SÁBADO 14 DE ENERO DE 2023: ¿ MIRO A LOS OJOS A JESÚS CUANDO ME LLAMA?
Sábado de la 1ª Semana del Tiempo Ordinario Ciclo A
Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,13-17):
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
«Sígueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
«¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No h
¿MIRO A LOS OJOS A JESÚS CUANDO ME LLAMA?
Contemplad como el maestro Caravaggio nos narra la escena del Evangelio de hoy en su magnífico cuadro “La vocación de San Mateo”:
- La luz penetra en la estancia cuando entra Cristo. Es direccional, no ambiental. Los personajes están en la oscuridad y son rescatados, salvados, y llamados a la existencia. Es una presencia de lo divino, porque Dios es luz y es misterio: la fuente de la luz esta fuera del cuadro. La vocación es siempre eco de la voz de Dios que se adentra en nuestra oscuridad.
- El espacio. Dos espacios verticales: el superior casi vacío, con la ventana que es apertura a otra realidad, origen y destino de la llamada. El espacio inferior es la vida cotidiana, donde se da la llamada. Y dos espacios horizontales: De izquierda a derecha la mirada de los recaudadores. Uno parece el joven rico, otro representa la avaricia, otro parece dispuesto a defenderse, otro sigue con las monedas y no puede ver lo que pasa. De derecha a izquierda Cristo mira a los ojos a Mateo.
- El tiempo: El Evangelio dice que Jesús le dice a Mateo: “Sígueme”. Y que “él se levantó y lo siguió”. Aunque el cuadro no muestra este movimiento, lo presenta. Nadie se mueve. La acción se interrumpe. El poder está en la suspensión de la acción. Es la crónica de que la irrupción de la gracia interrumpe la acción humana.
- Las manos de Jesús: Una es como la de Adán en el Miguel Ángel de la Capilla Sixtina. Representa la nueva creación. La otra es la mano abierta al que contempla el cuadro, para comprometerlo en él. La llamada es sólo de Cristo pero la mano de Pedro explica que es para la Iglesia, representada por él, pero con un rostro no terminado para que podamos ven en él otros rostros.
- Las miradas: Jesús mira a quien todo lo tienen medido y controlado, como es un contable. Mirada de conmoción que levanta, cura, genera esperanza. Y el único personaje que mira a Jesús es Mateo, iluminado por la mirada de Jesús. Expresa arrebato, seducción, afecto a aquel que lo llama. Ya no es el recaudador, sino el llamado. La llamada nos descubre a nosotros mismos.
Dice el teólogo Von Balthasar que sólo hay una manera de pasar ante Jesús y no verlo: ocultándose. Mateo no lo hizo. ¿Y tú?
Querido hermano:
Jesús vino con la aguja para remendar, restaurar, arreglar. Sin embargo, los religiosos cumplidores, los fariseos que cumplen la Ley para quedar tranquilos, vienen con la tijera para cortar, prohibir, separar, arrinconar y condenar, a aquellos que no cumplen las normas y mandamientos.
Leí, no hace mucho, que había una gran fila esperando entrar al cielo. En ella estaban los justos, los que en la vida habían cumplido estrictamente con lo mandado. Pero, de repente, sucedió algo inaudito, empezaron a llegar y a entrar personas que a lo largo de su vida no habían manifestado una conducta correcta: divorciados, usureros, homosexuales, personas que nunca habían acudido a misa los domingos y fiestas de guardar; entraron también protestantes, miembros de iglesias libres…
En fin, los justos empezaron a quejarse, a poner en cuestión la justicia de Dios, pues no era justo permitir entrar a quienes habían vivido disolutamente y no hacer distinciones con nosotros, los justos, que nos habíamos esforzado y sacrificado.
Y en ese momento todos esos justos, que estaban elevando su queja a Dios, fueron condenados. No se habían dado cuenta que ese era el Juicio Final. Ten cuidado y no juzgues a nadie.
Jesús nos enseñó a rezar: «Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». No es lo más fácil, pero es lo único que me incluye en la misericordia de Dios y me hace merecedor del perdón y cuidado de Dios para mí.
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Reza cada dia el Santo Rosario. Donde estés, tienes que ser sal y luz del Evangelio. Confía en Dios. Perdonando, acogiendo, Orando por otros.
Tu hermano en la fe: José Manuel.
A. Paloma.
Aplica a tu vida este salmo, tan eficaz, y no lo dejes para meditar cada día. Lo escribo sin mayúsculas. Sal 18. 8. 9. 10. 15. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. El temor del Señor es puro y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, Roca mía, Redentor mío.
Reza cada día el Santo Rosario. Pide por la paz entre hermanos; y guerra Rusia, y Ucrania. Tu hermano en la fe: José Manuel.