VIERNES XXVIII TIEMPO ORDINARIO. SANTA TERESA DE JESÚS

San Mateo 11, 25-30

“El que teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la sabiduría”. ¿Y qué es observar la ley? Lo dice Jesús: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso”. La sabiduría consiste en estar con Cristo. En palabras de la Santa Teresa de Ávila sería “Juntos andemos Señor, por donde fuisteis, tengo que ir; por donde pasaste, tengo que pasar.” El sabio podría decir como San Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí”.

La sabiduría es un don que tenemos que pedir constantemente al Espíritu Santo. En el libro de su vida, Santa Teresa va relatando cómo el Señor la fue llevando y, aunque a veces ella se resistía, fue transformándola y guiándola. No le fue fácil, le costó muchos esfuerzos, pero encontraba en Dios “su descanso.” Palpó en su vida que el yugo es llevadero y la carga ligera, si es realmente la que Cristo nos da.

Por eso, el Señor nos pide sencillez. Sólo los sencillos pueden encontrar a Cristo, ya sea en la cumbre del Tabor o en la del Gólgota. Los cristianos no buscamos una “idea” de Dios, no intentamos desentrañar los misterios de los místicos, simplemente seguimos a Cristo vivo y Él nos enseña al Padre.

Santa Teresa era profundamente devota de la Virgen María. Que la Virgen del Carmelo nos ayude a pedir cada día, la gracia de la sabiduría.