A veces te entra el complejo de feo. No es que uno sea particularmente vanidoso, pero te dicen cada cosa. Los sacerdotes tenemos que estar disponibles siempre y preparados para todas las etapas de la vida: desde bendecir a la embarazada y bautizar a su criatura, a preparar a los niños para su Comunión, a sufrir su adolescencia, vivir sus noviazgos, casarles, rezar con ellos, sufrir sus crisis y alégrate con sus alegrías y acompañarles hasta el umbral de la muerte. Es en esos momentos, en algunas ocasiones, cuando te entra el complejo de feo o de ángel exterminador. «Padre – te dicen a veces-, podría venir a ver a mi suegro que está muy mal…, pero todavía no, que está consciente y a ver si se va a asustar, ya le avisaré cuando venir.» Y ya, cuando está bien sedado te llaman para verle morir y le das la unción hablando a un dormido. Hay de todo, peor no somos tan feos los curas que la gente se muera al vernos, o que no quieres que tu suegro se marche de este mundo con la imagen de este ser en su retina.
«Yo soy el pan de la vida…Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
El Viático, la última vez en esta vida que recibimos el Cuerpo de Cristo. No se lo niegues a tus seres queridos, no permitas que te priven de él. Junto con los que he descrito al principio, también están los que piden recibir la Unción y el Viático conscientemente, acompañados de su familia. Con dolor, porque les duele, con tristeza pues aman profundamente esta vida pero con una inmensa alegría de saber de Quién se han fiado. Es impresionante ver los ojos de paz cuando mirando a Cristo Eucaristía, sabiendo que en breve van a abandonar este mundo, escuchan: «Este es el Cordero De Dios… Dichosos los invitados…» Y te contestan: «Señor no soy digno, pero una sola palabra tuya…» Y comulga el enfermo con sus seres queridos, unidos en Cristo y caminito del cielo. Si tenemos la suerte de que la muerte no venga como un ladrón en la noche, sino que nos anuncie su llegada, no dejes pasar este momento. Y no temas que si el enfermo es un ser querido se asuste, normalmente el enfermo es el primero que sabe que se va a morir, ayúdale a que vaya a Cristo. También hay personas que se niegan a recibir el viático, pero que no sea por no haberlo intentado. Bien confesado, con la Unción y el Viático uno tiene ya hechas la maletas para pasar al Amor.
En estos años he acompañado a muchos en el momento de su muerte, les pido que hablen de mí a nuestra Madre del cielo y me concedan la gracia, por intercesión de San José, de una santa muerte y aquí en la tierra hacer siempre la voluntad de Dios. ¿Vas a privarte -por vergüenza o falsos complejos-, de tan grandes intercesores? No dejemos a nuestro alrededor que nadie termine este camino sin el pan del cielo y pidamos por todos los que mueren sin fe. Que nos veamos en el cielo.
Gracias por estos comentarios.
Son de gran ayuda
Qué suerte la de esas personas que pueden confesarse y recibir la Unción de enfermos y el Viático.
Hace dos años, mi suegra pensábamos que se moría, a mí lo primero que se me ocurrió fue hablar con un jesuita y pedirle que fuera a verla (mi suegra se puso como una loca, por poco me come toda la familia, y me dejan de hablar, incluídas mis hijas, «¿cómo podía hacer eso sabiendo como piensan?»), cuando estaba a punto de entrar en la clínica, con todo el dolor de mi corazón, tuve que pedirle que no hiciera; evidentemente, no tienen ninguna creencia. Ayer, nos ha comunicado los médicos, que la van a mandar a casa a morir. Evidentemente, en esta ocasión no puedo hacer nada, sólo rezar, así me lo dijo ayer el jesuita con el que hablé, cuando le conté la situación actual; mi familia sabe que estoy ahí por si necesitan……, pero…..
Me duele el alma y me siento muy mal, no tardo por su próxima partida, sino por la forma en que lo va a hacer……. Qué bonito sería en estos momentos, ponerse a bien con Dios y pedirle Misericordia.
Perdonar por estas líneas, pero necesitaba compartirlo; os pido una oración.
Estimado hermano (me resisto a llamarte «comentarista 1»):
Gracias por tu comentario de hoy, que nos hace llegar tanto olor a oveja, que nos dice Francisco.
Es muy de agradecer la simplicidad en hacer llegar el mensaje del evangelio, especialmente cuando se habla de momentos clave en la vida; tengo la sensación de que Jesucristo sabía poca teología, pero mucho de amor.
Supongo que ser el C1 es que fuiste el primero llegar a este medio que nos acompaña en el metro por las mañanas haciéndonos un poco mejores. Enhorabuena no solo por el comentario de hoy sino por todos los anteriores (tienes algún compañero mucho más «denso»)
Siento que os tengan «ocultos», pues seria un placer conocerte.
Estimada Gema; mis oraciones están contigo; Alégrate CRISTO a Resucitado. Saludos
gracias padre.