PRIMERA LECTURA
Todo el que permanece en él no peca.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 29-3, 6
Queridos hermanos:
Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley.
Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado.
Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no le ha visto ni conocido.
Palabra de Dios.
Sal 97,1-2ab.3cd-4.5-6
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
Aleluya Jn 1, 14a. 12a.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros;
a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios. R.
EVANGELIO
Este es el Cordero de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1,29-34
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: «Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».
Palabra del Señor.
Este es el Cordero de Dios. «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ¡pero quita el pecado con la raíz y todo! Esta es la salvación de Jesús, con su amor y su mansedumbre».
Al oír esto que dice Juan el Bautista, que da testimonio de Jesús como Salvador, debemos crecer en la confianza en Jesús. ¡Qué maravilla contar con alguien que ofrece su vida por cada uno y por todo lo que nos atormenta!
Jesús es el Cordero que se inmola, se ofrece, se entrega por ti, por mí, por todos y por todo. Cuando Juan habla de Jesús como «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» está mostrando que seguir a Cristo no es fácil y cómodo, pues se refiere al cordero que se ofrece, que se expía, que se entrega para salvarnos.
Quienes queremos seguir a Cristo, y hacerlo como el Cordero de Dios, estamos advertidos de las dificultades y conflictos que deberemos enfrentar al tomar el camino para seguir a Cristo.
Reza cada día el Santo Rosario en compañía de la Virgen Maria. Pide por la Paz en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Querido hermano:
No debemos buscar las dificultades, pero Jesús no oculta que seguirle puede acarrear el tener que ir contracorriente: «Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán».
Ahora bien, también está asegurada igualmente la promesa de la victoria final y la soberanía del Cordero: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación».
Es como anunciar un Evangelio que no moleste, en el que barnizamos su parte profética para que no llegue, no interrogue, pero que termina por no liberar, no sanar, por falsear la verdad de la Buena Noticia.
Reza cada día el Santo Rosario en compañía de la Virgen Maria. Pide por la Paz en el Mundo.
Tu hermano en la fe: José Manuel.
«…el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».»
Si a Juan Bautista, el Precursor, lo habló el Espíritu Santo de Dios, también nos habla a nosotros, y, si escuchamos con el corazón, sabremos entender sus palabras.
Es preciso permanecer en soledad, en silencio, sin teléfono, o aparato electrónico alguno, y orar, orar y orar, sin pedir otra cosa que se cumpla la voluntad de Dios, que venga su Reino de Amor, Justicia, Paz y Bien. Que todo venga para los demás, para bien de los demás, porque en nuestra condición de Hijos amados, nosotros sólo necesitamos la Presencia de Dios, la Gracia y el Amor Pleno de Dios, y no para hacer nuestra voluntad, sino la del Padre.
Cuando pidamos, de corazón, por quienes más necesitamos el Amor de Dios, por los que mentimos, robamos, matamos, herimos, envenenamos, por quienes no vivimos en comunidad nuestra fe; por los que nos creemos mejores que nuestro prójimo, los que juzgamos, los que no lloramos, los que despreciamos…
Oremos sin descanso con Jesús, María y José
Señor mío permanecer junto a ti Misericordia pura justicia y verdad es lo único q nos salva tu nos guías nos envías en cada momento nos inflamas el corazón hacia el hermano q sufre q n casita de nosotros tu solo tienes el poder contra toda injusticia y mandad lo cambias todo y haces nuevas todas las cosas con tu misericordia haz q nunca me separe de ti
Poco a poco se va acercando la gecha de la Epifanía del Señor