– Yo no voy a mi parroquia por que no hay jóvenes

– ¿y por qué no eres tú el primer jóven que haga que haya jóvenes en tu parroquia?

Jesús parece que se empeña en aguarle la fiesta a sus discípulos: «…entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: … al Hijo del hombre lo van a entregar». ¿Qué necesidad había, en medio del éxito, ponerse a hablar de la Cruz?

Qué fácil seguir a Jesús cuando las cosas vienen bien dadas, pero qué poco apetecible cuando en el horizonte aparece la Cruz. «Les daba miedo preguntar sobre el asunto». La Cruz no solo es una persecución, una enfermedad o un revés en la vida. La Cruz también es que en tu parroquia no haya tantos jóvenes como en otras, o que la oración no te lleva al séptimo cielo todos los días, o que si no haces tú la lectura, o no das catequesis o no coges la escoba, no lo va a hacer nadie.

Jesús no es un aguafiestas. Lo que pasa es que no quiere que sus discípulos lo seamos solo por lo que podemos obtener de nuestro segumiento. Lo que quiere es que tengamos claro hasta dónde estamos dispuestos a dar(nos). Ël lo ha dado todo.