¡Qué importante es estar donde tienes que estar!. No me refiero a los que se cuelan en recepciones, fiestas o eventos para estar cerca de los famosetes y hacerse un “selfie” con ellos o conseguir un autógrafo. Me refiero a estar en tu sitio, haciendo lo que tienes que hacer. Si uno no está en su sitio no está donde Dios quiere y entonces se pierde lo mejor de la vida.
“Junto al lago de Tiberiades.” Los apóstoles vuelven a su casa, a su sitio. Así se lo había dicho el Señor : “Que vayan a galilea y allí me verán.” Podían haber pensado que era mejor estar en Jerusalén, o ponerse camino a Roma o a Vitigudinos (provincia de Salamanca), pero van a vivir donde era su sitio, donde el Señor les había dicho. Y hacen lo que saben hacer, no se quedan de brazos cruzados o comentando la jugada, se van a pescar, a ejercer su profesión. Haciendo lo que tenían que hacer se aparece el Señor y la vida y el trabajo que parecía en balde cobra sentido, aunque sólo el que más ama es capaz de reconocerlo y lo anuncia: “Es el Señor.” Pedro se fía de aquel que se lo anuncia y va a su encuentro. Entonces se produce el encuentro personal con el Señor: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” y sólo cabe una respuesta: “Tu lo sabes todo, tu sabes que te amo.” Y llega la llamada definitiva: “Sígueme” y obedeciendo a Dios antes que a los hombres hasta la cruz.
Miremos nuestra vida. En ocasiones no nos encontramos con Dios porque no estamos donde tenemos que estar: Vamos a Misa y estamos pensando en lo que tenemos que hacer por la tarde, salimos de paseo y estamos mirando la agenda para mañana, estamos en el trabajo y nos gustaría estar rezando en un monasterio, vamos a un monasterio y no sabemos no mirar el correo del trabajo…. Nunca tenemos el cuerpo, la cabeza y el corazón en el mismo sitio y así cuesta encontrar al Señor. Otras veces nos pasa que sabemos cosas del Señor, pero no le queremos. Parece duro decirlo, pero no queremos a Dios como queremos a nuestra mujer o nuestro marido, a nuestros padres o a la novia, o a los hermanos o a los amigos. Conocemos a Dios pero no nos sabemos queridos por Él y no le reconocemos. Podemos tener a Dios delante y no darnos cuenta, a nuestro lado y no saber dónde está. Cuánta gente sufre porque espera de Dios cosas y no que le quiera. Y cuando ya descubrimos a Dios surge el encuentro personal con Cristo. Donde te das cuenta que Dios está contigo y te llama. No tenemos un Dios “pret-a-porter”, todos iguales, cada uno tenemos nuestra misión y nuestra vocación para transformar el mundo en que vivimos.
Ojalá, de la mano de María en esta Pascua podamos tener la misma experiencia que Simón Pedro, Tomás, Natalanael, Los Zebedeos y todos los que han sido discípulos de Jesús a lo largo de toda la historia.
Que importante es estar atentos a la voz de Dios en nuestros quehaceres diarios; para que al escuchar su voz obedezcamos y echemos la red en el lugar preciso. Ejecutar su mandato trae abundancia, alegría, sentido a nuestras vidas, encuentro con el mismo Señor. Habitualmente estamos atentos mil voces del mundo y echamos la red aqui, allá y no pescamos nada, acabamos exhaustos, cansados, tristes. Quiero encontrar a Cristo Resucitado en mi vida. Ojalá pueda decirle: Tu sabes que te amo.
Cuanto bien me hizo esta reflexión, gracias.
Si comprendiera que El ya sé ocupo de colocarme en mi sitio, no andaría tan despistada de Su presencia en mi vida diaria
Estimado padre desde que hace muchos años desde EEUU, me recomendaron este link, lo sigo, incluso estuve en España (soy argentino) deseando conocer su nueva parroquia, pero no me pudieron ayudar desde el obispado, espero volver a mi madre patria, mis abuelos eran de Alcala la Real, y tener mas suerte para saludarlo y agradecerle personalmente todos sus comentarios, En Cristo, Maria y Jose un gran abrazo.
Sergio, muy bueno tu comentario.
Hola Ricardo. Yo también soy argentino, vivo en EE.UU. y sigo las lecturas y comentarios desde hace un tiempo. Estoy comprometido y mi desposada es peruana y también sigue las lecturas por aquí. Somos varios de distintos lugares del mundo que nos vamos juntando en la única página que sistemáticamente realiza este apostolado tan importante para los que deseamos hacer lo más parecido a una lectio divina cotidiana (en mi caso, con unos mates y tostadas todas las mañanas). En fin, abrazo para vos y todos los hermanos que nos unimos en esta página gracias al esfuerzo de los sacerdotes, diáconos y laicos anónimamente enumerados de la Archidiócesis de Madrid.
Gracias Dios padre por entrar a esta página bonitos comentarios saludos
Adi mismo sabemos que nuestro buen Pastor.nos da oportunidad de echar sus redes para atraer ovejitas y pescaditos para el señor acabamos de pasar por una evangelización para gloria de Dios el Espíritu Santo atrajo a 4 ovejitas perdidas todo porque escucharon su voz y el señor las conoce por su nombre amen