¡Ya se acabaron las vacaciones! Sí, sé que muchos las empezáis ahora, pero yo ya me tomé mis diez días de vacaciones y estaré por la parroquia todo julio y agosto, suelen ser meses tranquilos. Aunque haya tranquilidad parroquial el mundo parece que sigue estando loco, y no se toma vacaciones. Naciones destrozadas, políticas de muerte, personas abandonadas a su suerte, aborto, eutanasia, ancianos olvidados en residencias, guerras que ya no llaman la atención, despilfarro, excesos… ¡Y cuántas veces seguimos escuchando que la Iglesia tiene que amoldarse al mundo! Ya vemos a donde lleva los eclesiásticos que se amoldan al mundo, desde toda clase de tropelías a tomarse unas vacaciones dignas de un marqués durante las cuales, por supuesto, no se celebra Misa, que es un trabajo muy pesado (dicen). Pero gracias a Dios muchos sacerdotes, religiosos y religiosas y muchísimos laicos miran este tiempo de más tranquilidad para estar más tiempo con Dios, para vivir la caridad sin prisas, para seguir más de cerca a Cristo.
“Se le acercó un escriba y le dijo:
-«Maestro, te seguiré adonde vayas»
Jesús le respondió:
-«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».”
Seguir a Jesús te hace ir bien ligero de equipaje. Nuestros planes pueden desbaratarse del todo, que nuestras bien ganadas vacaciones no sean de tumbona y playa, que pasemos estos días al pie de la cama de un enfermo, o ayudando a quien nos necesita, o haciendo que tu familia sea más feliz…, lo único importante será que al volver a nuestra vida habitual podamos decir: Estoy más cerca de Jesús que hace unas semanas.
Sólo descansa el que ama, no el que se pasa el día tumbado. Y para amar mejor hay que acercarse a Aquel que es el Amor y dejar que Él nos guíe y nos lleve.
El pueblo de Israel terminó acostumbrándose a la tierra prometida. Pensaba que era su derecho, su conquista, se olvidaron que el Señor se la había conseguido…, y por eso les hace recordar lo que es no tener patria en el destierro. Cuando queremos ser los amos y señores de nuestra vida, cuando consideramos un derecho el centrarnos en nosotros mismos y descentrarnos de Dios, entonces nos quedamos ·”sin tierra”, pasarán las vacaciones y habrá sido un tiempo perdido, unas vacaciones más…, o menos.
Busca momentos de oración más prolongada, tal vez puedas ir a la Santa Misa algún día más. Pide luces al Espíritu Santo para darte cuenta del que está enfermo, o más solo o más triste, o más desorientado o más necesitado y no le vuelvas la espalda, dedícale tiempo. Y entonces gozarás de unas merecidas vacaciones, habrá valido la pena este tiempo y el mundo será un poquito mejor.
De la mano de María y de José este tiempo será un tiempo de gracia, aunque no tengamos una tumbona donde reclinar la cabeza.
Gracias, una reflexión muy provechosa.
Bienvenidos sus comentarios de andar por casa, que todos comprendemos. Procuraremos aplicarlos a nuestras vidas. Gracias
Cuánta razón tiene Padre I., hoy en día parece que ya nada nos llama la atención, por desgracia parece que nos hemos hecho inmunes ante estas situaciones.
Estos días de vacaciones, son muy buenos si sabemos aprovecharlos adecuadamente; estar más cerca del Señor, orar más, rezar el Rosario, asistir a la Eucaristía (no hace falta que sea festivo para visitarle) ,dedicarle parte de nuestro tiempo a quien pueda necesitarnos; si así nos comportamos, en verdad que nos sentiremos felices; y al fin y al cabo, ¿no es la felicidad lo que nos pasamos gran parte de nuestra vida persiguiendo? Lo tenemos fácil si actuamos así.
Feliz verano para todos.
Acostumbro a preparar la Celebración con vuestras lecturas y comentarios.
Hoy voy retrasada…y he leído la de ayer.
Mi gratitud especial por estas reflexiones.
saludos cordiales.