PRIMERA LECTURA
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
Lectura de la carta a los Hebreos 13, 1-8
Hermanos:
Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, “hospedaron” a ángeles.
Acordaos de los presos como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados, como si estuvierais en su carne.
Que todos respeten el matrimonio, el lecho nupcial que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará.
Vivid sin ansía de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo:
«Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir:
«El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?».
Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe.
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
Palabra de Dios.
Sal 26, 1bcde. 3. 5. 8c-9abcd
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mí luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R.
Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R.
Aleluya Cf. Lc 8, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia. R.
EVANGELIO
Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 14-29
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.
Unos decían:
«Juan el Bautista ha resucitado, de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».
Otros decían:
«Es Elías».
Otros:
«Es un profeta como los antiguos».
Herodes, al oírlo, decía:
«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?».
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.
Palabra del Señor.
Hoy celebramos a Santa Águeda: mujer valiente y fiel, que entregó su vida por amor a Cristo.
En el Evangelio ponemos la mirada en Herodes, el cobarde; y en Juan Bautista, mártir de la verdad; y Salomé, la marioneta. Herodes convivía con Herodías, la mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tenerla por esposa.
Herodes está viviendo en la encrucijada. Por un lado, respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía: «Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto».
Pero, por otro lado, Herodes no quiere vivir contracorriente desde la verdad, prefiere el aplauso de los demás, no incomodar a nadie, aunque le lleve a ir en contra de sus principios. Por eso cuando Salomé, hija de Herodías, le pide la cabeza de Juan, Herodes, aunque le entristece, como no quiere desairar a nadie, accede.
Pensamos hoy en situaciones sociales y familiares en las que, igualmente, hemos podido renunciar a principios fundamentales, con tal de no ir en contra de la mayoría.
Da lo mejor de ti mismo. Sé fiel, aunque haya momentos donde te sientas solo o raro. Cuando Dios se fijó en ti y te miró con cariño, te llamó por el nombre, te eligió y te envío a manifestar su amor. Acoge a Cristo y déjale obrar en tu vida. Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen Maria. Pide que interceda por la Paz, en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Hoy celebramos a Santa Águeda: mujer valiente y fiel, que entregó su vida por amor a Cristo.
En el Evangelio ponemos la mirada en Herodes, el cobarde; y en Juan Bautista, mártir de la verdad; y Salomé, la marioneta. Herodes convivía con Herodías, la mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tenerla por esposa.
Herodes está viviendo en la encrucijada. Por un lado, respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía: «Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto».
Pero, por otro lado, Herodes no quiere vivir contracorriente desde la verdad, prefiere el aplauso de los demás, no incomodar a nadie, aunque le lleve a ir en contra de sus principios. Por eso cuando Salomé, hija de Herodías, le pide la cabeza de Juan, Herodes, aunque le entristece, como no quiere desairar a nadie, accede.
Pensamos hoy en situaciones sociales y familiares en las que, igualmente, hemos podido renunciar a principios fundamentales, con tal de no ir en contra de la mayoría.
Da lo mejor de ti mismo. Sé fiel, aunque haya momentos donde te sientas solo o raro. Cuando Dios se fijó en ti y te miró con cariño, te llamó por el nombre, te eligió y te envío a manifestar su amor. Acoge a Cristo y déjale obrar en tu vida. Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen Maria. Pide que interceda por la Paz, en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Querido hermano:
Hoy vivir de acuerdo a la fe, nos llevará a ser políticamente incorrectos en muchos momentos. Lo importante es que no te dejes manipular por otros, ni aceptes lo inmoral, lo que daña la dignidad de la persona, a pesar de que sea lo que el mundo aprueba y apetece.
Como Salomé, podemos agradar y divertir con nuestra vida a otros, pero perdiendo nuestra identidad, nuestra personalidad, los valores que ayudan a vivir siendo agradecidos, comprometiéndonos por el bien de los demás, reconociendo a un Dios que nos ama.
«No hagas lo que los demás hacen, haz lo que los demás quisieran hacer y no se atreven». Sé tú mismo siendo fiel a tus principios y a lo bueno, verdadero y bello. No vendas tu vida, tu dignidad, tus creencias, por lo inmediato de un plato de lentejas.
Da lo mejor de ti mismo. Sé fiel, aunque haya momentos donde te sientas solo o raro. Cuando Dios se fijó en ti y te miró con cariño, te llamó por el nombre, te eligió y te envío a manifestar su amor. Acoge a Cristo y déjale obrar en tu vida. Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen Maria. Pide que interceda por la Paz, en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.
Buenos días José Manuel, gracias por sus reflexiones, ayudan a interiorizar y poner en práctica la Fe.
Santa Águeda se celebra el 5 de febrero.
Feliz día!
LA VERDAD:DUELE-EXHORTA Y EDIFICA!!!! REPOBRES L@S HERODES!!! PLOP!!!!
muchas gracias, por su reflexion, es edificadora, y reconfortante porque esto pasa a todo nivel incluso parroquial donde a veces por no contrariar a quienes se creen dueños de … aceptamos situaciones que luego se hacen costumbres. gracias.
San Agustín decía… «Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos».
Y, por supuesto, el fruto del amor es una alegría y paz interior en cualquier circunstancia de nuestra vida. «Ama y haz lo que quieras»: Ama cuando rezas, cuando trabajas en el colegio o en la oficina, cuando te encierras en tu cuarto, cuando conduces el coche o caminas por los campos; ama cuando todo va bien, pero también ama cuando las cosas se ponen difíciles.
Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen María. Pide que interceda por la Paz, en el Mundo. Tu hermano en la fe: José Manuel.