“Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seas como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: ‘Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno’. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas” … Cada día conocemos a más gente que ha olvidado el Padrenuestro por haber dejado años de rezarlo. también a gente buena que deja de rezar un día y otro, y otro más. Por tanto, hemos de procurar ir a Misa, por ejemplo, pero no lo tomemos como un mero “cumplimiento”, ya que dejar de rezar es fácil para el que sólo cumple.
Uno de los mejores sitios para rezar es estar delante del Sagrario (aunque ahora, a causa de la pandemia, haya que hacerlo delante de la pantalla). Saber con quién estamos es fundamental. Cuando nos ponemos a hacer oración deberíamos olvidarnos de lo que nosotros vamos a hacer y ponernos disponibles para que Dios haga en nosotros
Se trata de ponernos en su presencia y dejar que nos sorprenda. Seguramente durante un tiempo (un día, una semana, un mes, quince años) será muy árido y tendremos que poner esfuerzo y fidelidad. Pero Dios nos sorprenderá en algún momento, y encontraremos el gozo y la paz por todo el esfuerzo invertido.
La Virgen gustó de Dios en sus brazos, y así hemos de hacer nosotros. Quizás habremos de empezar a decir: “Padrenuestro …”. Y saborearemos de tan buen Padre.
¡¡¡ Padrenuestro!!!! se nos eriza la piel. Es tan maravilloso saber que Este Padre es Dios y nos Ama
Padre de todas las personas, Dios y Señor del universo, nos has hecho hermanos con la Cruz, transformada en Salvacion Universal por Nuestro Hermano Mayor Jesús, nuestro Redentor.
Nuestra condición de ser desagradecidos y pecadores, debe purificarse en la oración del PadreNuestro, orando sin tregua al Maligno y sin dejar de disfrutar de nuestra condición filial de hijos e hijas de Dios por la Cruz de Cristo. Y hermanos de Cristo que nos precede en el camino hacia el Padre (Y Madre) de toda la Humanidad
Rezando el PadreNuestro, tenemos la oportunidad de unirnos a Dios Padre, a Dios Hijo y al Espíritu Santo de Dios. No desaprovechando cada rato de nuestra vida con el deleite de su presencia en nuestro corazón pecador e indigente sin Dios en él
El mismo Cristo nos enseña a hablar con el Padre y sus mismas palabras las repetimos una y otra vez después de 21 siglos ¿Hay herencia más hermosa y perdurable? Jesús nos aconseja que huyamos de las palabras grandilocuentes, del exceso de verborrea cuando nos dirijamos a Dios y nos enseña una oración que tiene la sencillez del niño que le pide a su padre lo que necesita, que le demuestra su cariño y le solicita su apoyo en los temas realmente importantes
“… vuestro Padre del cielo…”
“… ser con plenitud hijos de Dios…”
“… escucha mi oración…”
“… ser contado entre el número de tus santos …”
“… consuelo en la tristeza, paciencia en la tribulación y defensa en el peligro…”
“… nuestro espíritu brille junto a ti…”
Consoladora de los afligidos , intercede por nosotros
De pantalla nada. En nuestra diócesis de Alcalá de Henares todas las iglesias abiertas.