Constantemente nos da la sensación de que los discípulos de Jesús (nosotros) no nos comprenden la mayoría de la gente. Cuando intentas expresar que es Jesús para ti o como ves la vida y los acontecimientos del día a día desde tu fe en Él, parece que estás hablando en chino. En ocasiones se ríen de ti o te miran con cara de que estás flipado. Otras veces te dan palmadas en el hombro de manera condescendiente y, con mirada irónica, diciéndote que hay que pisar tierra. La verdad es que los enamorados del Señor siempre hemos sido unos incomprendidos y lo seremos. Hasta el punto, dice Jesús hoy en el evangelio de Lucas, que seremos perseguidos y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por mi nombre.
La verdad es que no me extraña por la interpretación que le da hoy en la lectura el profeta Daniel al rey Baltasar de su visión. Ser fieles a la verdad y sinceros con todos por obediencia a Dios, conlleva muchos peligros y uno es la incomprensión de los demás. Pero, cuando te suceda esto y te sientas así, date cuenta de que inútil siervo eres y no estas solo. No sólo eres recompensado por el Señor de la Vida, sino que El no te abandona y está contigo para iluminarte y poner palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Esto requiere una sincronización y sinergia con Jesús que no se consigue en un momento. Es el resultado de una vida de camino y vivencia del discipulado, madurando nuestra fe y pidiéndole la gracia de crecer en ella. Es tener puesto nuestro corazón, además de la cabeza, en Dios. Es vivir como salvados que somos y la incomprensión no tendrá importancia; Jesús te comprende y tu comunidad cristiana también.
Muchas gracias por los comentarios. La gente parece q no entiende, pero solo Dios ve en su corazón!! A saber!!
Buen Día en esta oportunidad desearía concentrarme en algo que siempre e tenido duda dentro de nuestra iglesia católica y no encuentro quien la pueda despejar, ya que en la santa biblia hay versos que son bien directos al manifestar por ejemplo la adoración a los dioses creados por el hombre (oro, plata, bronce, imagenes etc.) es una ofensa para Dios, ¿porque se permite la adoración a las imágenes? que ni hablan, ni escuchan… no soy un hermano separado, pero en lo único que para mi se puede adorar seria al santísimo que se nos presenta en la eucaristía (el cuerpo y la sangre de cristo consagrada)… cuando tengo que defender mi fe católica ante un protestante o evangélico, no puedo defender la adoración a los dioses que nosotros nos creamos, ya que como decía la biblia es bien directa al manifestar que no es agrado de Dios esto.
Muchas gracias, y bendiciones.
Slds. desde el pulgarcito de Centroamérica (El Salvador)
Hola Carlos una buena forma de obtener tu respuesta y estudiarla en el depósito de la fe de la iglesia es ver los concilios que se hicieron por la reacción iconoclasta nosotros no adoramos imágenes las tenemos en respeto y veneración por sus representaciones de lo verdaderamente sagrado yo siempre usó el ejemplo de la foto de un ser querido un hijo una esposa a un padre Nosotros sabemos que allí no están ellos y que son simples pedazos de papel pero no por eso dejaríamos que alguien las escupa o ponerlas en nuestro corazón y dales un beso Eso es todo es una obra sencilla nosotros no creemos que esos papeles salgan poderes de la misma manera de las estatuas y objetos religiosos pero la veneración misma que es veneración de Dios está en el Nuevo Testamento cuando con mucha fe la gente se balanceaba para siquiera tocar la orla del manto de Jesús y aún así se daba el milagro porque el milagro lo hace dios con la fe del hombre y no con lo que tocó deja de tocar Ojalá ayude este pensamiento Carlos que Dios te bendiga
Carlos, en mi humilde opinión, me gustaría intentar aclararte un poco tu duda.
Para nosotros los católicos, la adoración de una imagen (ya represente un santo, un ángel o la misma Virgen) es un pecado contra el primer mandamiento de la ley de Dios. Si un católico “adora” una imagen, no es católico sino idólatra. Pero ésto no debe confundirse con la “veneración” de las imágenes sagradas y de los santos. Se trata de dos cosas muy diversas.
Dios prohíbe la fabricación de imágenes destinadas a la adoración, porque el culto de adoración sólo corresponde a Dios. Es pecado de idolatría el adorar una imagen, no es en cambio idolatría, el solo hecho de representar a Dios con imágenes, ni el rendir a las imágenes una veneración que no termina en ellas sino en la persona venerada o en Dios mismo.
También nosotros tenemos muchas veces fotos en la cartera de nuestros hijos o marido y no por eso estamos adorando al papel que la representa, aunque de vez en cuando la besemos, sino de la persona retratada en esa foto de papel, pensamos en las personas de carne y hueso que están allí retratadas; de la misma manera quien mira una imagen de un santo o de la Virgen, no se detiene en el papel o imagen de yeso o de madera de que están fabricadas, sino en la persona real que, desde el cielo puede interceder por nosotros ante Dios.
Cuánta razón tiene Padre en su comentario; en infinidad de ocasiones parece que hablamos en chino o ruso, y si no te dicen directamente que te calles por educación, te invitan a bajar de la luna.
Pidamos al Espíritu Santo sabiduría para que nos ilumine, y no nos detengamos ni amedrentemos y podamos seguir dando testimonio de nuestra fe.
Éste es el motivo por el que el Concilio de Nicea reunido en el año 325 afirmó lo siguiente: “Siguiendo la enseñanza divinamente inspirada de nuestros santos Padres y la tradición de la Iglesia católica (pues reconocemos ser del Espíritu Santo que habita en ella), definimos con toda exactitud y cuidado que las venerables y santas imágenes, como también la imagen de la preciosa y vivificante cruz, tanto las pintadas como las de mosaico u otra materia conveniente, se expongan en las santas iglesias de Dios, en los vasos sagrados y ornamentos, en las paredes y en cuadros, en las casas y en los caminos: tanto las imágenes de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo, como las de nuestra Señora inmaculada, la santa Madre de Dios, de los santos ángeles y de todos los santos y justos”2.
Si bien la fe no depende de nuestra visión, tampoco debemos despreciar las imágenes.
Las imágenes de santos y otras cosas sagradas, cumplen una función muy importante en la vida de la Iglesia. No nos dan la fe, pero a través de ellas permiten a nuestra naturaleza, que es a la vez corporal y espiritual, remontarse a Dios de modo connatural.