Sé perfecto como perfecta es la piedra, que dice todo de sí en volumen, textura, la ves en la orilla del río y la distingues de la arena y el agua, “es una piedra”, dices, porque expresa una naturaleza completamente diferente a las otras. Sé perfecto como el gato, que se fija en cosas pequeñas y Dios lo hizo para arrancar caricias del corazón más seco, porque todo en él exige tu ternura, es perfecto en insinuarse necesitado, no le duele expresar los mimos, en un leve maullido habla de sí sin necesidad de fingir o de esconderse.

Sé perfecto como el sol, que pone en el hombre la esperanza de las inauguraciones, el sol es la anunciación de todo estreno, trae el brillo que necesita la tierra ennegrecida de la noche, pone flores en el almendro y hace fermentar a la uva. Sé perfecto como el embrión que fuiste, cuando tu vocación sólo era crecer, y a su tiempo te fueron naciendo el corazón y las uñas de los dedos, entonces fuiste perfectamente lento, quizá por última vez. Sé perfecto como la poesía, que no apunta jamás a la superficie de las cosas sino que revela la sorpresa de otro orden de luz que no se cuenta en los minutos, y que te acostumbra a vivir alerta en la verdad que se esconde detrás de las palabras.

Sé perfecto como el santo, que no tiene ojos sino para su Amado, y no se contenta con la conducta moral idónea, que le parece escasa, sino que busca una alianza sagrada con quien puso tanto deseo de amor en su alma. Sé perfecto como las manos de los que ayudan a que los enfermos no se duerman en el terror de la soledad, las manos que saben ponerse en las heridas sin producir más daño. Sé perfecto como el novio que dice nerviosa e imperfectamente a su novia que quiere casarse con ella, que no puede vivir sino de su voz, y aunque los dos vuelen con la imperfección de la asimetría, saben bien cómo encontrarse. Sé perfecto como un regalo sin abrir, que lleva la sorpresa absoluta de no haber sido aún descubierto. Sé perfecto como el fresno, que aguanta los inviernos sin queja. Aunque el mundo entero tienda al crujido y al lamento, él permanece íntegro en una esperanza perfecta.

Sé perfecto como tu Padre celestial es perfecto, que es la alegría que nunca acaba, y se fía de ti, de que jamás la tuya se quiebre.