PRIMERA LECTURA
No he recibido ni aprendido de ningún hombre el Evangelio, sino por revelación de Jesucristo.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 1. 6-12
Hermanos:
Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo. Pues bien, aunque nosotros o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?; ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Palabra de Dios.
Sal 110, 1-2. 7-8. 9 y 10c
R. El Señor recuerda siempre su alianza.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre. R.
Aleluya Jn 13, 34
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Os doy un mandamiento nuevo – dice el Señor -:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.
EVANGELIO
¿Quién es mi prójimo?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».
Él respondió:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda, haz tú lo mismo».
Palabra del Señor.
«¿Quién es mi prójimo?»
El Evangelio de hoy relata el encuentro de un maestro de la Ley con Jesús. Este maestro le quiere tender una trampa.
«Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Entonces, Jesús le preguntó: “¿Qué está escrito en la Ley?”, y “¿qué lees en ella?”. A lo que el maestro contestó: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”».
Jesús aprueba la contestación del maestro, pero queriéndose justificar le vuelve a preguntar a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». Sabemos que el prójimo es el que está próximo a nosotros; el cercano, con el que compartimos la vida, con quien nos cruzamos: el vecino, el compañero de trabajo, la persona desconocida que se cruza en nuestro camino.
Jesús, entonces, nos propone la parábola del buen samaritano; como él, no podemos estar ausentes o insensibles al sufrimiento humano. Por eso tenemos que vivir una mística de ojos abiertos.
Hoy necesitamos que se hable de Dios y que provoque y facilite la experiencia con Dios. Jesús, al plantear la parábola del buen samaritano, nos está llevando a la conclusión de que: no podemos desentendernos de la realidad de pobreza que está a nuestro alrededor; pues quien desprecia a los hombres, desprecia lo que Dios ama, desprecia la figura del mismo Dios encarnado.
Recuerda que cada día podemos rezar el Santo Rosario. Con la Virgen Maria nuestra Madre del Cielo y de la tierra. Reina de todos. Con la intercesión de ella pidamos la Paz del Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
El Amor de Dios, el Perdón de Dios, la Misericordia de Dios, la Humildad de Dios, la Luz y la Gracia de Dios, Dios mismo en nuestro corazón, es quien nos abre al prójimo pobre, abandonado, sólo, enfermo, hambriento, necesitado, sediento, acosado, molido a palos, ninguneado, moribundo, triste, infeliz,…
El prójimo necesita a Dios, quien salva; necesita a los Santos Ángeles, que ven constantemente a Dios, y nos traen sus Bienes. El prójimo necesita a la Iglesia, quien lleva la Luz, sólo, la Luz de Jesús, del Espíritu Santo y del Padre Dios. Y debe recibirla de quienes somos Pobres Piedras Vivas de la Iglesia.
El Amor de Dios-samaritano salva el mundo. Seamos lámparas de la Luz, para que el Reino de Dios sea proclamado en el mundo. Amemos con el mismo Amor de Dios, encendido en nuestro corazón. Porque el Amor hecho carne, alimenta la Fé en todos los corazones y extiende el Reino de Dios, sin espadas o cañones, con el mismo Amor de Dios.
Para recibir el Amor de Dios y prodigarlo hemos de rezar, despacio, con humildad, con confianza, pero sin dar cosa alguna por hecha, con esperanza. Como Jesús, María y José. Busquemos a Dios siempre, para darlo al prójimo, para darnos al Amor de Dios. Seamos Pidras Vivas de la Iglesia.
La carta de San Pablo a los Gálatas correspondiente a la lectura de hoy es MUY IMPORTANTE en los tiempos aciagos por los que discurre la Iglesia Católica actualmente.
El Evangelio no debe ser acomodado al siglo so pretexto de adaptación. La verdad no es
condescendiente sino intransigente.
El mismo Señor nos previene contra los falsos Cristos (Mt. 24, 24),
los lobos con piel de oveja (Mt. 7, 15, etc.),
y también S. Pablo contra los falsos apóstoles de Cristo (2 Co. 11, 13)
y los falsos doctores con apariencia de piedad (2 Tm. 3, 1-5).
Es de admirar la libertad de espíritu que el Apóstol nos impone al decirnos que ni siquiera un ángel debe movernos de la fe que él enseñó a cada uno con sus palabras inspiradas.
Ese es el misterio de nuestra vida es lo q nos imprimiste en el corazón con el bautismo y allí está enterrada como un misterio toda la verdad al ser sensibles al mal y tratar de socorrerlo toda la justicia al actuar la justandonos a como tú lo harías y toda la Misericordia al compadecernos : padecer con el que sufre sentir su dolor y tratar de sanarlo gracias Dios mío por darnos la fe y el tesoro del bautismo !!
El Buen Samaritano es otro Cristo, el mismo Cristo y Señor!
Es aquel que vive cualquier experiencia de encuentro como una ocasión para poner en práctica las obras de misericordia corporales y espirituales.
En un mundo tan necesitado de gestos concretos de humildad y de mansedumbre el Señor nos pide que no endurezcamos nuestro corazón