Déjame hoy comentarte una sola frase del Evangelio de este domingo: “Quien quiera salvar su vida, la perderá”. Hasta ahí el Señor no está diciendo nada sobrenatural o metafísico, está dejando constancia de un hecho fatídico que nos afecta a todos por igual: el que se busca a sí mismo, no se encuentra. No hay pizca de ingenuidad en esas palabras. Date cuenta de que siempre estamos buscando el mejor rincón para sentarnos, el móvil de última generación, la experiencia única que nos salvará de una vida monótona, más tiempo en la cama, que con la pereza se gana en el regusto caliente de las sabanas, el rechazo de la cita con esa persona insoportable que en el fondo nos “quita tiempo”. Pero dice el Señor que cuando queremos ponernos a salvo de toda complicación de vida, o cuando buscamos colocarnos el primero de la fila, fracasamos. Aunque lo tengamos todo, no habremos agotado el corazón. Es que viene bien saberlo de antemano.
Cuento brevemente la vida de Vera Brittain. Vera es una chiquilla inglesa de provincias, arrojada a la vida en un contexto propicio para la felicidad, acostumbrada al bullicio de las amistades, el baile y a tocar el piano. Quiere hacer sus estudios en Oxford porque tiene una veta intelectual irreprimible. Hay sólo un… pequeño matiz que hace que el curso de esta historia ordinaria descarrile. Estamos hablando de 1914, el año del comienzo de la Primera Guerra Mundial, y ella tiene apenas veintiún años. Se ha enamorado de un poeta que tendrá que ir al frente, donde también se alistarán su hermano y sus amigos… ¿y ella?, ¿qué decisión puede tomar una chiquilla intelectual que apenas sabe zurcir un calcetín? Al principio se comporta como una niña a la que le han truncado sus proyectos personales, ¿por qué tiene que venir una catástrofe para complicarme la vida? Además, su formación es escrupulosamente victoriana. Su generación está educada para afrontar la vida como un proyecto estrictamente personal. Las cosas del mundo son los asuntos de fuera, son importantes, de acuerdo, pero irrelevantes para la realización de los auténticos compromisos personales.
A propósito del conflicto entre las preocupaciones personales y el gran destino de la existencia, Vera terminará aprendiendo de George Eliot que no existe vida realmente privada, ni aislada ni autosuficiente. Así escribe Vera, “cualquier cosa que hagamos como individuos o como naciones, repercute intensamente en todos los demás. Ya estábamos así de unidos antes de que nos diéramos cuenta. Si tan sólo en la cómoda prosperidad de la época victoriana no nos hubieran educado en la falsa convicción de la seguridad individual y nos hubieran hecho creer que lo que sucedía más allá de nuestros hogares importaba, puede que la gran guerra nunca hubiera tenido lugar”.
Para decírtelo desde la mirada divina. El Creador ha diseñado un mecanismo sagrado en nuestra alma por el que nos convertimos verdaderamente en seres humanos cuando dejamos pasar a otro. A Dios el primero, para poner nuestras pasiones a buen recaudo, dejando la casa sosegada; y a los demás, para enriquecernos. Así se pierde la vida… para ganarla.
Creo que aunque me empeñe en conocerme, fracasaré. Lucho a brazo partido con mis muchos defectos, manias e imperfecciones. El corazón si es grande lo ocupa mi Amor por Dios Nuestro Señor, pero se dilata y hace sitio para el resto de amores que componen la vida día tras dia
Gracias, Padre por sus Comentarios, nos vienen muy bien para la meditación en la vigilia nocturna
La clave es la Cruz. No se concibe seguimiento del Maestro sin “tomar la Cruz”. Es condición indispensable para transitar el camino de Jesús. Él nos devela hoy su significado: dar la vida, ser capaz de “darse” y “partirse” por amor. Para ello es necesario sentir la “seducción de Jesús”. Como Jeremías se siente seducido por Dios, así también el cristiano respecto de Jesús. Sólo desde esa “seducción” se puede entender su Evangelio y vivirlo con decisión.
En definitiva, este domingo se nos pide un verdadero cambio de mentalidad, “renovación de la mente”, como dice Pablo a los romanos en la segunda lectura, para poder vivir con autenticidad, no a medias tintas, nuestra existencia cristiana.
Ese es el plan: humildad, humillación y agarrar la Cruz de Cristo, no la cruz que nos forjamos con nuestros caprichos y apegos, con la imaginación y los recelos, el miedo a quedar mal y la envidia.
La seducción de Jesús es una realidad, . Te enamoras de Él, Ya es tu vida , Le quieres tanto que sientes su dulce presencia constantemente . Como somos tan lerdos que le fallamos en algún momento? Pero Él sigue allí…
En ese momentos de arrepentimiento sientes que se te derrite el corazón de Amor, mueres por El
“ …piensas como los hombres, no como Dios.”
“…transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios,..”
En la eucaristía pedimos “..que El nos transforme en ofrenda permanente.”.
Y después de la comunión “que este alimento de la caridad fortalezca nuestros corazones y nos mueva a servirte en nuestros hermanos.”
“… que ame a los seres este día,
que a todo trance ame la luz,
que ame mi gozo y mi agonía,
que ame el amor y ame la cruz.”
“ Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir.”
Señor , no permitas que me separe de Ti.
El otro día ,le hice un comentario un amigo que gracias a Dios había superado, después de un duro resfriado una crisis de angustia y ansiedad y me contesto » paparruchas » fue gracias a las medicinas y yo le conteste bien y donde vienen las medicinas de la nada, fueron creados por el hombre o ya existian desde el principio de la creación es que acaso el hombre puede hacer algo que no exista sacarlo de la nada el hombre solo se vale de lo que Dios ha creado si o si por lo tanto aunque se diga como una muletilla tiene toda la razón de ser»en somos existimos y vivimos»
(Nada se crea ni destruye solo se transforma) Ley fundamental de la fisica
Aunque con pruebas duras q difícil es ya separarse y hacer hasta lo imposible humanamente por el «AMOR DE LOS AMORES»
Ha sido una sorpresa y alegría. Yo esperaba un cambio en la Iglesia.
Todo más o menos sigue igual ,con ausencias muy importantes y queridas, pero continúa el mismo Párroco y director espiritual. Doy por todo esto GRACIAS SEÑOR
Volver a la rutina anterior, «cuesta» y somos humanos y no podemos disimularlo. En poco tiempo han ocurrido tentas cosas, muchas agradables, que son las que debemos conservar en el recuerdo, darle Gracias al Señor por ellas y procurar olvidar las malas que tampoco han faltado. TENGO EL AMOR DE DIOS Y CON ESTO ME BASTA