Cuando las autoridades prohiben a los discípulos predicar y enseñar en el nombre de Jesús (la censura y la persecución no son cosas de anteayer) ellos argumentan que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres y que no pueden menos de contar lo que han visto y oído. Cada vez que el Señor se aparece a un discípulo éste lo primero que hace es ir corriendo a anunciarlo y cuando Jesús se aparece por última vez deja muy claro lo que quiere que hagan éstos.
Predicar y enseñar es un mandato nada menos que divino. «Id al mundo entero y proclamad el evangelio». ¿Cuanto de mi vida dedico a la predicación?, ¿qué parte de mi vida está entregada a la enseñanza?, ¿no habré reducido mi vida cristiana a pequeños momentos de devoción en medio de una existencia profana?. En otras épocas digamos que la Iglesia tenía sus cuadros especializados en la evangelización, pero desde luego ésta época en que vivimos se parece más a la de los primeros tiempos. Los cristianos vivimos como levadura en medio de un mundo alejado de Dios.
Si has visto a Cristo resucitado corre a anunciarlo, si no los has visto júntate con quienes lo hayan visto para verlo tú también, y luego corre a anunciarlo.
Querido hermano:
En el Evangelio, vemos que Jesús les da un buen tirón de orejas a los varones, los Apóstoles, que por miedo no se habían dejado sorprender por la fuerza de la vida, que vence a la muerte, y no habían creído en la Palabra de Jesús:
«Se apareció a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado».
Incredulidad, cobardía, búsqueda de seguridad; es verdad que estas resistencias no son propias únicamente de los varones, pero sí necesitamos la valentía, el ardor, el enamoramiento, la capacidad de sorpresa y sacrificio que tienen muchas mujeres.
Sí es clave, necesaria y urgente, la búsqueda de caminos que haga posible escuchar y asumir lo femenino en la búsqueda de respuestas para el mundo de hoy.
Reza cada día el Santo Rosario; con la Virgen Maria Mujer y nuestra Madre; la reina del Cielo Pide por la Paz en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Hoy para evangelizar se puede salir de casa de manera virtual o real…pero también se puede uno quedar en casa y con los ojos fijos en Dios y los pies en la tierra vivir con naturalidad lo que el Espíritu Santo susurré al oído. La casa se abre al mundo, a los demás y acoge, hace posible el encuentro, ofrece remansos de paz.Y desde la casa se va al encuentro de otros, que quizás estén muy cerca, aunque no los veamos porque andamos despistados.
Puede parecer poco ,pero sin ese poco de fidelidad y coherencia de los cristianos anónimos…la predicación del Papa, la enseñanza de los Padres de la Iglesia, el testimonio de los Santos y la Sangre de los Mártires…no llega, no empapa la tierra y no vivifica los corazones resecos.
Me gusta pensar en mí Madre, junto a San José y el Niño Jesús aprovechando todos los momentos del día, metida en lo que hacía en cada instante, estando en lo que debía estar, viviendo su vida intensamente. Hay mucha vida en nuestras vidas aparentemente insulsas,apagadas y desesperanzadas , si vivimos con Ella, haciendo nuestros sus sentimientos y apasionado nos con el trato del Espíritu Santo.
¡…Apasionándonos!
Vivir apasionados…sin que el corrector nos silencie…
NO SER ++PERROS MUDOS(Isaias56, 10)Y COMPLICES DE MANIPULACION Y MENTIRA, EN LA IGLESIA Y MUNDO, HUMMM!!!!