“En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse (…) ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de ver a Jesús”. Su interés por saber lo que sucedía, sobre quién era aquel de quien se decían que hacía tales milagros, no es por un afán de conocer la verdad, sino mera curiosidad. No le interesa conocer la verdad sobre Cristo. Esto es muy comprometedor, porque si es el Hijo de Dios, Dios como el Padre, el único mediador y salvador del género humano, entonces se nos impone que hacer vida su enseñanza no es una opción entre otras. Reconocer la verdad es siempre comprometedor.
A nosotros debe movernos a conocer a la persona de Jesús por el deseo de identificarnos cada vez más con él. Por eso leemos “guardando en el corazón” el Evangelio. El amor es el motor que nos impulsa a conocer con mayor intimidad y profundidad a Jesús, porque queremos amarle más y mejor. En el centro de la vida cristiana está en enamorarnos de Jesucristo. Es preciso purificar nuestra mirada para dejarnos enseñar por el Señor y poder contemplarlo.
La lectura y meditación asidua del Evangelio nos ayudará a conocer cada día mejor al Señor y descubrir lo que nos dice a cada uno para cada momento de nuestra vida. Quien medita asiduamente el Evangelio tiene la experiencia de cómo un mismo texto leído arroja luces nuevas en momentos distintos. Hemos de ahondar en las enseñanzas del Evangelio. San Agustín nos recuerda cómo “las palabras del Señor son pocas, pero dicen mucho, y no se pueden valorar en número, sino por su peso, ni se han de tener en poco, sino desentrañarlas, por ser profundas” (“ln Ioannis Evangelium tractatus 37, 1). Meditar el Evangelio es confrontarnos con él, con el deseo de imitar a Jesucristo, de que suscite en nuestro corazón los mismos sentimientos de Cristo (cf. Flp 2,5). Leerlo no como algo ya sabido, sino dejándonos enseñar cada día, leerlo despacio para que las palabras y los gestos del Señor vayan dejando como un poso en nuestro entendimiento, en nuestra memoria y en nuestro corazón. Saboreando de algún modo algunos de los gestos o palabras que nos han conmovido interiormente. Una huella que el Espíritu Santo actualizará en cada momento.
Hemos de revivir las escenas del Evangelio, sentarnos a sus pies como harían Marta y María, con cariño, deseando que todo su ser quede informado por sus enseñanzas y su persona. Le pedimos a su Madre, también Madre nuestra, que ponga un deseo grande de conocer y tratar a su Hijo en el Pan de la Palabra para alimentar nuestra alma.
Conocemos la historia de Jesús. Después de ser bautizado por Juan el Bautista, después de rodearse de un pequeño grupo de amigos, se dio a proclamar el evangelio del Reino de Dios, su buena noticia. El predicador Jesús, pronto empezó a tener fama. Sus oyentes se dieron cuenta de que no era como los otros predicadores, sus palabras sonaban de manera distinta, hacía curaciones, trataba con amor especial a los pobres, a los afligidos,
Hoy he leido dos comentarios sobre este pasaje del Evangelio y en los dos leo cómo se juzga esa «gana que tenia de conocer a Jesus» de Herodes. No han sido los únicos en hacerlo: cada vez que la liturgia nos ofrece esta pasaje se repiten.
Pienso que Jesus no lo haría. Él vino, y sigue viniendo, para dar oportunidad a los pecadores, que somos todos, de buscarlo, de tener ese deseo de encontrarse con Él. ¿Como nos atrevemos a «condenar» la intención, la motivacion de Herodes, y de todos los herodes con los que nos encontramos, y darlos por perdidos, si sabemos y conocemos por experiencia propia la misericordia y la paciencia infinita de nuestro Salvador?
A mi, sin embargo, siempre me interpelan esas palabras: ¿tengo yo tambien esas ganas, ese deseo de conocerlo cada vez mas?
Le pido al Señor queme las de siempre y, sobre todo, me libre de la tentacion de juzgar las intenciones de lis demás. Saludos
El. final del comentario de .Mari Carmen, no tiene desperdicio, y por eso lo repito: «dame, Señor, la gracia de comprender tus palabras, y líbrame, sobre todo, de juzgar las intenciones de los demás»
OJO CON ESO SI TENEMOS AUTORIDAD Y PLENO RESPALDO, PARA JUZGAR Y EXHORTAR LAS MALAS ACCIONES SIEMPRE, NO SER COMPLICES XQ SE NOS PEDIRA CUENTAS POR SER PERROS MUDOS, ISAIAS 56,9-12,Para REELEER Y ACTUAR!!!!
«Fuerza isla bonita . Los canarios estamos contigo»
Tu comentario Mari Carmen me movió el alma y me hizo llorar, porque yo mismo soy un Herodes. Por eso te quiero agradecer tanto haber puesto esto y haber integrado los comentarios de nuestro comentarista 5, enriqueciéndolos todavía mucho más. Por la velocidad de los días no tengo tiempo aveces o no quiero leer los comentarios de mis hermanos que leen las lecturas. Hoy, si uno pensaba que había una cierta profundidad en la lectura y los comentarios de nuestros sacerdotes, tú lo llevaste todavía más profundo enriqueciendo aún más nuestra comprensión de estos textos y me tocaste el alma. Que Dios te bendiga mucho Mari Carmen.