Sábado 18-6-2022, XI del Tiempo Ordinario (Mt 6,24-34)
«No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir». Decían los antiguos: “errar es humano”. Pero podríamos añadir con igual acierto: “preocuparse es humano”. Nos pasamos la mitad de nuestra vida preparando, previendo y programando lo que vamos a hacer en el resto del tiempo. Hacemos cientos de planes cada día… y a lo mejor uno entre mil sale como habíamos previsto. No hay nada más incierto que el futuro, y eso a todo hombre razonable le preocupa. Nos pasamos la vida preocupados. Jesús sabe eso; Él nos conoce muy bien. Preocupados por llegar a tiempo a todos lados, por tener mucha salud, por no ganar demasiados kilos de más, por agradar al jefe, por contentar a los hijos, por comprar lo suficiente pero no demasiado, por llegar a fin de mes, por ahorrar para el futuro… ¿Habrá alguna medicina contra esto? ¿Algo parecido a una Relaxina o un Desagobiatil? Existe, pero no hay que ir a la farmacia para encontrarlo.
«Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso». En el fondo, nos preocupamos porque no podemos controlar el futuro, porque no sabemos lo que va a suceder, si va a ser bueno o malo. El destino es caprichoso, y debemos estar preparados para lo peor. Pero, ¿no podemos controlar el futuro? Nosotros no, es claro; sin embargo, Dios sí. Él es el dueño del pasado, del presente y del futuro. Él dirige toda la historia, nuestra historia. Y Él es un Padre bueno que nos ama infinitamente y quiere siempre lo mejor para nosotros. Por eso, sólo se agobian por el futuro los “gentiles”, los que no saben que hay un Dios que ya se preocupa por ellos. Es verdad que no somos los dueños del mundo, pero somos “los hijos del dueño”. ¿Te preocupa este asunto? A Dios más. Y Él sabe más, Él puede más, Él quiere lo mejor para ti. Deja que Él se ocupe. No tengamos miedo a abandonar nuestros agobios en sus manos. Pero, ten cuidado, a lo mejor cuando menos te lo esperes Él lo solucionará del modo más sorprendente… Para un hijo de Dios, no tienen cabida las preocupaciones.
«Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura». Sólo debemos preocuparnos por una cosa: llegar al cielo. Todo lo demás, comparado con esto, es un granito de arena comparado con una montaña enorme. Un segundo comparado con toda la eternidad. La santidad es la ilusión de nuestra vida. Todo lo demás, salud, enfermedades; riquezas, pobreza; honor, desprecios; éxitos, fracasos… todo es nada en comparación con nuestra salvación. Somos hijos, nuestro Padre Dios se cuida de todo ello. A nosotros sólo nos toca ser buenos hijos, y ya está. Así nos lo enseña san Ignacio de Loyola: «es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás». Por eso, si vivimos así en nuestra vida tendremos dificultades, muchas; pero preocupaciones, ninguna.
SEÑOR, CONFÍO EN TI
No permites que me aleje de Tí
Permitas
Agobios, desvelos,miedos,dudas,incertidumbres…son las pinceladas del artista que pinta nuestro retrato, y al final nos deja guapos, con ese aire de familia y ese brillo en los ojos que tienen los amigos de Jesús.
Como madre de una hija opositora a maestra de infantil, hoy sufro mientras ella hace su examen , pero tengo la confianza de que más que yo la quiero la quiere el Padre del Cielo.A ella y a todos los que se presentan al examen…Y supongo que aunque no haya trabajo para todos Él los cuida y tiene sus planes mejores y perfectos, para que al final de la vida su existencia haya sido plena.Los tiempos de Dios, nunca los entendemos.
Otras encrucijadas son peores…y para muchas madres dejar en las manos de Dios a sus hijos es un grito desesperado, desgarrado, cuando están en peligro sus cuerpos y sus almas…y nada pueden hacer.
Sufrimos por aquellos que amamos pero Jesús sufre más, y no somos conscientes de cuánto.Un poquito ,cada día, podemos ser cirineos, y entonces descubrimos como se vuelca Él dándonos consuelo, ánimo, esperanza, y alegría.
En las circunstancias más duras,en los tragos más amargos, en los estados más críticos, cuando la oscuridad lo invade todo, la actitud de escucha al Espíritu Santo, nos hace ver la salida, porque siempre la hay.
María intercedió por aquellos novios que se quedaron sin vino, y ahora intercede por todos los novios que no tienen trabajo, vivienda,medios económicos…para iniciar una vida juntos y formar una familia.Son pruebas difíciles pero preparan para la prueba más importante: perseverar en el amor.
En mis charlas a novios, en los cursillos prematrimoniales, lo más importante que intento transmitirles es que no están solos nunca en el matrimonio porque tienen la gracia del sacramento y los dones del Espíritu Santo, siempre, siempre…pero hay que pedirla.
Ha sido muy bonita y emocionante en la Parroquia los actos de celebración al CORPUS CRISTI. He recordado con una de mis amigas de la infancia que sigue viviendo en nuestro querido pueblo,como se está y se sigue la celebración de este día allí, con las calles por donde pasa la prosecion del SANTISIMO en Su CUSTODIA, alfombradas de flores
No me quejo Señor, sigo sin enterarme de los avisos de celebraciones para los próximos dias, yo seguiré con la Eucaristia diaria y pidiendo me Ayudes, perdones mis rarezas, pero siempre aferrada a TU MANO.
Ayer a la salida de la Misa de 12.30, me esperaban uno de mis hijos y su novia, para ir a tomar una cerveza al chiringuito del parque. Pasó por allí él Sacerdote cel Congo y se acercó a saludarnos, con su simpatía de siempre. Le pedí que nos acompañara a tomar una cervecita fría, pero no podía en ese momento. Lo sentí , me hubiera gustado, como algo natural.