“Ruedines” ya está con nosotros. ¿No sabéis quién es Ruedines? Ruedines es un perro pastor alemán, que ha servido diez años en la Guardia Civil detectando alijos de drogas. Una enfermedad hace que no pueda usar las patas traseras y tiene que ir en una silla de ruedas perruna para salir a pasear. Cuando vi que llevaba más de un mes en la página de adopción me lo traje para darle una buena ancianidad y ahora le cuidan los jóvenes (bueno, casi todo el trabajo me toca a mí). Una vez que le quitas las ruedas el pobre se arrastra como una serpiente por el suelo, sólo ayudado de sus patas delanteras, aunque alcanza bastante velocidad cuando hay comida cerca. Con ruedas tiene una velocidad normal de paseo, sin ruedas da mucha pena verlo.

Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Es muy bueno que la liturgia del comienzo de la Cuaresma nos recuerde el juicio. Tendemos poco a hablar de los novísimos y a recordar y recordarnos que un día compareceremos ante el juicio de Dios. No es una idea inquietante, ni tiene que generar preocupación. Vamos a tener el mejor juez de la historia y ojalá escuchemos de sus labios ese “benditos de mi Padre.” Peor en esta vida tenemos que ir preparando nuestra defensa y, aunque la mirada de Jesús es mucho más profunda que la nuestra, tenemos que acompañar nuestra fe con nuestros actos. “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.” Las obras de misericordia son como la silla de ruedas de Ruedines, nos ayudan a caminar en esta vida estando al lado de Cristo. Y cuantas más obras de misericordia vivas más rápido avanzarás en el camino de la vida hacia Jesús. La caridad es el remedio de muchos males espirituales y aumenta la fe y la esperanza. No retrases nunca vivir las obras de misericordia. No son para cuando tenga tiempo, esté más capacitado o después de todas mis cosas importantes que tengo que hacer. Cuando Dios ponga en nuestra vida la oportunidad de vivir las obras de misericordia – aunque en ese momento “no nos venga bien”- , considéralo una caricia de Dios en tu vida y un empujón hacia el cielo.

Sin embargo, el que se centra en sí mismo, aun dedicando mucho tiempo a cosas piadosas, y no es capaz de descubrir a Cristo en quien le necesita es como Ruedines cuando se arrastra por el suelo. Sólo le mueve la comida que tiene al final, su propio interés. Y da pena ver como poco a poco le va costando más el relacionarse con Jesús, la oración se va convirtiendo en un monólogo, en autorreflexión, en palabras al vacío. Va por la vida renqueante, sólo buscándose a sí mismo y convirtiendo a Dios en un empleado, en vez de en su Señor. Y escucharán: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Aunque a mucha gente no le guste creer en el infierno y que hay gente que va, Jesús no puede ser más claro en afirmar que sí existe…, y al menos yo no quisiera ir.

Ojalá esta Cuaresma le pidamos al Espíritu Santo que afine nuestros oídos, aguce nuestra mirada, nos de un corazón más sensible para estar cerca de los pequeños y descubrir ahí a Cristo. Nuestra Madre del cielo nos enseña cómo cuidar a los que Dios pone a nuestro lado, aprendamos de ella.

¿Y Ruedines? Para pasear hasta la puerta de los enfermos, los más desfavorecidos, los más solos, d ellos más pequeños y entrar a llevarles el consuelo de Cristo.