Lunes 24-5-2021, María, Madre de la Iglesia (Jn 19,25-34)
Ayer, con la gran solemnidad de Pentecostés, celebrábamos el nacimiento de la Iglesia, que el Espíritu congrega de entre todas las gentes, naciones y lenguas. Hoy recordamos a aquella que estuvo presente en ese momento, reunida con los apóstoles en oración en el Cenáculo. María, protagonista del nacimiento de Cristo, es también protagonista del nacimiento de la Iglesia. Por eso hoy la invocamos con el precioso título de “Madre de la Iglesia”. Unas palabras del papa san Juan Pablo II nos pueden ayudar a comprender mejor este misterio de la Virgen Madre:
«Los fieles desde antiguo han invocado a María, ante todo, con los títulos de “Madre de Dios”, “Madre de los fieles” o “Madre nuestra”, para subrayar su relación personal con cada uno de sus hijos. El título de “Madre de la Iglesia”, aunque se ha atribuido tarde a María, expresa la relación materna de la Virgen con la Iglesia, tal como la ilustran ya algunos textos del Nuevo Testamento.
»María, ya desde la Anunciación, está llamada a dar su consentimiento a la venida del reino mesiánico, que se cumplirá con la formación de la Iglesia.
María en Caná, al solicitar a su Hijo el ejercicio del poder mesiánico, da una contribución fundamental al arraigo de la fe en la primera comunidad de los discípulos y coopera a la instauración del reino de Dios, que tiene su “germen” e “inicio” en la Iglesia.
»En el Calvario María, uniéndose al sacrificio de su Hijo, ofrece a la obra de la salvación su contribución materna, que asume la forma de un parto doloroso, el parto de la nueva humanidad. Al dirigirse a María con las palabras “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19, 26), el Crucificado proclama su maternidad no sólo con respecto al apóstol Juan, sino también con respecto a todo discípulo.
»El evangelista san Lucas habla de la presencia de la Madre de Jesús en el seno de la primera comunidad de Jerusalén (Hch 1, 14). Subraya, así, la función materna de María con respecto a la Iglesia naciente, en analogía con la que tuvo en el nacimiento del Redentor. Así, la dimensión materna se convierte en elemento fundamental de la relación de María con respecto al nuevo pueblo de los redimidos.
»El título “Madre de la Iglesia” refleja, por tanto, la profunda convicción de los fieles cristianos, que ven en María no sólo a la madre de la persona de Cristo, sino también de los fieles. Aquella que es reconocida como madre de la salvación, de la vida y de la gracia, madre de los salvados y madre de los vivientes, con todo derecho es proclamada Madre de la Iglesia.» (Audiencia 17-9-1997)
Mí querido hermana/o
Para que te superes en tu carrera.
Piensa siempre en un atleta de salto de altura: si realmente quiere competir con los mejores, tiene que esforzarse y no conformarse con el mínimo o con saber muy bien la técnica y movimientos que tiene que realizar.
Si quieres ser bueno, tendrás que exponerte a niveles de competición, subir poco a poco el listón y proponerte metas más altas. Pues saltar un metro con buena técnica es seguro que cualquiera lo puede hacer. ¿Te conformas con ser un cualquiera en tu vida?, ¿estás viviendo como tal? Sigue mis consejos, supérate en la vida y habla con quien ya en sus días lo hizo, y hoy te manda, y ordena. Dios nuestro Padre y «Tu Capitán de escuadrón».
Jesucristo estará siempre contigo. ¡Recuérdalo siempre!
Vete acostumbrando y aprovecha para que Dios goce contigo; reparte algo de lo que tienes con aquellos que menos tienen y cuando lo hagas, no lo cacarees, hazlo desde la generosidad, la discreción y la humildad. Todo lo que no se da, se pierde.
Reza, este mes de mayo, el Santo Rosario de cada día. Es el mes de las flores a María. Le Pedimos por la Paz en el Mundo. Por los niños que nacen cada día. Por los enfermos, y discapacitados, por las madres que son tentadas al aborto
Feliz día
José Manuel García.
Juan se convirtiera por las palabras de Jesús en hijo. Al dirigirse a su madre y decirle “ahí tienes a tu hijo”, es como si la condición de María, como madre, se ampliara y acogiera en Juan a todos los hombres. Y ahí está la Iglesia, asamblea de creyentes, de la que ella se convierte en Madre.
El cristiano ha de tener hacia María una conciencia filial. Si ella es nuestra madre, y nosotros somos sus hijos, lo mejor será que nos demos cuenta de ello y que vivamos las consecuencias de esa feliz relación nuestra con ella. Para ello le rezaremos cada día Santo Rosario, es la mejor relación, con nuestra madre del cielo.
Le pedimos por la Paz del Mundo, por los enfermos, ahora con el COVID-19. Y por sus cuidadores. Por todas las madres solteras que cuidan a sus hijos, Sin padre. Por los colegios de enseñanza primaria, para que los niños crezcan, y se hagan personas de provecho, y huyan de la delincuencia.
Vuestro hermano en la fe: José Manuel.
María Madre de la Iglesia, Madre de Dios, Madre de todas las personas humanas. Medianera de toda Gracia de Dios.
Jesús es nuestro Ejemplo y Modelo, pero necesitamos al Santo Espíritu de Dios para buscar al Hijo, seguirlo y encontrarnos con el Padre.
Y María nos ofrece al Espíritu Santo, como en el Cenaculo, como en el Gólgota, como cada día que la invocamos, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
¡Feliz Tiempo Ordinario con Jesús, María y José, la Iglesia Militante, Purgante y Triunfante, los Santos Ángeles, en Humildad, Obediencia y Amor para alcanzar la Vida Plena.
“…Mujer, ahí tienes a tu hijo…”
“…Ahí tienes a tu madre…”
“…madre de todos los que viven…”
“…Madre Santa, Virgen, Madre del Rey …”
“…el Espíritu de tu Hijo Jesucristo…”
“…modelo de la Iglesia orante…”
“…me alegro con mi Dios…”
“…Hijo del eterno Padre…”
Madre Auxiliadora, intercede por nosotros
Evangelio de hoy nos cuenta la escena; dura por el contexto, bellísima por lo que a nosotros respecta; de cuando Jesús confío a la Virgen a San Juan y San Juan a la Virgen: «Ahí está tu madre, […] ahí está tu hijo»; de ahí viene la maternidad de la Iglesia, naturalmente.
Pero la maternidad tiene dos rostros: María cuida de cada uno y de todos, pero nosotros tenemos que cuidar de María: cada uno y todos, es decir, la Virgen fue confiada a Juan, no solamente Juan fue confiado a la Virgen, que lo ha hecho y lo hace bien, es que la Virgen fue confiada a Juan.
Sabemos que Juan, dice el Evangelio, que desde entonces la tuvo con él, en su casa, y la tradición nos enseña que se la llevo a Éfeso cuando empezaron las primeras persecuciones, las que provocaron la muerte del apóstol San Esteban, para liberarla de cualquier peligro se la llevo a Éfeso después, según la tradición, la devolvió a Israel, a Jerusalén, donde tuvo lugar la Asunción de María.
Juan cuidó a la Virgen, así que nosotros tenemos también que cuidar de María, ¿cómo hacerlo? Con la oración.El rosario es tan importante y por eso, precisamente, los enemigos de la Virgen, los enemigos de la Iglesia, ridiculizan el rosario: quieren que no se rece, han quitado su rezo en muchas iglesias y no solo ahora por la epidemia. El rosario es lo primero para cuidar de la Virgen.
Alguno dirá que el rosario no es la única manera de hablarle a la Virgen: claro que no, eso es una historia que yo escuché: el rosario no es la única manera de hablar a la Virgen, claro que no, pero da la casualidad de que los que no rezan el rosario no le hablan a la Virgen.
Esta tarde he ido a Misa a la Iglesia se los Redentoristas y al final repartieron una hoja con el programa de la » Asamblea Parroquial»con este motivo y por celebrar el día de Santa María Madre de la Iglesia, hubo una reunión del sacerdote con los asistentes a la Misa con varios que se acercaron al micrófono para cooperar con sus opiniones. No sé si en todas las parroquias habrán habido las mismas asambleas. Es una buena manera de involucrar y animar a los asistentes frecuentes a tomar parte, cada uno en lo que sabe y puede