Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará; estamos viendo estos días como tenemos que convertirnos constantemente y dar testimonio de vida. La fe nos lleva a la confianza en el Señor y confiar nos ayuda a fortalecer nuestra fe. El salmo de hoy nos invita a tener paciencia y descubrir que el tiempo puede estar a nuestro favor, cuando se le deja actuar a Dios.

La paciencia no es solo un don del Espíritu, sino una virtud que adquirimos por ejercerla de forma asidua en los avatares de nuestra vida cotidiana. Hay que tener voluntad de ser pacientes y eso requiere reflexionar sobre nuestra fe y vivirla con entera confianza y abandono convencido en las manos del Señor.

¿Cómo? Como nos lo enseña la parábola que cuenta el Maestro de Vida, Jesús, en el evangelio de hoy. Las parábolas del reino son también una auténtica escuela de sabiduría para la vida. El sembrador no sabe cómo pero pasa el tiempo y haciendo la voluntad de Dios la semilla va creciendo, germinando y da fruto. Lo mismo sucede en nuestra vida, en nuestro proceso de conversión personal. Tenemos que darnos tiempo y unas veces dejar reposar las cosas y otras afrontarlas sin tardar. Lo que determinará este actuar será nuestro discernimiento de las mismas, preguntarle al Señor como lo ve, que piensa de ello, orarlo y dejarnos aconsejar por Él. Es todo un arte que se aprende con la práctica y la voluntad de querer hacerlo.

Es muy importante ser conscientes y aceptar que los tiempos de Dios no son nuestros tiempos y la humildad ante ello y nuestra paciencia serán nuestras poderosas aliadas. Por ello, encomiéndate siempre al Señor y vivir conforme a esta encomienda, El siempre actúa tarde o temprano, en el momento adecuado. Leamos el salmo 36 una y otra vez, nos ayudará.