Lunes. Día duro para mucha gente, y especialmente este para muchos madrileños que han tenido cinco días de «puente». Incluso algunos se levantarán con su sacerdocio recién estrenado, recemos por ellos. Para muchos trabajadores y estudiantes el sonido del despertador será una tortura esta mañana, y seguro que en la primera Misa del día hay más bostezos que de costumbre. Habrá sonado ese ruido maldito y habrán pensado: «A trabajar», «A estudiar», «A darme la vuelta un ratito mas». Son motivos válidos y lícitos para animar a despertarse (no tanto para el que se queda haciéndose uno con el colchón), pero para los hijos De Dios el día comienza de otra manera.
«Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.» Cuando un cristiano abre el ojo derecho por la mañana .y si te despierta tu ángel de la guarda antes que el despertador mejor-, tiene que sonreír ante un nuevo día, levantar su pensamiento hacia Dios y renovarle la consagración de ese día para Él. «La obra de Dios es Esta: que creáis en el que él ha enviado». Y dando gracias porque Jesús ha resucitado empezar un nuevo día para gloria De Dios. Luego vendrá el café, o la búsqueda de algo para desayunar porque la despensa está vacía, o esperar a que llegue la enfermera a tomarte la temperatura en el hospital, o tener que refugiarte de las bombas o a agarrar la mano del moribundo que hoy abandonara este mundo. La bendición De Dios en este día no depende de tu situación personal. No damos gracias a Dios por una vida cómoda, sino porque en este día, en cualquier circunstancia, podemos encontrarnos con Cristo, o llevar a otros hacia Él.
San Esteban, el primer mártir, no tenía su mejor día. Arrestado, acusado, difamado…, pero «lleno de gracia y poder» su cara parecía la de un ángel por poder dar testimonio de Jesús. Tu también hoy puedes dar testimonio de tu fe, de ese amor incondicional de Dios por nosotros en cualquier circunstancia. Y entonces nuestra vida, pobre, débil, pecadora tiene un motivo para ponerse en pie y vivir en plenitud este día.
Si tienes ocasión – no siempre es fácil-, ves a Misa, recibe ese alimento que perdura hasta la vida eterna y trabaja por lo que de verdad vale la pena.
Pon también en manos de María este día y verás que realmente vale la pena levantarse una y mil veces.