Reconozco que cuando alguien no tiene defectos y no se llama Nuestro Señor Jesucristo ni María santísima…, me da un poco de miedo. Somos criaturas a medio terminar, pues nuestra plenitud será cuando estemos frente a Cristo, amando con toda la capacidad de nuestro corazón. Y mientras tanto caminamos hacia esa plenitud, con tropiezos y caídas y, por la Gracia de Dios, levantándonos siempre.
«No volveré a maldecir el suelo a causa del hombre, porque la tendencia del corazón humano es mala desde la juventud. No volveré a destruir a los vivientes como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche». (Un aviso a los del cambo climático, je). Dios no quiere volver a destruir su creación, comprende la maldad del corazón del hombre y la sana.
“Le trajeron a un ciego, pidiéndole que lo tocase.
Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en lo ojos, le impuso las manos y le preguntó:
«¿Ves algo?».
Levantando lo ojos dijo:
«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.”
Un poco de barro para nuestro barro y Dios va completando su obra. Deja que Dios termine su obra en ti y, aunque en ocasiones no veas claro, no te preocupes, sabe lo que hace. Vale la pena ir con Cristo, vivir en Gracia.
Santa maría es el molde perfecto de lo que Dios quiere hacer en nosotros, no te alejes de ella tampoco.
Querido hermano:
Hoy, somos invitados a abrirnos a la luz de Cristo para dar fruto en nuestra vida, para eliminar los comportamientos que no son cristianos. Todos nosotros somos cristianos, pero todos nosotros, todos, algunas veces, tenemos comportamientos no cristianos. Comportamientos que son de pecado.
Debemos arrepentirnos de esto. Eliminar estos comportamientos para caminar con decisión por el camino de la santidad que tiene su origen en el bautismo.
También nosotros, en efecto, hemos sido iluminados por Cristo en el bautismo a fin de que, como nos recuerda San Pablo, podamos comportarnos como “hijos de la luz”, con humildad, paciencia, misericordia […].
Abrámonos a la luz del Señor. Él nos espera siempre para hacer que veamos mejor, para darnos más luz, para perdonarnos».
No olvides que la curación, la sanación obrada por Dios, es un proceso. No es algo mágico. Para que Dios intervenga con su sanidad en nuestra vida, Él nos pide docilidad, confianza y fidelidad: saber esperar el tiempo de Dios.
«Ante nuestras cegueras y mediocridades es, ciertamente, una gracia grande cuando nos da Dios su luz para conocer nuestra miseria. Es señal de conversión interior. El que se conoce bien, no se enfada cuando ve que le tienen y le tratan por lo que es, pues ha recibido esa luz que le ha dejado libre de su ceguera».
Pídele al Señor el ver con claridad. Reza el Santo Rosario cada día junto a la Virgen María. Pide que interceda por la Paz, en el Mundo. Por las víctimas de los terremotos en Turquía, y Siria, oremos por ellos y por sus familiares: Sigamos unidos en oración por el bien del mundo entero. Tu hermano en la fe: José Manuel.
UN TIP»Q SE TE NOTE LA GRACIA!!! NO LA GRASA??? «JAJA…