Comienzan los días de la octava de la Navidad que, litúrgicamente, se celebran como “ferias mayores” con textos eucológicos propios y de una belleza increíble.

Encontramos, por ejemplo, las antífonas de la “O”, que se rezan como versículo del evangelio y también en las vísperas. Cantan los títulos propios del Mesías prometido, descrito a lo largo de la Escritura con diversas imágenes. Hoy contemplamos a Cristo como Sabiduría del Altísimo. En este link puedes escuchar un himno con música de Lucien Deiss con todas estas antífonas. Siento que la realización sea la peor (ver unas manos en primer plano y un escorzo infinito que acaba en una preciosa pared de piedra no es el mejor encuadre) pero el sonido y el ritmo es el que más me ha gustado de todos los que he visto.

En la primera lectura encontramos una descripción del Mesías cuando Jacob (Israel) profetiza acerca de su hijo mayor. La tradición, apoyada en las palabras de patriarca del pueblo elegido describió al Mesías como ”el león de la tribu de Judá”.

De la tribu de Judá será también el rey David. Con el más afamado monarca israelita —cuya vida es apasionante—, la promesa de la salvación la concretó Dios en la figura de un Mesías que sería también rey.

San Mateo escribe su evangelio para el mundo judío, y nada más comenzar, en el primer versículo, deja meridianamente claras sus intenciones: a modo de intro de una superproducción cinematográfica, suenan los tambores y la música de la 20th Century Fox. Eso es en realidad la genealogía del evangelio de hoy.

Parte de Jesucristo, pasa por David (para describir a Cristo como Mesías Rey) y llega hasta el mismo origen del pueblo judío, Abraham. Así, el primer evangelista nos pone el marco adecuado en que comprender el Evangelio: el cumplimiento de todas las promesas hechas desde el Génesis hasta el último libro del Antiguo Testamento. Al ir pasando por todos los personajes (42) va recogiendo diversas revelaciones que nos dibujan facetas del Mesías.

Un listado memorable para los niños inquietos que hacen concursos para ver quién se acuerda de más nombres. O bien, un reto para lucirse en la carrera de teología. Más allá de estos challenge, Mateo muestra al mundo quién es el protagonista de su evangelio: Jesucristo. Este único nombre lo dice todo. “Cristo” significa “ungido”, y el Ungido es el Mesías: Jesús Ungido, Jesucristo. Queda todo dicho.