Todos los sábados discutía en la sinagoga.

Juan 15,16-20. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

Viernes 14:
San Matías, elegido apóstol para ocupar el puesto de Judas el traidor.

Hechos 1,15-17.20-26. Echaron a suertes. Le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles.

Juan 15,9-17. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido.

Sábado 15:

San Isidro, labrador (s. XII), patrono de la villa de Madrid y de los agricultores.

Hechos 4,32-35. Todos pensaban y sentían lo mismo.

Santiago 5,7-8.11.16-17. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra.

Juan 15,1-7. Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador