Todos los sábados celebro la Eucaristía de la víspera del Domingo en la parroquia de un amigo mío, al que conozco ya desde hace una cantidad considerable de años. Mi amigo que es muy buena persona recibe invariablemente cada sábado un paquete de una feligresa que vive sola, y que le prepara comidas variadas, le compra fruta, le hace bizcochos… es decir, cuida de él, así cada sábado en la sacristía esperamos expectantes los secretos de lo que yo, con algo de guasa, llamo la merienda del párroco.
Ciertamente mi amigo no necesita materialmente lo que esta señora le compra, pero el cariño y el tiempo que ella le dedica es sin duda fundamental para mi amigo que a pesar de estar entrado en años, y de haber recorrido muchos lugares predicando y haciendo el bien, también necesita de la mano amiga, del feligrés atento, de ese contacto humano que tanta falta nos hace a todos.
Hoy al escuchar el final de es pedacito del relato de Marcos, que dice así: la gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo. Recordar la escena de cada sábado y la atención que le pone la feligresa a mi amigo párroco ha conectado con esta frase de Marcos, que recoge con sencillez algo en lo que yo siempre he pensado, que Jesús debía tener una personalidad arrebatadora, que las personas debían disfrutar con Él, que en su presencia se entendía mejor aquello del carácter fruitivo de la religión. El Papa suele decir que no podemos ser cristianos de cara agria, cristianos que parece que acaban de chupar un limón, y creo que tiene razón.
Cuando uno vive de la fe, cuidar a los otros se transforma en una fuente permanente de alegría, y los actos más pequeños cobran una nueva dimensión. Si cuando predicásemos, cuando hablásemos de Jesús, cuando expusiésemos nuestra fe, estuviésemos verdaderamente entusiasmados, nada, ni nadie se nos podría por delante. Sin embargo muchas veces hemos convertido la experiencia de fe en un lánguido bostezo, en una aburrida perorata que no entusiasma ni al más pintado. Recuerdo a un compañero del seminario que solía decirnos después de las celebraciones que presidía un padre especialmente aburrido, esta misa ha sido de las que quitan afición, no sé si yo me atrevería a decir tanto, pero, si cuando vamos a la eucaristía no ponemos el mismo cuidado que la abuelita en prepara la merienda, si cuando predicamos la gente no se maravilla por la viveza de nuestra fe y por el entusiasmo de lo que vivimos, tal vez, nuestras misas sean de las que quitan la afición.
En las casa de la Madre Teresa, en las sacristías ha escrita la siguiente frase: «Sacerdote de Jesucristo, celebra esta misa como si fuese tu primera misa, tu única misa, tu última misa»… ojalá el Señor nos conceda ese entusiasmo que se vislumbra en la oración de la Santa de Calcuta, porque, si hoy fuese la única, la ultima vez que voy a escuchar a Jesús, seguramente yo también pondría todo mi cariño, todo mi cuerpo, toda mi alma en entenderle y disfrutaría de su presencia.
Querido hermano:
En la actualidad, hay muchos que reclaman nuestra atención, nuestro interés, pero te recuerdo que nuestra vida solo puede estar edificada en el Rey de Reyes y Señor de Señores; en Jesucristo, porque Él mismo nos dice: «Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Pedro ante el Sanedrín también declara: «Él es la piedra rechazada por los constructores, […] que se ha convertido en piedra angular. Nadie más que Él puede salvarnos, pues solo a través de Él nos concede Dios a los hombres la salvación sobre la tierra».
Pon tu confianza en Cristo, edifica tu esperanza en Él, dialoga con Él cada día, comparte con Él tus proyectos, ilusiones y dificultades. Te aseguro que nunca nada te faltará. A Él, y solo a Él, le damos la gloria, el honor y el poder, por los siglos de los siglos…
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Consuela nuestras aflicciones y fortalécenos para que en medio de la enfermedad nos sanemos y la puedamos sobrellevar. Por la Paz en el Mundo.
Vuestro hermano en la fe: José Manuel
“…movido por el Espíritu Santo…”
“…haremos en él nuestra morada…”
“…goces de alegría y bienestar…”
“…demostrarte nuestro amor…”
“…contribuir a nuestro bien …”
“…tu gracia nos purifique…”
Madre de la Divina Gracia, intercede por nosotros
Señor, Eres tan Misericordioso, nos Amas con todas nuestros defectos ,nos recibes con Tu mirada amorosa, recibes lo que te ofrecemos de corazón y no dejas que se estropee.
Te doy gracias por la familia tan numerosa que me has concedido que mi deseo seria aumentar con ella Tu Reino.
Tu lo puedes todo Señor. No dejes de amarnos y perdoonarnos
Buenas,Padre,(comentarista 11). Pues le cuento que tiene ud toda la razón.No hay nada más triste para mi alma que ver a un sacerdote celebrando la Misa con apatía y rutinaria,voz apagada y casi sin escucha. Y muchos en la homilía se extienden tanto que luego la consagración la hacen volandoay mi corazón sufre tanto.
Estamos en la semana de la Santísima Trinidad. Hemos celebrado esta solemnidad el domingo y nos preparamos, si Dios quiere, para celebrar el corpus el próximo domingo.. El Señor nos ha enseñado cuál es su naturaleza: El amor. Pero no solamente nos ha dado esta fe: Dios existe y Dios es amor. Lo de Dios existe ya lo sabían los hombres antes de Jesucristo; la fe en la existencia de Dios o de los dioses pero, al fin, en la existencia de la divinidad, era ya común en la humanidad desde el origen de la propia humanidad. Pero no la fe en que Dios es amor: Dios existe y Dios es amor: la fe.
Y nos dio otra cosa. Esa otra cosa nos la dio en el Hijo, sobre todo, la esperanza: hay vida eterna. No estás solo en las luchas de la vida. Si pides perdón, te voy a perdonar. La esperanza. Son los tres contenidos de la virtud de la esperanza: Hay vida eterna, estás conmigo cuando sufres y venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré, y todo aquel que pida perdón, sinceramente arrepentido, recibirá perdón. Fe y esperanza, Padre Hijo, y luego viene el Espíritu Santo, que completa la Trinidad, es decir, la santificación, la santidad, el amor devuelto. No el amor recibido, el Padre y el Hijo, sino el amor devuelto; el amor al amor, el amor a Dios, es decir, el agradecimiento.
Rezamos juntos cada dia. El Santo Rosaario con la Virgen Maria.
Le pedimos por la Paz en el Mundo.
Tu hermano en la fe José Manuel.
Karol el hombre que llegó a ser Papa.
La pelicula de esta noche.
Gracias Señor, TE AMO