Impresiona la fe de esta mujer fenicia, pagana, como le impresionó al Señor Jesús. Ella comprende la respuesta de Jesús, que ha venido en primer lugar para los hijos de Israel… La apertura a los paganos, como veíamos ayer, corresponderá más bien a la Iglesia un poco más tarde. Su respuesta parece que Jesús no la esperaba: quizá pensó que ella veía en él un curandero, alguien con esa fama de poder sanar a los enfermos nada más, pero ve que no es así, que ella cree más allá de eso.
Lo primero que el evangelio de hoy nos enseña es que la fe está unida a la humildad. Si vamos con exigencias, seguramente Dios no nos hará caso. Es verdad que los cristianos, por el bautismo, somos propiamente hijos, no «perritos»; pero del mismo modo que un hijo no puede ir con exigencias a su padre, pues debe respetar su papel de tal, igual o, mejor, más aún nosotros con nuestro Padre. Si acudimos a Él con humildad, Él nos escucha. Pero no solo es necesaria la humildad, también la fe.
Una segunda enseñanza puede ser que los que creemos que son paganos, no creyentes, nos pueden enseñar cosas. Tengamos los ojos abiertos y podremos sorprendernos, como se sorprendió el Señor. Quitémonos prejuicios. Porque Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de las piedras.
Gloria a ti Señor Jesús
Querido hermano:
Jesús actúa en nuestra vida cuando nuestra relación con Él nace de la confianza. Algunos piensan que su estatus eclesial, sus méritos, sus diplomas, su posición, su buena conducta, obliga de alguna manera a que Dios actúe en su favor. Eso es manipulación espiritual, chantaje.
Sin embargo, vemos que lo realmente importante, y donde Jesús es vulnerable, es en la fe de quien se acerca a Él desde una confianza filial. Cada uno de nosotros somos milagros del amor misericordioso de Dios.
Dile, también hoy, a Dios: «Yo, Señor, soy un milagro de tu bondad, de tu sabiduría, de tu amor todopoderoso. Pues, Tú me llamaste del no-ser al ser, me has conservado hasta ahora en la existencia».
No dejes de insistir a Dios, hazte un poco pesado si fuera necesario. Y no olvides que la gracia que le pides a Dios, no actúa sobre ti sino contigo.
Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen María. Pide que interceda por la Paz, en el Mundo. Por las victimas de los terremotos en Turquía, y Siria , oremos por ellos y por sus familiares: Tu hermano en la fe: José Manuel.