El evangelio de hoy, de nuevo, nos coloca ante el Corazón de Cristo, que nos ama con amor humano y divino, que vive en unión con su Padre y tiene sentimientos como los nuestros.
Le comunican que ha muerto Juan Bautista, su amigo, y quiere retirarse a solas para orar. Hay ya tenemos un ejemplo de qué hace cuándo nos enteramos de la muerte de un ser cercano: rezar. No conocemos el contenido de la oración de Jesús, pero sí la intensidad con que quiere realizarla y por eso busca un lugar desierto.
Su deseo queda, al menos aparentemente, frustrado. Recuerda aquel otro momento en que se retira con sus discípulos, también a un lugar desierto, para descansar y, al desembarcar se encuentra, al igual que en la escena de hoy, con una multitud que lo espera. De nuevo Jesús se deja arrastrar por la compasión. Ningún dolor disculpa a Jesús de su amor por los demás. En todo se manifiesta su misericordia.
¡Qué importante para todos nosotros fijarnos en esa misericordia! Y pedir que ninguna situación endurezca nuestro corazón, que en ocasiones puede volverse frío por el egoísmo, pero que también puedo hacerlo por el sufrimiento y el dolor. No, el Señor, no se aparta de ellos, sino que los atiende. Ni siquiera acoge la petición de sus discípulos para que los despida. Y tenían sus motivos: estaban en descampado, era tarde y no tenían para comer.
Pero Jesús les dice que les den de comer. Me sugiere que quizás, en alguna ocasión, agotado por el cansancio, la tristeza o la decepción he encontrado un motivo para dejar de atender a quien me necesitaba. Entonces resuena este evangelio, como diciendo que también desde mi pobreza y debilidad puedo dar algo a aquel que recurre a mí. ¿Cómo actuar? Poniendo lo poco que tengo en manos de Jesús.
Jesús transformó el agua en vino, de forma sobreabundante, como también es sobreabundante el pan y los peces que se multiplicaron aquel día. De la misma manera Jesús puede multiplicar mi alegría, mi disponibilidad, mi generosidad, mi solicitud, mi simpatía… Él puede hacerlo, pero antes he de escuchar su voz: no dejar que se escape la oportunidad.
Hoy se celebra también Ntra. Sra. De los Ángeles. Este día puede obtenerse indulgencia por el llamado Jubileo de la Porciúncula. Este lo obtuvo san Francisco de Así del Papa. Se cuenta que un día: “Se le apareció Jesús en su gloria, con la Virgen María a su derecha y muchos ángeles a su alrededor, le dijo que expresara un deseo, y Francisco imploró un «perdón amplio y generoso» para todos aquellos que, «arrepentidos y confesados», visitaran aquella iglesia. Recibida la aprobación pontificia, el santo no esperó ningún documento escrito, sino que corrió a Asís y, al llegar a la Porciúncula, anunció la gran noticia: «Hermanos míos, ¡quiero enviaros a todos al paraíso!«.
Jesús, yo Te Amo
Querido hermano:
Nuestro sueño deberia de ser: el de una Iglesia desprendida, samaritana, generosa, cuya única influencia y autoridad sea el Evangelio de Jesús, donde quienes se acerquen con sus historias personales, con sus relatos de vida, puedan encontrar alimento, acogida, ternura; una mesa preparada para compartir, reír o llorar. Una iglesia en la que Cristo y su Espíritu Santo estén presentes.
La codicia y acumulación nos vuelven egoístas. Cuántas familias se han fracturado por cuestiones de herencia, pues siempre pensamos que nos corresponde más, que la parte de los otros tiene más beneficios; la lógica humana nos adoctrina que cuanto más guardes, más feliz serás.
Sin embargo, Jesús nos invita a compartir, a ser generosos con lo nuestro, a desprendernos de nuestras propiedades para buscar el bien común. Decía Pedro Casaldáliga que no estaba en contra de la propiedad privada, sino de la propiedad privada que es privadora de derechos para otros. Apostemos por ir ligeros de equipaje y con el Evangelio siempre, que es pan de vida.
Recemos cada día, el Santo Rosario Junto a la Virgen Maria. Madre nuestra; pidámosle: por la Paz en el Mundo. Por las almas del Purgatorio. Por las Monjas y Curas que ya son muy mayores, que de sobras han cumplido su ministerio, para que sientan el cariño de la Virgen que nunca los ha dejado. Por todos los ancianos del Mundo, para que no se sientan desplazados nunca, por las personas; que sepan que la Virgen Maria Madre nuestra está con ellos siempre.
Tu hermano en la Fe. José Manuel.
Querido hermano:
La codicia egoísta nos permite comer y vivir tranquilos de forma individual, pero el «dadles vosotros de comer» significa que además tenemos que ser generosos y esforzarnos para que todos dispongamos de bienes, al menos, de aquellos que son necesarios para vivir con dignidad.
Quienes solo miran por sus intereses, por conservar egoístamente sus cinco panes y dos peces, por comer bien ellos, no conocen realmente el espíritu del Evangelio, ni el milagro de compartir que nos lleva a la lógica evangélica de: «Quien más da más tiene»; quienes acumulan para sí, no viven la esencia del Evangelio. En este punto debemos analizarnos también como Iglesia. Apostemos por ir ligeros de equipaje y con el Evangelio siempre, que es pan de vida.
Tu hermano en la Fe. José Manuel.
Andar ligeros de aquipaje este verano, un propósito para los que viajemos y para los que nos quedemos en casa.
Vivir con lo imprescindible, sin acumular.
Las cosas se nos pegan a las manos, y los bolsillos atraen las monedas como imanes, y la mente de mono va saltando de una baratija a otra creándose la persona necesidades innecesarias, y nada de esto nos hace ni mas libres ni mas felices.
Pero sucede así realmente, y nos vemos luchando por adquirir la virtud del desprendimiento, tan necesaria, y tan poco puesta en valor por la cultura predominante.
La ascética cristiana nos encamina por la senda mas segura para vivir dichosos y hacer agradable la vida a los demás, y quizás en este tiempo estibal las virtudes en las que debamos fijarnos mas sean la sobriedad, la sencillez, la serenidad… para estar verdaderamente atentos al Cristo que seguro se nos muestra en aquellos que tenemos mas cerca, y que por andar atolondrados y distraidos no reconocemos.
La Virgen nunca pierde detalle, es el mejor modelo y la mejor discípula de Jesús.
Un pedacito de cielo..
Doy gracias a Dios, por tener vida, salud.
El amanecer es la parte más bonita del día, porque es cuando Dios dice ‘» Levántate, te regalo otra oportunidad para comenzar y seguir de Mi Mano «