- Pedro hace una pregunta oportuna. Desde nuestra conciencia autosatisfecha por el cristianismo de consumo masivo, nos reímos un poco de él, como si no se hubiera dado cuenta de que hay que perdonar siempre. Pero, ¿no surgen siempre dificultades para perdonar? ¿No encontramos objeciones continuamente para hacerlo? Gracias Pedro por tu pregunta.
- Preguntarme: ¿A quién tengo que perdonar? ¿Alimento mi memoria con el recuerdo del daño o el desprecio que me han hecho otros? ¿Me atrinchero en el rencor para defenderme de mis limitaciones y defectos? ¿Me desahogo con otros para que me confirmen en la animadversión que siento por algunos? ¿Me alegro cuando a mi “enemigo” le salen las cosas mal?
- Jesús responde que hay que perdonar siempre. No es un consejo, sino un mandato que va acompañado con una seria advertencia: “Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cuál no perdona de corazón a su hermano”. Tomarme en serio el perdón. Darme cuenta de que Jesús me ha perdonado. Por mis pecados está en la Cruz. Desde la Cruz imploró el perdón para los que le maltrataban.
- Ante la Guerra de Ucrania, una oración que rezó el papa Francisco el pasado miércoles. La escribió un obispo italiano. En ella se implora el perdón:
Perdónanos la guerra, Señor.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores.
Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado veinteañero al frente, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que ves todavía las manos armadas en la sombra de tu cruz, ¡ten piedad de nosotros!
Perdónanos Señor,
perdónanos, si no contentos con los clavos con los que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.
Perdónanos, si estas manos que habías creado para custodiar, se han transformado en instrumentos de muerte.
Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestros hermanos, perdónanos si seguimos como Caín quitando las piedras de nuestro campo para matar a Abel.
Perdónanos, si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestras acciones.
Perdónanos la guerra, Señor. Perdónanos la guerra, Señor.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín!
Ilumina nuestra conciencia,
no se haga nuestra voluntad,
¡no nos abandones a nuestras acciones!
¡Detennos, Señor, detennos!
Y cuando hayas parado la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano.
Oh Señor, ¡pon un freno a la violencia!
¡Detennos, Señor!
Amén.
Querido hermano:
Los cristianos descubrimos el amor pobre y desarmado de Jesús, un amor hasta el extremo, que se entrega hasta la muerte, padeciendo por mí, pagando mi deuda y descubriendo siempre el perdón de Dios, que es más grande que mi pecado.
Cuando recibimos el perdón de Dios, si lo hacemos de forma verdadera, genera agradecimiento y humildad. Pues el verdadero perdonado se convierte en humilde perdonador, lleno de gratitud.
En mi caso, Dios no deja de perdonarme; soy consciente que ha pagado mi deuda, ha cargado con mis pecados y dolencias.
Tengo la esperanza de que Jesucristo llevará mis pecados a la cruz, porque sé quién soy».
¡Maravilloso! Saber que la vida de Cristo asegura la mía. Su perdón me da fuerza para perdonar a otros y para sentir que mi vida es especial y preciosa.
Recuerda también que para perdonar no tienes que sentirlo, tienes que decidirlo. Y rezando el Santo Rosario cada día Rezaras el Padre nuestro que perdona nuestras deudas. Pide también por la Invasión de Croacia por Rusia para que todo acabe de una Vez. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Unidad de los cristianos.
¿Es una prioridad hoy el ecumenismo?¿Se nos ha olvidado el espíritu ecuménico?
Avanzamos hacia la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de Maria…¿Somos conscientes de la relación entre consagración y conversión?¿Cuál es la conversión que se nos pide en esta Cuaresma a cada uno de nosotros?
Parece que algunos quieren ver en términos de geopolítica lo que debe interpretarse con la luz del Espíritu Santo en términos de conversión.
Todos tenemos que convertirnos…y «todos» somos los hombres y mujeres que desde el materialismo comunista o capitalista, desde el consumismo, desde la conciencia líquida,…,negamos, ignoramos, y/o nos enfrentamos al designio salvífico de Dios.¿Es Dios nuestro enemigo? ¿Es la fe el enemigo a batir?
¿Vamos a simplificar y tildar de buenos y malos a los líderes políticos y religiosos para eludir la maldad de nuestros actos propios y nuestras omisiones?
¿Es abominable un sistema político que fomenta el aborto, la eutanasia, el negocio de la maternidad subrogada, la trata de personas, la tortura, la represión ,la censura…?
¿Hemos olvidado el análisis de San Juan Pablo II al inicio del nuevo milenio…?
Ni Rusia, ni Ucrania, ni ningún país son paradigmas de la Ciudad de Dios…ni Dios Reina en ningún trono o parlamento conocidos…
Hoy , preparándome para el 25 …quiero pedir por la conversión de los corazones, de todos los corazones rotos…porque Dios no es patrimonio de nadie ni bandera de unos contra otros, ni juez inmisericorde en disputas que esconden intereses inconfesables.Pienso que todos los cristianos tenemos que pedir perdón ,y mostrar signos de arrepentimiento, dejar que las bienaventuranzas iluminen nuestro camino, y elevar todas las realidades humanas a Dios.Considero que en el abrazo de María, bajo su manto, en su corazón inmaculado encontraremos el camino a Jesús, y nos reconciliarnos con el Padre, unidos por el Espíritu Santo.
Gracias gracias!!!