Siempre me ha llamado la atención este «no me retengas que todavía no he subido al Padre», no me toques, hemos leído siempre. Da igual. Tocar, retener, María, yo te entiendo, yo también quiero a Jesús conmigo. Sin Jesús mi vida está vacía, aunque esté llena de cosas. Nosotros, los cristianos, no seguimos a un muerto, a un gran hombre del pasado. «Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Así lo explica Pedro. Jesús está vivo y es el Señor. Esta noticia cuando es creída quebranta el corazón. ¿Tienes quebrantado el corazón o solo eres un activista? «Al oír esto, se les traspaso el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».

«Convertíos y y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro». Convertíos, bautizaos, perdón de los pecados, don del Espíritu Santo…, la Iglesia, los sacramentos, para vosotros, vuestros hijos y los que están lejos, los de hoy, los de mañana, para todos cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro.

Señor, ahora ya puedo tocarte… y retenerte.