PRIMERA LECTURA
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado a favor nuestro.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-21
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.
Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros.
En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a se justicia de Dios en él.
Palabra de Dios.
Sal 102, 1-2. 3-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.
Aleluya Mt 5, 3
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.
EVANGELIO
Conservaba todo esto en su corazón.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que le dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor.
«Le traspasó el costado y salió sangre y agua»
Hoy celebramos el Sagrado Corazón de Jesús. Me surge una pregunta, ¿por qué celebrar el corazón de Jesús y no su mente, sus músculos, sus otros órganos vitales? En la persona de Jesús todo es divino y todo es digno de adoración.
Sin embargo, si hubiéramos celebrado la sagrada mente de Cristo, podríamos estar en su memoria, en su recuerdo; pero el corazón está activo constantemente, está bombeando amor cada segundo, y en el corazón de Jesús estamos todos en el presente.
«Desde que eras un niño [una niña], yo ya te amaba […]. Con “cuerditas” de ternura, con lazos de amor, […] te atraje hasta mi mejilla, [como lo hace un padre con sus hijos]. Ante ti, mi corazón me da un vuelco, todas mis entrañas se estremecen»; así canta el profeta Oseas el amor de Dios. Por eso, cuando contemplamos a Jesús, el Dios hecho hombre, vemos que en Él se cumple el amor de nuestro buen Dios, que todo lo restaura y sana.
Jesús, en el Evangelio, nos hace muchas veces referencia a su corazón: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os aliviaré»; «Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón»; o el Evangelio de hoy: «Al llegar a Jesús vieron que había muerto. No le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con la danza le traspasó el costado y, al punto, salió sangre y agua». Por ello en un lugar de la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
Comentario al Santo Evangelio según San Mateo 10, 7-13
(12/06/2021)
«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca»
Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María y la Palabra nos dice que María cogía con mucho respeto todo lo que vivía con Jesús, meditándolo todo en su corazón. Hoy es una invitación a vivir desde el corazón la fe, la relación con Dios, a contemplar con asombro todo lo que Dios hace nuestra vida.
¿Qué es lo que hace que el corazón de María sea inmaculado? Creo que fundamentalmente es un corazón abierto a la Palabra de Dios, contemplativo, pero un corazón que ama, que se compromete; un corazón que sabe discernir, acoger la vida y compartirla; un corazón humilde y sencillo.
Jesús, en el Evangelio, nos dice que proclamar el reino de Dios es cuestión del corazón, de amor; de estar seducidos no por lo bueno, lo inmediato, sino por lo mejor: por una fe que nos salva, que se traduce en amor y que cambia la vida de las personas: «Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios».
Además nos insiste en que debemos ser agradecidos y dar lo mejor que tenemos de forma generosa: «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No llevéis oro ni plata […] en el bolsillo», nos llama a la confianza y también a no acumular cosas que terminan por restar espacio en nuestra vida y en nuestro corazón. «No llevéis dos trajes ni sandalias ni bastón porque el que trabaja tiene derecho a su sustento».
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
Comentario al Santo Evangelio según San Mateo 10, 7-13
(12/06/2021)
«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca»
Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María y la Palabra nos dice que María cogía con mucho respeto todo lo que vivía con Jesús, meditándolo todo en su corazón. Hoy es una invitación a vivir desde el corazón la fe, la relación con Dios, a contemplar con asombro todo lo que Dios hace nuestra vida.
¿Qué es lo que hace que el corazón de María sea inmaculado? Creo que fundamentalmente es un corazón abierto a la Palabra de Dios, contemplativo, pero un corazón que ama, que se compromete; un corazón que sabe discernir, acoger la vida y compartirla; un corazón humilde y sencillo.
Jesús, en el Evangelio, nos dice que proclamar el reino de Dios es cuestión del corazón, de amor; de estar seducidos no por lo bueno, lo inmediato, sino por lo mejor: por una fe que nos salva, que se traduce en amor y que cambia la vida de las personas: «Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios».
Además nos insiste en que debemos ser agradecidos y dar lo mejor que tenemos de forma generosa: «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No llevéis oro ni plata […] en el bolsillo», nos llama a la confianza y también a no acumular cosas que terminan por restar espacio en nuestra vida y en nuestro corazón. «No llevéis dos trajes ni sandalias ni bastón porque el que trabaja tiene derecho a su sustento».
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca»
Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María y la Palabra nos dice que María cogía con mucho respeto todo lo que vivía con Jesús, meditándolo todo en su corazón. Hoy es una invitación a vivir desde el corazón la fe, la relación con Dios, a contemplar con asombro todo lo que Dios hace nuestra vida.
¿Qué es lo que hace que el corazón de María sea inmaculado? Creo que fundamentalmente es un corazón abierto a la Palabra de Dios, contemplativo, pero un corazón que ama, que se compromete; un corazón que sabe discernir, acoger la vida y compartirla; un corazón humilde y sencillo.
Jesús, en el Evangelio, nos dice que proclamar el reino de Dios es cuestión del corazón, de amor; de estar seducidos no por lo bueno, lo inmediato, sino por lo mejor: por una fe que nos salva, que se traduce en amor y que cambia la vida de las personas: «Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios».
Además nos insiste en que debemos ser agradecidos y dar lo mejor que tenemos de forma generosa: «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No llevéis oro ni plata […] en el bolsillo», nos llama a la confianza y también a no acumular cosas que terminan por restar espacio en nuestra vida y en nuestro corazón. «No llevéis dos trajes ni sandalias ni bastón porque el que trabaja tiene derecho a su sustento».
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
«Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca»
Hoy celebramos el Inmaculado Corazón de María y la Palabra nos dice que María cogía con mucho respeto todo lo que vivía con Jesús, meditándolo todo en su corazón. Hoy es una invitación a vivir desde el corazón la fe, la relación con Dios, a contemplar con asombro todo lo que Dios hace nuestra vida.
¿Qué es lo que hace que el corazón de María sea inmaculado? Creo que fundamentalmente es un corazón abierto a la Palabra de Dios, contemplativo, pero un corazón que ama, que se compromete; un corazón que sabe discernir, acoger la vida y compartirla; un corazón humilde y sencillo.
Jesús, en el Evangelio, nos dice que proclamar el reino de Dios es cuestión del corazón, de amor; de estar seducidos no por lo bueno, lo inmediato, sino por lo mejor: por una fe que nos salva, que se traduce en amor y que cambia la vida de las personas: «Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios».
Además nos insiste en que debemos ser agradecidos y dar lo mejor que tenemos de forma generosa: «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No llevéis oro ni plata […] en el bolsillo», nos llama a la confianza y también a no acumular cosas que terminan por restar espacio en nuestra vida y en nuestro corazón. «No llevéis dos trajes ni sandalias ni bastón porque el que trabaja tiene derecho a su sustento».
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
No me canso de alabar a la gloriosa siempre Virgen María. Sólo siento la pena de no poder hacerlo convenientemente, porque todas las alabanzas a la Gloriosa se quedan cortas. Y es que, como dice San Bernardo, de tal modo es excelsa su condición, que resulta «inefable; así como nadie la puede alcanzar, así tampoco nadie la puede explicar cómo se merece. ¿Qué lengua será capaz, aunque sea angélica, de ensalzar con dignas alabanzas a la Virgen Madre, y madre no de cualquiera, sino del mismo Dios?» Por eso nosotros, con el versículo final de la oración Ave Regina cælorum, le pedimos la gracia de saber alabarla, y que nos dé fuerza contra sus enemigos, que son los nuestros:
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
No me canso de alabar a la gloriosa siempre Virgen María. Sólo siento la pena de no poder hacerlo convenientemente, porque todas las alabanzas a la Gloriosa se quedan cortas. Y es que, como dice San Bernardo, de tal modo es excelsa su condición, que resulta «inefable; así como nadie la puede alcanzar, así tampoco nadie la puede explicar cómo se merece. ¿Qué lengua será capaz, aunque sea angélica, de ensalzar con dignas alabanzas a la Virgen Madre, y madre no de cualquiera, sino del mismo Dios?» Por eso nosotros, con el versículo final de la oración Ave Regina cælorum, le pedimos la gracia de saber alabarla, y que nos dé fuerza contra sus enemigos, que son los nuestros:
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel
Buenos dias , hermanos en la Fé, el Evangelio de hoy nos muestra lo que tuvieron que sufrir, los padres de Niestro Señor jesucristo sobre todo , La Santisima Virgen María, desde que nació Jesús hasta que fue elevada al Cielo y todavia sigue sufriendo por todos nosotros como madre nuestra que es, Virgen Santisima y Madre nuestra , protejenos del demonio y de los ataques de este mundo, que se compone de :MUNDO DEMONIO Y CARNE . Bendita seas , bendito tu hijo Jesús y Toda la Santísima Trinidad. Perdonarnos y tener Piedad . Que no nos falte la Fé. Amén
Maria , Madre Amorosa , Tu nos derrochas Amor y Ternura. Sabes, como nadie de sufrimiento, al pie de la Cruz de tu amado Hijo Jesús. Ayudanos a sobrellevar nuestras panas. Danos Tu protección Bendición y Amor, Madre
Querida
Buenas tardes, José Manuel.
Esta mañana en misa he querido seguir las lecturas por esta página, y me ha sorprendido que la primera era de San Pablo a los Gálatas, aquí a los Corintios. ¿ Sabe decirme el porqué?
Gracias.
Comentario al Santo Evangelio según San Marcos 4, 26-34
(13/06/2021)
«Era la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas»
Jesús nos enseña con las parábolas de la semilla, que crece por sí sola y del grano de mostaza.
«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo». También se parece a un grano de mostaza: «Al sembrarlo […] es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas».
Jesús nos dice que entre la siembra y la cosecha, la semilla va creciendo y madurando de forma oculta, sin que el labrador lo advierta, sin que pueda acelerar o interrumpir este proceso. Esta parábola nos invita a la paciencia, a la serenidad y, al mismo tiempo, a la confianza. Dios mismo es quien obra en los acontecimientos más pequeños, en el sosiego de la noche o en la agitación del día, pero ningún obstáculo y dificultad impedirá arruinar su propósito si no ofrecemos resistencia a la gracia y a la acción del Espíritu Santo.
Recuerda lo que Pablo nos dice en Filipenses: «Estoy seguro de que Dios, que ha comenzado en vosotros una labor tan excelente, la llevará a feliz término en espera del día de Cristo Jesús».
Virgen Santísima purifica nuestros labios y nuestros corazones para rezar dignamente tu Santísimo Rosario cada día. Hoy te pido por la paz en el mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel