Siempre me he detenido en esa frase de san Juan con la que se inicia la lectura del Evangelio de hoy, “tanto amó Dios al mundo…” La medida de Dios es inabarcable, ¿cuánto marca ese “tanto”? Cuando una madre dice que quiere a su hijo mucho mucho mucho, el paso siguiente es abrazarlo y espachurrarlo contra sí, no sabe expresarlo de otra manera. Qué mal sabemos los hombres medir las realidades importantes, no tenemos mucha idea de qué es menos y de qué es más. A todos nos envuelve una torpeza que nos hace medir el valor de las cosas a bulto.
Hoy por la mañana he dado la comunión a una enferma en el hospital. Al verme entrar, hemos mantenido un pequeño diálogo inicial muy divertido, “hombre, padre, qué bien que me traiga al Señor”, “claro que sí, y ya sabes que si quieres todos los días, venimos con Él”, “yo también tengo un sobrino que es sacerdote”, “qué maravilla”, “sí, pero él es más que sacerdote”, “anda, ¿y eso?”, “es que es catedrático”. No pude evitar guardarme la risa para no asustarla. Qué diferente es Dios, cuando quiere manifestar su grandeza se pone a los pies de Pedro, en cambio cuando el hombre muestra su poderío busca un foco y un corrillo de aduladores. Si el Señor nos habla de ir hacia arriba, se refiere al planeta altísimo de la cruz. Hasta allí, hasta la sangre vertida, hasta ese rostro que no parecía humano de lo despreciado que fue.
Nosotros hacemos el bien de una forma provinciana, nos humillamos delante de los demás para demostrar visiblemente nuestra humildad, pero con arrogancia, que se entere bien mi mano derecha de lo que hace la izquierda. Entonces la humildad desaparece, pero no nos enteramos, porque creemos que hemos cumplido. Lo explicó muy bien Manzoni a través de un personaje de su novela Los novios, “hay personas que tienen toda la humildad para ponerse por debajo de los demás, pero no para estar a su misma altura”. Qué finura de pensamiento el del italiano. Al inicio de la pandemia hubo mucha gente dispuesta a dar su vida por los demás, a ponerse el equipo de protección y jugársela en las habitaciones contaminadas. Pero luego no eran capaces de llegar a casa y tratar con delicadeza a su mujer, o tener paciencia con el hijo al que las matemáticas no le salen.
Tanto amó Dios al mundo que hizo al hombre libre como la lava de un volcán, capaz de filtrarse por donde le diera la gana. Tanto, que quiso respetar enteramente su dignidad, sin estorbarle, sin hacerle milagros que lo asustaran. Esperando ser solicitado por la criatura, esperando con amor a ver quién le da un poco de su vida, porque con un poco es capaz de conformarse. El amor es siempre así de menesteroso y conformista.
Tanto amó Dios al mundo que conoce por su nombre cada brizna de trigo, cada almendra que se endurece en la rama del árbol, y al niño que viene al mundo para vivir sólo cuatro horas, y al enfermo que se retuerce en su cama de hospital. Sabe, porque Él también hizo vida de moribundo, por amor.
Queridos Hermanos:
Cuando en la sociedad solo respondemos al mal con mano dura, con condenas, con duras penitencias.
Cuando dejamos de confiar en las personas.
Cuando no invertimos caminos de libertad desde el interior.
Cuando actuamos así es porque nos tememos, porque no queremos invertir en procesos, porque no creemos en la vida y en el poder del amor y no creemos en Dios, que aceptó entregar a su Hijo para restaurar la vida de todos.
Jesús no ha venido a condenar sino a salvar.
«¡Oh, María!, vaso de humildad en el que está y arde la luz del verdadero conocimiento con que te elevaste sobre ti misma, y por eso agradaste al Padre eterno y te raptó y llevó a sí, amándote con singular amor».
En grupo y cada día en Radio María rezamos el Santo Rosario. Pedimos por los pobres y marginados de la Sociedad. Por la personas discapacitadas física y mentalmente.
Vuestro hermano en la fe: José Manuel
josemanuelgarciapolo@gmail.com
Antes de llevar a la oración las lecturas de la misa del día, medité la homilia del 11 de abril del Papa Francisco… porque hoy he madrugado mucho y no quise desperdiciar esa vela no buscada…
Supongo que somos muchos los cristianos que unidos por un mismo espíritu nos sentimos misericordiados y llamados a vivir la misericordia. Jesús no ha venido a castigarnos, quiere que todos nos salvemos, y el camino son sus llagas, entrar en el torrente de su sangre derramada, que sigue fluyendo para vivificarnos y vivificarlo todo y elevarlo todo a Él.
A María le pido que desate mis nudos y me prepare un camino seguro.
“… Tanto amó Dios…”
“… percibamos siempre en el amor…”
“… las puertas del reino…”
“… se acerca a la luz…”
“… una vida santa…”
“… vida eterna…”
Vida y dulzura, intercede por nosotros .
El Santo Padre ha dicho que nos bendigamos unos a los otros. En este momento, imaginar sentir la Sangre de Cristo aun caliente, sobre nosotros, me sobrecoge la emoción. No soy digno de Tu amor Señor. Perdóname
Muchas gracias por su comentario. Me ha servido de mucho
De la Homilía del 11 de abril, del 2021, del Papa Francisco.
Hermana, hermano.
¿Quieres una prueba de que Dios ha tocado tu vida? Comprueba si te inclinas ante las heridas de los demás. Hoy es el día para preguntarnos: “Yo, que tantas veces recibí la paz de Dios, que tantas veces recibí su perdón y su misericordia, ¿soy misericordioso con los demás? Yo, que tantas veces me he alimentado con el Cuerpo de Jesús, ¿qué hago para dar de comer al pobre?”.
No permanezcamos indiferentes. No vivamos una fe a medias, que recibe pero no da, que acoge el don pero no se hace don. Hemos sido misericordiosos, seamos misericordiosos. Porque si el amor termina en nosotros mismos, la fe se seca en un intimismo estéril. Sin los otros se vuelve desencarnada.
Sin las obras de misericordia muere Hermanos, hermanas, dejémonos resucitar por la paz, el perdón y las llagas de Jesús misericordioso. Y pidamos la gracia de convertirnos en testigos de misericordia. Sólo así la fe estará viva. Y la vida será unificada.
Reza cada día el Rosario con la Virgen María. Pidamos por todos los sacerdotes del mundo. Por la Paz.
Vuestro hermano en la fe: José Manuel
josemanuelgarciapolo@gmail.com
Solo hay un Comentarista que su reseña del Evangelio del día siguiente lo pofemos
disfrutar a media noche meditarlo
y dormir en Paz . Sintiendo la presencia constante del Señor haciendonos compañia. Gracias Señor. Te Amo Tanto Tanto