Verano de calor continuado. En Madrid cuando estamos a 35 grados centígrados parece que hace fresquito. Las calles se vacían y el aire acondicionado de mi coche está condicionado a bajar la ventanilla (por ciudad con el aire puesto se cala, tiene poco motor). En la parroquia hace algo menos de calor que en la calle pero las personas se lanzan a las piscinas en vez de pasar ratos en el templo. Como seguimos con el mismo horario de invierno (a Misa sí que viene gente), el templo está muchas horas abierto (ojalá no hubiera que cerrarlos nunca) y con pocas personas rezando, bastantes momentos nadie. Así que el verano tiene la ventaja de poder pasar más ratos ante el Sagrario, yo solito, sin que moleste el ruido de la puerta, entre algún niño llorando o alguien te pregunte sobre el horario del despacho. Es un poco egoísta, pero se está muy bien cuando puedes rezar tranquilo y los que vienen lo hacen de forma heroica, luego también les gusta cuidar el ambiente de oración. Y te pones ante el sagrario y allí está Él. De vez en cuando me pilla en alguna cabezadita, pero no se enfada, le gusta ver dormir a sus hijos, aunque le dejemos con la Palabra en la boca. Cuando uno reza ya no le pide más signos a Dios, no hay que buscarle pues has sido tú el que has sido encontrado. Y vas entregándole a Jesús tus preocupaciones, alegrías, proyectos, las dificultades, lo que te han pedido que encomiendes, los trabajos, los cansancios y los descansos. Es asombrosos lo que cabe en un sagrario.
“Esta generación perversa y adúltera exige un signo.” Parece que esta generación quiere quitar los signos religiosos: los vía crucis de las calles, las capillas de las universidades, las torres de las iglesias los cruceros de los caminos. Podrán quitarnos todo eso y como ni espabilemos lo harán. Cuántas veces paseando por Madrid te puedes encontrar con imágenes religiosas en fachadas y monumentos que te ayudan a rezar una jaculatoria mientras sigues tu camino. Por eso se quieren quitar los signos religiosos y sustituirlos por el vacío o la zafiedad. Podrán quitarnos todo y hasta convertir las iglesias en centros de recreo, pero no podrán quitarnos la oración. Pública o privada la oración es un signo que escandaliza a muchos pues nos dirigimos a Aquél que estuvo tres días y tres noches en el seno de la tierra y está vivo y reina por los siglos de los siglos. La oración hace que escapemos como los israelitas de los egipcios de los que quieren al hombre esclavo y nos hace realmente libres. La oración cambia el mundo y lo pone, frente a frente, ante Aquél que es más que Salomón.
Luego si quieres que este verano sea realmente significante: Reza. Y si puedes rezar ante Jesús en el Sagrario mucho mejor. Si la Iglesia del pueblo está cerrada pide al sacerdote que te deje unos ratos. Si es en tu barrio pídele al sacerdote que te deje estar unos ratos, aunque haga calor. También tenéis que ser signo para muchos sacerdotes que tristemente se han olvidado de rezar. Y si puedes rezar en familia estupendo, a ver si se escandalizan muchos, pero con un santo escándalo.
Reza de la mano de María que te mostrará los signos que Dios está haciendo en el mundo y en tu vida, que son muchos por más que algunos se empeñen en negarlos. Aquí hay uno que es mayor que Jonás.
En la era digital propongo un mensaje a movil : » vamos todos a ocupar las iglesias, capillas, oratorios, ermitas…de ciudades y pueblos»…porque así los partidarios de quitar las exprediones religiosas de los espacios públicos no podrán usurpar los lugares sagrados de culto con la disculpa- incluso justificación legal- de ser bienes patrimoniales abandonados de una Iglesia alejada de los pobres y sin utilidad social…
Somos cristianos que debemos dar testimonio con la mortificación, la oración y la acción…¡ Empecemos la evangelización desde el Sagrario mas próximo! Acudamos a Nuestra Madre y nos dará la hoja de ruta.
Cuanto me alegro padre de volver a encontrarme con sus reflexiones sobre el Evangelio
Gracias
Ya extrañaba sus comentarios Padre.
Hermosa reflexión!
Dios lo bendiga y le siga iluminando
Señor: Gracias por esta hermosísima reflexión. En México comienza a agravarse el problema de abandono de templos; algunos de mis hermanos En Cristo se sumergen en situaciones ajenas a Tí Padre y no saben o ignoran que Sin Tí la vida no vale la pena. Tanto tengo que hacer y me falta darme más. Padre, que alcance a amar como Tú me amas. Madre, siempre buena y bondadosa; haz que no pierda mi fe. Amén