Cristo es el Buen Pastor, el único buen pastor, que pastorea dando la vida por sus ovejas. “Yo entrego mi vida”. Nos hace hijos entregándonos su propia vida. Antes que pidiendo pastorea dándose a sí mismo. Antes que poniéndonos límites, nos hace capaces de superarlos: de conocer, amar, por encima de nuestras fuerzas. Su gracia nos transforma y capacita realmente. Es el único que cura nuestras enfermedades: egoísmos, odios, soberbia, mentira… ¡No sólo perdona; sino que también sana! El único que enseña la verdad, porque El es la Verdad, respecto a qué es el hombre, cómo alcanzar la bienaventuranza, la felicidad
Hay muchos con pretensión de ser el Buen Pastor; muchas voces que dentro y fuera de nosotros pretender anunciar que la felicidad está en la satisfacción de nuestros impulsos y deseos, en la posesión de bienes, en el poder, en vivir para sí… Son voces de falsos pastores que “abandonan” y huyen. Si los sigo me dejan solo y no hay tal felicidad prometida; sino la soledad y tristeza del egoísmo y de la propia limitación. ¡No han dado la vida por nosotros!
Reconozcamos la voz de único Buen Pastor para ser sus ovejas, que El nos entregue su vida, nos sane, nos conduzca. Ese pastoreo del único Buen Pastor sigue realizándolo a través de su Iglesia: sanando y perdonando en el sacramento de la reconciliación, entregando su vida en la Eucaristía, enseñando y conduciendo por la verdad en su Magisterio.
Cristo también cuenta con la familia para realizar su labor de Buen Pastor. Con los esposos que, colaborando con el poder de dar la vida, traen nuevos hijos al mundo y colaboran con la Providencia de Dios en el cuidado de sus hijos. No estáis solos, Cristo os precede como Buen Pastor y os da su Espíritu Santo para que encontréis los pastos buenos para vuestros hijos. También para pastorear vuestro matrimonio, para llevaros al cielo el uno al otro. El “negocio” más importante de vuestra vida es vuestro matrimonio. Debéis Estar muy persuadidos que el mayor bien para vuestros hijos es el amor que os tenéis, no lo es, siendo importante, el mejor colegio, la mejor universidad; lo que les ayudar a crecer como personas, a encontrar seguridad y confianza es vuestro cariño. Quiere contar igualmente con los abuelos: rezar por los hijos y por los nietos., pastorear con vuestra alegría, vuestra esperanza y vuestro cariño. ¡Con tanta experiencia que podéis aportar! Los hermanos, particularmente los mayores, tenéis un papel importante en la ayuda a los hermanos siendo instrumentos imprescindibles en los planes de Cristo.
Que María, nuestra Madre, nos ayude a reconocer la voz del único Buen Pastor y a no seguir las otras voces.
Hagamos el esfuerzo de recordar siempre que Dios se relaciona con nosotros personalmente, nos acompaña en el día a día y nos guía hacia la felicidad. Y no olvidemos que todo eso lo hace por amor: porque somos hijos suyos.
Queridos hermanos:
Hay quienes poseen, acumulan egoístamente, guardan por si acaso, cierran su corazón a compartir con quienes no tienen…, esos, recuerden que tendrán que disculparse y mendigar a aquellos de quienes abusaron.
Recordad que había un hombre tan pobre tan pobre, que sólo tenía dinero, pero, además, los ricos de este mundo tendrán que dar cuentas a Dios de cómo lo han administrado. Quien entrega su vida a los demás, podrá recuperarla. ¿Qué le ocurrirá a quien guarda su vida egoístamente para sí? Sé generoso y desprendido.
Rezamos el Santo Rosario cada día. Pidamos a la Virgen nuestra Madre la Reina del Cielo. Por los que sufren injusticias y soledad, para que levantando los ojos hacia el Resucitado experimenten consuelo, tengan ánimo para enfrentar sus situaciones y crezcan en esperanza. Oremos. Por todos los misioneros, para que se fortalezca su fe, experimenten la continua protección del Señor Resucitado y perseveren en el anuncio del Evangelio impulsados por el Espíritu Santo. Oremos. Por todos los que. Rezamos el Santo Rosario para que crezcamos en la fe, seamos verdaderos discípulos misioneros del Señor y perseveremos en el buen obrar. Oremos.
Vuestro hermano en la fe: José Manuel.
josemanuelgarciapolo@gmail.com
“… Yo soy el buen Pastor…”
“… morir por su rebaño…”
“… ningún otro puede salvar…”
“… fuente de gozo incesante…”
“… nuestra vida en Cristo…”
“… ¡lo somos! …”
Madre del Buen Consejo, intercede por nosotros
Comentario: al Santo Evangelio, del IV Domingo de Pascua (25.04.2021)
Es el domingo del Buen Pastor. Es un día para meditar sobre la situación de la Iglesia. El Señor no nos está contando una parábola, porque no lo es, pero sí que está utilizando símiles, sinónimos, ejemplos. Habla de sí mismo, y define, se define a sí mismo como el Buen Pastor, y no lo dice como el que se pone una medalla que no merece, sino porque Él sabe que está ahí por amor y que va a dar la vida por amor, por eso dice que el Buen Pastor es el que da la vida por las ovejas.
Habla de los fieles, de todos los fieles, de todos, porque también los sacerdotes somos fieles, habla de los fieles como ovejas, y no porque seamos ovejas, sino porque está poniendo una comparación. Pero no dice que estas ovejas sean tontas, al contrario, habla de esas ovejas y les dice que algunas de ellas tienen un claro signo de inteligencia porque escuchan la voz del pastor, la distinguen, saben que esa voz, la del pastor, la del Buen Pastor, esa voz merece crédito, y saben distinguirla de otras voces, quizá seductoras, agradables de oír, que dicen lo que uno quiere escuchar, pero que no son la voz del Buen Pastor.
El tercer personaje de esta historia es el asalariado, el asalariado, el mal pastor. El mal pastor, el asalariado, dice Jesús, es alguien que está sólo por dinero. Son las palabras del Señor. El asalariado no ama a las ovejas, no le importan las ovejas. Está sólo por dinero. Yo creo que todos los sacerdotes, todos, deberíamos leer varias veces aquellas homilías de san Agustín donde habla de los malos pastores. Eso sí que es dar palos. Y san Agustín sabía muy bien de qué hablaba.
El mal pastor se ha hecho cura para mejorar su nivel de vida, para tener prestigio. No le importan las ovejas, no le importan.
¿Por qué no hay confesores? ¿Por qué? No me refiero sólo ahora al tiempo de la pandemia, más riesgo… pero incluso ahora ¿Por qué no hay confesores? ¿Nadie se lo ha preguntado nunca? Yo lo sé. Me parece evidente. Me extraña que no lo vea todo el mundo. La confesión es un sacramento que no da dinero, no da dinero. Tú no vas al confesor a decirle ¿cuánto me cuesta? No da dinero, no hay negocio en la confesión. Entonces la confesión es un sacramento para el que no se destina tiempo ¡Qué vergüenza! ¿Qué diría san Juan María Vianney, el santo cura de Ars, que pasaba tantas horas confesando? O san Juan de Ávila ¡Ah!, pero no da dinero.
Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen María, y conmigo tú hermano en la fe: pidamos, Por la gracia que Dios nos da, por saber que estamos vivos, para darle gracias a Dios cada día, por el aire que respiramos, Por la Luz que nos ilumina, por la vida que nos da. Y por la Paz en el Mundo.
Vuestro hermano en la fe: José Manuel.
josemanuelgarciapolo@gmai.com
Yo te ofrezco señor la vejez de mi cuerpo,mis músculos sin fuerza que se van perdiendo, mi agilidad apagada que quedó en el recuerdo. Mis ojos sin brillo,mis torpes movimientos. Mis piernas tan cansadas buscando siempre asiento. Mis manos tan gastadas de tanto que sirvieron en ayudas y caricias de cuantos acudieron. Yo te ofrezco Señor, la nada de mi cuerpo, que fue ágil y fuerte, que fue joven y esbelto, que pasó por la vida con miedos y silencios. Hoy desde este lugar desde el que Tu me has puesto, y que sabes Señor,que es mi vida y mi tiempo, ye te ofrezco con amor, la vejez de mi cuerpo.
ORACIÓN DE ACEPTACIÓN
Ayer estuve el la Santa Misa en la Iglesia de los Redentoristas con una de mis hijas. Desgraciadamente está bastante alejada del Amor a Cristo. Pero estuvo muy atenta a la Homilía del Buen Pastor. Durante la comida era de opinión del pastor asalariado para alimentar a su familia. No entiende que el Buen Pastor que nos conoce a todos ha dado Su Vida por ellas GRATUITAMENTE