Viernes 25-12-2020, Solemnidad de la Natividad del Señor (Lc 2,1-14)
«Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis una señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Nada prodigioso, nada extraordinario, nada espectacular se les da como señal a los pastores. Verán solamente un niño envuelto en pañales que, como todos los niños, necesita los cuidados maternos; un niño que ha nacido en un establo y que no está acostado en una cuna, sino en un pesebre. La señal de Dios es el niño, su necesidad de ayuda y su pobreza. La señal de Dios es la sencillez. La señal de Dios es el niño. La señal de Dios es que Él se hace pequeño por nosotros. Éste es su modo de reinar. Él no viene con poderío y grandiosidad externas. Viene como niño inerme y necesitado de nuestra ayuda. No quiere abrumarnos con la fuerza. Nos evita el temor ante su grandeza. Pide nuestro amor: por eso se hace niño. No quiere de nosotros más que nuestro amor, a través del cual aprendemos espontáneamente a entrar en sus sentimientos, en su pensamiento y en su voluntad: aprendamos a vivir con Él y a practicar también con Él la humildad de la renuncia que es parte esencial del amor. Dios se ha hecho pequeño para que nosotros pudiéramos comprenderlo, acogerlo, amarlo.
Él ya no está lejos. No es desconocido. No es inaccesible a nuestro corazón. Se ha hecho niño por nosotros. Se ha hecho nuestro prójimo, restableciendo también de este modo la imagen del hombre que a menudo se nos presenta tan poco atrayente. Dios se ha hecho don por nosotros. Se ha dado a sí mismo. Por nosotros asume el tiempo. Él, el Eterno que está por encima del tiempo, ha asumido el tiempo, ha tomado consigo nuestro tiempo. Navidad se ha convertido en la fiesta de los regalos para imitar a Dios que se ha dado a sí mismo. ¡Dejemos que esto haga mella en nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente! Entre tantos regalos que compramos y recibimos no olvidemos el verdadero regalo: darnos mutuamente algo de nosotros mismos. Darnos mutuamente nuestro tiempo. Abrir nuestro tiempo a Dios. Así la agitación se apacigua. Así nace la alegría, surge la fiesta. Precisamente, esto significa también: Cuando tú haces regalos en Navidad, no has de regalar algo sólo a quienes, a su vez, te regalan, sino también a los que nadie hace regalos ni pueden darte nada a cambio. Así ha actuado Dios mismo: Él nos invita a su banquete de bodas al que no podemos corresponder, sino que sólo podemos aceptar con alegría. ¡Imitémoslo!
A los pastores se les dijo que encontrarían al niño en un pesebre para animales, cuyo cobijo normal es el establo. Leyendo a Isaías (1,3), la tradición ha deducido que en el pesebre de Belén había un buey y una mula. Para vivir, el hombre necesita pan, fruto de la tierra y de su trabajo. Pero no sólo vive de pan. Necesita sustento para su alma: necesita un sentido que llene su vida. Así, ese pesebre de los animales se ha convertido en el símbolo del altar sobre el que está el Pan que es el propio Cristo: la verdadera comida para nuestros corazones. Y vemos una vez más cómo Él se hizo pequeño: en la humilde apariencia de la hostia, de un pedacito de pan, Él se da a sí mismo. De todo eso habla la señal que les fue dada a los pastores y que se nos da a nosotros: el niño que se nos ha dado; el niño en el cual Dios se ha hecho pequeño por nosotros. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de mirar esta noche el pesebre con la sencillez de los pastores para recibir así la alegría con la que ellos tornaron a casa.
Que estas palabras del papa Benedicto XVI (24-12-2006) nos ayuden a introducirnos en el Misterio que hoy celebramos. ¡Feliz Navidad a todos!
Feliz Navidad! Gracias por su enseñanza llena del amor de Dios !!
Como dice el comentarista, pues eso es lo que vive la Iglesia el día de Navidad. Durante la Eucaristía, la comunidad cristiana celebra que, aquello que Dios prometió durante siglos por medio de los profetas, se ha cumplido hace unos 2020 años, cuando Jesús, el Hijo de Dios, nació en Belén. Pero sobre todo celebramos que se cumple hoy, pues Jesús nace ahora en nuestro corazón, y en el corazón de nuestra familia, tal y como hizo en la comunidad joánica en tiempos pasados.
Os deseo a todos ¡FELIZ NAVIDAD¡
Ni los más inteligentes, ni los más santos… Ante la posibilidad de elegir el lugar y las circunstancias de su propio nacimiento hubieran elegido ni el sitio ni él entorno…. Para mí este es el tema de meditación….el gran mensaje del Señor!
Me gusta contemplar al Niño junto a la mula y el buey. La belleza de la Creación se pone de manifiesto; todo un Dios abrigado por los animales. La imagen me recuerda quienes somos y cómo debemos vivir y relacionarnos con el entorno.
El cuidado, la ternura, el servicio, la escucha, la laboriosidad, la fidelidad, la lealtad, la prontitud, la diligencia, la generosidad, la alegría… ¡cómo adornan a las «figuras» del Belén!
Dios no es una moral, ni una ley, es un sujeto divino y vivo. Y se ha presentado en la vida del ser humano, de todo ser humano, para estar en su corazón. María Virgen y Madre es nuestro ejemplo. Cuidemos al niño Jesús, Dios Vivo, en nuestro corazón frío y pecador, para que encuentre calor y limpieza y podamos proclamar la grandeza del Señor, como María. Feliz Navidad en todos los días de la vida
Precioso como siempre su Comentario, Padre. En mi habitación del hospital lo tengo también presente y me acompaña en en todo momento, el NIÑO DIOS
Hoy me ha dicho mi nieto Gaspar que han ido a Misa de 12 a San Fernando en mi lugar..
Le ruego una Oracion
Y también la Oracion al Niño Jesus, del CRdenal Osorio
Señor te ofrezco los dolores de estos momentos que no son nada y se superan solo con mirarte en ese humilde pesebre, dándonos ejemplo de humildad y Amor. . Te Amo Señor no te separes jamás de mi
Tengo a toda la familia preocupados por mi paso ahora al quirófano . Yo estoy tranquila. He pasado por momentos peores, siempre en Manos de Dios
Mi hijo Sergio habló con los de traumatología y la operacion la han retrasado al lunes. Él vendrá de Santiago para asistir a ella