«Retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros»
Esas alegrías pasajeras que experimentamos en la vida nos hacen preguntar ¿eres tú o esperamos a otro?. Esas alegrías pasajeras, frágiles, no son la Alegría. Son el anuncio de la Alegría.
Alegría sin límite. El encuentro con el Señor produce una alegría sin límite. La alegría de un ciego que recobra la vista, la alegría de un cojo que de pronto corre los cien metros vallas, la alegría de un mudo al que se le suelta la lengua, la alegría de un muerto que vuelve a la vida. La alegría de la Fe. Hay enfermos terminales a los que he ido a ver que me han levantado el ánimo después de la visita. Conozco a gente a los que les va realmente mal en la vida y no pierden la alegría. «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo…» También conozco gente que lo tiene todo en esta vida, menos alegría. La diferencia está en tener o no una relación personal con Jesucristo. No se trata de tener cosas, salu, éxito, de que todo vaya bien. Se trata de conocer a Jesucristo. El que tiene a Jesucristo ha olvidado lo que es la tristeza. La Alegría acompaña al que ha conocido a Jesucristo. La diferencia entre el desierto y un vergel es el agua. La diferencia entre una existencia triste, en la que hay que fabricar la alegría, y una vida en la que la alegría es un regalo, es Jesucristo. «El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo.»
«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?» ¿Qué buscamos en esta vida? ¿Alegrías pasajeras? ¿alegría fácil? esas alegría no son la alegría definitiva, son como profecías de la verdadera Alegría.
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».» Las alegrías de la vida no son nada comparadas con la Alegría para la que estamos hechos.
Muchas gracias comentarista 2!!!
La Alegría acompaña al que ha conocido a Jesucristo.
Es la humidad; reconocer , lo que se es para el en tu vida, por muy mal que te vaya, eres lo mas importante para el . Aceptar. Cumplir su santa voluntad, qué Paz y serenidad en todas las circunstancias.