Siempre me ha llamado la atención este «no me retengas que todavía no he subido al Padre», no me toques, hemos leído siempre. Da igual. Tocar, retener, María, yo te entiendo, yo también quiero a Jesús conmigo. Sin Jesús mi vida está vacía, aunque esté llena de cosas. Nosotros, los cristianos, no seguimos a un muerto, a un gran hombre del pasado. «Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Así lo explica Pedro. Jesús está vivo y es el Señor. Esta noticia cuando es creída quebranta el corazón. ¿Tienes quebrantado el corazón o solo eres un activista? «Al oír esto, se les traspaso el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
«Convertíos y y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro». Convertíos, bautizaos, perdón de los pecados, don del Espíritu Santo…, la Iglesia, los sacramentos, para vosotros, vuestros hijos y los que están lejos, los de hoy, los de mañana, para todos cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro.
Señor, ahora ya puedo tocarte… y retenerte.
Querido hermano:
Primero no intentes dar soluciones, fáciles y rápidas, tales como: «No te preocupes, el tiempo lo curará», «es el destino», «ha dejado de sufrir».
En segundo lugar, anima a no tener prisa. El duelo requiere de un tiempo para ir acomodando todo: sentimientos, reacciones, experiencias.
Y, en tercer lugar, anima también a no tener miedo de hablar de ello, pues dejar de hablar no suprime el dolor, pero compartirlo sí puede hacerlo. Y lo olvidaba, tranquila, tranquilo; dejar de llorar no es dejar de amar.
Vístete de colores, pues el mejor luto y reconocimiento a los que se marcharon anticipadamente, no es llorar sino vivir. Dile hoy a Jesús: Señor, te pido que me abras los ojos para reconocerte hoy resucitado. Llámame por mi nombre. Mírame a los ojos. Despierta mi vida a tu Palabra, a tu presencia, y hazme creer que Tú no habitas en sepulcros.
Dile con el salmista: Señor, espero en ti. Tú eres mi auxilio y escudo, que tu misericordia, Señor, venga sobre mí, como lo espero de ti.
Reza cada día el Santo Rosario con la Virgen Maria: Pide por las almas del Purgatorio. Por la Paz en el Mundo.
Pienso en el bautismo recibido, y en la confirmación, y en mi día a día participando en la celebración eucarística…y me pregunto si mi fé está viva y es operativa, o me resisto a salir de un letargo más o menos habitual…y consentido.
Pienso en mis tiempos, y pienso en los tiempos de Dios, y quiero tener paciencia para dejar que Él me mire y me recuerde que también me deja ir.
Yo debo mirar así,y debo también dejar ir a los demás, respetando absolutamente el libre albedrío de los que amo, mirándolos como Él los mira.Bautizados o no, nacidos a imagen y semejanza suya, hermanos todos en una comunidad sufriente…
Es un Cristo de vivos que resucitó de entre los muertos, y yo quiero poner en Él mi confianza y salir de la oscuridad del mundo que me rodea…pero me cuesta reconocerle, y en la tristeza de la ausencia me desasosiego.¡No me sueltes de la mano Madre, y llévame siempre a Tu Hijo!
Es mi Oración constante aferrado a tu mano, Señor.. Estos días la buscaba sin parar de pedirte» No me dejes Señor» Ya puedo sentir Su calor. Ya Has Vuelto. Gracias Dios Mío.
L@S Q SIGUEN EN EL «SEPULCRO» SALGAN YA!!! DICE NUESTRO «RABONNIT»…….