Celebramos hoy una de las fiestas más bonitas, probablemente, del calendario litúrgico durante el Tiempo Ordinario, la fiesta de los tres arcángeles más importantes de la historia de la salvación: Miguel, Rafael y Gabriel. Los ángeles son mensajeros de Dios, seres que cumplen la función de servir al Señor para facilitar su obra de misericordia y amor.

Miguel, que aparece, sobre todo, en el libro del Apocalipsis derrotando al demonio con su ejército, y la Iglesia siempre le ha invocado como protector contra las asechanzas del maligno precisamente. Por ejemplo, el papa León XIII impuso una oración al final de la misa en un tiempo en el que la Iglesia -y el mundo- sufría ciertas turbulencias.

Rafael fue enviado por Dios para acompañar a Tobías en su búsqueda por encontrar una esposa buena a su hijo. Ella será Sara, que había quedado viuda siete veces por culpa de un demonio. Con su intervención, esa actividad maligna queda superada.

Gabriel es, quizás, el que más familiar nos sea, pues fue quien anunció a la virgen María que iba a ser madre de Jesús. Su labor, por tanto, es recordada a diario en el rezo del ángelus, sin ir más lejos.

Te animo a que entres en alguno de los pasajes bíblicos en los que estos arcángeles se hacen presentes para que te familiarices con ellos y, con el tiempo, lleguen a ser grandes intercesores tuyos. Realmente merece la pena, pues son una extraordinaria protección para los hombres, como así atestigua la tradición católica.