Leyendo el evangelio de hoy hay que reconocer que Jesús no entendía mucho de planificación y eficacia… Porque si quería llegar a más sitios bastaba con que hubiera mandado a sus discípulos de uno en uno. En cambio llegó a menos sitios porque los mandó de dos en dos. ¿Verdaderamente llegó a menos?
Físicamente sí, pero donde quería llegar Jesús era a otro sitio, al corazón… Y para ello los manda de dos en dos ¿para qué? Para que la gente viera cómo se querían porque lo central en la fe es entender que Dios es amor.
San Juan Pablo II en el mensaje para preparar la primera Jornada Mundial de la Juventud fuera de Roma les instaba a los jóvenes con estas palabras:
Puesto que el hombre no puede vivir ni ser comprendido sin amor, quiero invitaros a todos a crecer en humanidad, a poner como prioridad absoluta los valores del espíritu, a transformaros en “hombres nuevos”, reconociendo y aceptando cada vez más la presencia de Dios en vuestras vidas, la presencia de un Dios que es Amor; un Padre que nos ama a cada uno desde toda la eternidad, que nos ha creado por amor y que tanto nos ha amado hasta entregar a su Hijo Unigénito para perdonar nuestros pecados, para reconciliarnos con El, para vivir con El una comunión de amor que no terminará jamás. La Jornada Mundial de la Juventud tiene, pues, que disponernos a todos a acoger ese don del amor de Dios, que nos configura y que nos salva. El mundo espera con ansia nuestro testimonio de amor. Un testimonio nacido de una profunda convicción personal y de un sincero acto de amor y de fe en Cristo Resucitado. Esto significa conocer el amor y crecer en él.
Jesús al enviar a los apóstoles de dos en dos les envía a construir la civilización del amor, a instaurar en el mundo el reinado de su corazón. Y para ello necesita apóstoles recios y comunitarios. Sólo se puede construir la civilización del amor si se vive en fraternidad y si se anuncia el evangelio en comunidad. La fe no es una cuestión de autosuficientes sino de hermanos.
La construcción de una civilización del amor, continúa San Juan Pablo II, requiere temples recios y perseverantes, dispuestos al sacrificio e ilusionados en abrir nuevos caminos de convivencia humana, superando divisiones y materialismos opuestos. Es ésta una responsabilidad de los jóvenes de hoy que serán los hombres y mujeres del mañana, en los albores ya del tercer milenio cristiano.
¿De verdad Jesucristo no entendía ni de planificación ni de eficacia?
¿hay algo que el mismo Hijo de Dios no entendiera?
¿Cree Vd que comenzar su comentario con estas afirmaciones le hace mas…simpático, curioso, original o que es lo que pretende Vd?
Incluso afirma Vd que llegó a menos sitios….
No puedo entender esta forma de comentar los actos de Jesucristo para hablar del Amor ni para nada referente a Él, negando habilidades de ningún tipo. No se va al Norte dirigiéndose hacia el Sur ni se plantea una afirmación, con una negación de lo que pretende afirmarse, porque es una incongruencia.
Creo que has sacado las cosas de quicio, hermano Domingo. Sin duda, el Comentarista de hoy se refiere a que el Señor no usaba criterios humanos sino divinos.
Qué extrañado debe estar el » comentarista», al leer el comentario de Domingo.
Cada dia leo al comentarista y doy gracias a Dios por tener este instrumento al servicio de todos.
De acuerdo con Bonel
Nuestra lógica nos hace pensar que para llegar a más lugares hay que dividirse más, pero el Señor quiere ir a lo seguro, al corazón. Y el amor y la convivencia se dá a partir de dos.
Mas bien, no es que el Señor no entienda, somos nosotros los que no entendemos el proceder de El.
Gracias por su comentario, siempre nos ayuda a comprender el Evangelio. Dios lo bendiga.
De acuerdo con Bonel.
Los caminos del Señor no son nuestros caminos.
Dios nos ama.
Creo que la apreciación inicial que termina en puntos suspensivos es la que haríamos todos los humanos sin poner en entredicho la sabiduría de Dios. Lo aclara con la pregunta «¿verdaderamente llegó a menos? «. Me parece una persona maravillosa en sus comentarios. Que Dios le siga iluminando con sus aclaraciones sobre las lecturas de cada día.
Amigo Domingo, hay que retirarse un poco y leer todo el comentario en forma íntegra y dispuesto serenamente. Si yo tengo que analizar aisladamente hechos particulares de la vida, ésta no tendría sentido. Ahora mire lo hermoso de todo el mensaje que conlleva el pasaje comentado y el comentario mismo. Mire lo hermoso de la comunidad eclesial en la que nos encontramos todos o casi todos los días alimentándonos con la Palabra de Dios en este sitio web. Perfectos extraños de todo el mundo (yo estoy en los EE.UU.) brevando aquí gracias a la labor pastoral de nuestros sacerdotes que todos los días meditan la Palabra y aplican su vocación, carisma y 5 años de seminario costados quién sabe cómo. Yo le digo que sufriría mucho si este o los otros comentaristas ya no hicieran su labor cotidiana. Y aquí le cito el pasaje final del comentario, que me parece oportuno: «Jesús al enviar a los apóstoles de dos en dos les envía a construir la civilización del amor, a instaurar en el mundo el reinado de su corazón. Y para ello necesita apóstoles recios y comunitarios. Sólo se puede construir la civilización del amor si se vive en fraternidad y si se anuncia el evangelio en comunidad. La fe no es una cuestión de autosuficientes sino de hermanos.» La paz de Cristo con vosotros.
Hermano, respeto su vida consagrada mas de lo que Vd se cree, o sea muchísimo. Pero eso no obsta para que le aclare que jamás dejo algo sin acabar, en especial cuando se refiere a un escrito o un comentario.
Aclarado esto, insisto en que las premisas de lo quew se quiere explicar, deben partir de algo cierto y si al final se dice lo que se dice, eso mismo demuestra que los comentarios iniciales no son los adecuados. No vaya a ser que acabemos admitiendo que «Jesucristo fué un gran hombre», lo que para muchos es suficiente y para mi es cercenar lo mas importante: 1º Jesucristo no fue, sino que es; 2º Es Dios que quiso presentarse como hombre, por lo que hombre es solo la consecuencia de su Amor; 3º Como Dios no se le puede negar ni por hacer una gracia, nada en absoluto y hay formas de explicarlo como el comentarista hace al final.
Gracias por su buena intención pero hay que poner delante lo verdaderamente importante.