Dicen que la corrupción de lo mejor es lo peor. Así, por ejemplo, siendo la tecnología algo estupendo, sin embargo, ha conseguido que no sepamos ningún número de teléfono de memoria, cuando antes sabíamos fácilmente medio centenar.
“Israel era una viña frondosa, y daba fruto: cuanto más eran sus frutos, más aumentó sus altares; cuanto mejor era la tierra, mejores monumentos erigía. Tiene el corazón dividido (…). Ahora dicen: No tenemos rey, no respetamos al Señor, ¿qué podrá hacernos el rey?” Respecto a nosotros: ¿Qué se puede hacer cuando una sociedad olvida su pasado y pone en peligro su futuro? Es decir, hemos perdido la memoria de lo esencial.
“Llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia”. También hoy el Señor llama a unos pocos, y los llama por su nombre. Convoca a todos aquellos que están “enfermos”, los que han perdido la fe, los que viven sin esperanza, los que han abandonado la caridad, los que se sienten desorientados
Cristo no nos envía a convertir a los que no quieren convertirse, ni a pelearnos con aquellos que quieren hacer daño a la Iglesia. Sin embargo, hay tantos que necesitan de una sonrisa, una palabra de confianza, un testimonio de autenticidad … ¡no nos sobra el tiempo!
Hagamos como la Virgen; digamos “sí” a todo impulso del Espíritu Santo.
Buenas noches Señor. Dame Tu Paz y Tu Amor.
Gracias Comentarista 8
Lo de «expulsar demonios» nos asusta como una película de terror visionada en tres dimensiones… aunque realmente a diario lo hacemos cada vez que ponemos amor y perdón donde el odio, la indiferencia, la mentira, la degradación, la falta de libertad, los atentados a la vida,…, nos parece que lo ocupan todo. Ahogamos el mal con superabundancia de bien,derrochando bondad, diria yo, y por tanto «expulsamos demonios»… queriendo a los demás y queriendo lo que Dios quiere para judios y gentiles, ateos y creyentes, unos y otros, todos hijos de Dios y hermanos en Cristo.
El mandato que da a sus discípulos es proclamar la cercanía del Reino de Dios. Dicha proclamación se centra en que Dios no está oculto de nuestras vidas y sufrimientos; Dios ha escuchado nuestro clamor, se ha hecho presente en la persona del Hijo, encarnándose en Jesús de Nazaret.
El Hijo nos invita a participar de la vida de Dios. Nos invita a habitar en su casa, a comer junto a Él, a orar con Él. Y nos muestra la ternura de Dios. Dios es un Padre para los extraños. Con su ternura nos muestra el cuidado que tiene con los enfermos, y abatidos; en Él podemos poner nuestra confianza.
Tenemos constantemente que sacudirnos de encima al demonio oculto, intenta , distraerte en tus oraciones, en cualquier momento del día, quiere colarse. Señor, Tu no te SEPARES de mi
Solamente digo al Señor me basta TU GRACIA, en tanta DES-GRACIA, paz y bien
Gracias por esos dos últimos párrafos de su comentario. Me han dado mucha esperanza,